Carnavales en San Juan, época de fiesta y diversión

San Juan
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Cuando se habla de carnaval, inmediatamente viene a la memoria los feriados y las fiestas, en las comparsas, en la murga y elección de reinas. Estos en San Juan conformaron en su momento un fiel reflejo de un pueblo que priorizó la familia, los amigos y los buenos hábitos de unidad.






En la Argentina esta celebración ha ocupado un lugar importante en el marco de las festividades y galas en la época estival. Están los encuentros barriales con murgas y corsos, los carnavales del noreste, con comparsas y carrozas, y los del noroeste, con raíces andinas.

En el caso de la provincia de San Juan, el carnaval local tiene su origen religioso que supo tener mucho arraigo en los habitantes. Desde los tiempos coloniales hay relatos que hablan de “mascaradas” y murgas en las calles sanjuaninas, así como de la costumbre de chayar.

No estaba reducido a un grupo social o etario, sino que era una fiesta de todos. Las familias completas participaban del corso y los bailes, y el clima festivo se vivía en todas partes.

El carnaval sanjuanino tuvo como época de gran esplendor los comienzos del siglo XX. Además de los desfiles públicos en lo que había una concurrencia prácticamente masiva, se realizaban grandes bailes en instituciones sociales de relevancia en la provincia, como en el Sirio Libanés, la Casa España, el Club San Martín y el Círculo Andaluz.

El encanto y la gran convocatoria que producía estas festividades se pueden testificar en las crónicas que retrataban los diarios de las décadas del ‘20 y del ’30. Incluso con fotos de las parejas de baile y las “mascaritas” que habían asistido.

En el caso las celebraciones barriales, los vecinos se reunían en casas para hacer sus propias fiestas en donde la tradicional chaya era incluida y era el momento más esperado tanto por los niños como los adultos. En estos tiempos, era costumbre realizar las chayas con agua perfumada o con ramas de albahaca que salpicaban.

En los años ‘70 el carnaval constituía una fiesta esperada por muchos sanjuaninos. Los corzos en las calles congregaban multitudes y las chayas, especialmente en horas de la siesta, se reproducían en todos los barrios. Quizás en esta década los corsos más recordados son los que se realizaban sobre la avenida José Ignacio De la Roza, en donde transitaban carruajes humorísticos con sus respectivas comparsas.

Ya en estos años el tradicional pomo con agua perfumada y las ramas de albahaca habían sido reemplazados por el baldazo con agua sucia o las ya no tan populares bombitas. Además, cuando la chaya terminaba, en horario de tarde, comenzaban los preparativos para las fiestas barriales y en clubes en donde los niños eran los que propiciaban los disfraces.

Ya promediando la década del ’70, los carnavales públicos decayeron hasta desaparecer casi por completo. Fue por varias razones, pero la crisis económica que se vivía a nivel país y el proceso militar fueron unos de los puntos principales.

Desde hace ya varios años, el departamento Chimbas realiza su tradicional carnaval como su fiesta institucional, buscando fomentar así al departamento como polo turístico. En este caso, se realiza el corzo con llamativos y coloridos carruajes, acompañados siempre de comparsas, murgas y la elección de la reina.




El carnaval en Argentina: Fiesta, juegos y desenfreno  

En la Argentina, desde los tiempos de la colonia, la celebración de los carnavales era un acontecimiento que causaba un fervor popular. Eran momentos que muchos historiadores describen como de juegos y desenfreno.

Sin embargo, pese a que era una celebración en la que participaban grandes y niños, hubo detractores, como fue el párroco de la iglesia de San Francisco que en 1773 consideró que el baile de máscaras era pecaminoso y dictaminó que debía negárseles la absolución sacramental a todos aquellos que asistían a la fiesta de carnaval.

Ya corriendo el siglo XIX, a los tradicionales bailes y “mascaradas”, se le sumó el juego con el agua y huevos de gallinas o de avestruz, que en ocasiones eran arrojados cocidos, lo que provocaban que algunos se lesionaran. En 1820, los juegos en carnaval tuvieron como resultado tantos heridos, que motivó serias advertencias policiales.




Para evitar los desbordes, Rosas dispuso en 1836 que el carnaval se realizara con las puertas de las casas cerradas. Pero la medida no obtuvo los efectos deseados, y en 1844, Rosas prohibió el carnaval en todas sus manifestaciones.

Este decreto de Rosas generó una contrariedad en Sarmiento, quién publicó un artículo en El Mercurio, donde recuerda en forma nostálgica cómo fueron los carnavales de su infancia en San Juan. "¿Quién ha olvidado aquella alegría infantil en que haciendo a un lado la máscara que las conveniencias sociales nos fuerzan a llevar en el largo transcurso de un año mortal, se abandonan a las inocentes libertades del Carnaval? ¡Oh, felices tiempos de nuestros padres! Había tres días al año en que todo el mustio aparato de la terca etiqueta y gravedad española, cedían a impulsos de torrentes de agua que en todas direcciones se cruzaban, y que servían para ablandar los corazones de las esquivas y desdeñosas beldades. ¡Días de verdadera igualdad y fraternidad, en que no había puerta cerrada, ni necesidad de más títulos ni pasaportes para presentarse en una casa, que la provisión de agua ligeramente saturada de colonia o lavanda, y en los que le daban la bienvenida con un duraznazo o un jarro de agua!".

Transcurrido varios años desde su prohibición, en 1869 Sarmiento, durante su presidencia restablece la celebración de esta festividad popular, de las que participaba él personalmente. Desde ese momento, volvió a ser una práctica que convocaba al disfrute multitudinario, no estaba establecido en el calendario oficial de la Argentina.

En 1956 los feriados institucionales fueron establecidos y se consideró como fiesta nacional. Se celebraron así durante 20 años consecutivas, hasta el año 1976 cuando fue eliminado del calendario nacional de feriados. No obstante, las celebraciones siguieron teniendo un lugar importante en las familias argentinas.
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