Los nuevos galanes argentinos

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Esteban Lamote
Esteban Lamote
Esteban Lamothe se afirma en las novelas del 13 tras varios éxitos. Empezó con papeles pequeños en "Sos mi hombre", después fue el contrincante de Facundo Arana en "Farsantes" y ahora se establece como uno de los protagonistas masculinos de "Guapas". Conocelo a fondo en esta nota.

Galanazo. La nueva estrella del 13 sigue su camino ascendente novela tras novela.

 

Atiende el celular. Es su mujer, Julieta Zylberberg , a la que llama "amor", pero también, casi sin pensar, "boluda". No suena agresivo porque uno sabe que es su latiguillo. También en la televisión le imprime naturalidad a sus parlamentos largando cada tanto un boludo/a y alguna otra frase del folklore local como "me tenés los huevos al plato" -o su derivado más cómico "como dos melones"-. Esteban Lamothe es un chico de pueblo y no lo piensa disimular, ni le conviene. Su ser del interior lo convirtió en el protagonista de El estudiante, la elogiada película de Santiago Mitre que cosechó premios a nivel internacional y lo catapultó desde el circuito independiente a la fama televisiva. Hoy ya es una víctima del sistema: hasta las cinco de la tarde, no tiene ni idea de cómo será el día siguiente. Si tendrá que trabajar o no, si puede quedar con amigos para almorzar o cenar, si puede ir al teatro o al cine. Otros -la producción de Pol-ka, en este momento- llevan su agenda, pero él no se preocupa. "No salgo mucho, soy muy tranquilo", dice. Mientras muchos actores reniegan de los gajes del oficio de galán televisivo, él los acepta e incluso los celebra: contesta a sus fans por Twitter, se saca fotos si se lo piden –"tampoco me piden tanto, no creas", aclara- y no teme sentarse a un café con Personajes.tv para charlar de todo.

 

Viene de una seguidilla de sucesos: Sos mi hombre (2012), Farsantes (2013) y ahora, Guapas. Todos sus personajes pegaron en los televidentes, generaron identificación. Gusta. A él le cuesta verse como galán básicamente porque sabe que no es el clásico carilindo, pero se deja llevar.

-Eso es algo que definen los autores. Si ellos te ponen de héroe no importa si sos lindo, feo, alto, flaco… Si construyen una realidad en que vos sos un chabón que es un galán... Cualquiera de nosotros puede ser deseado y hermoso según lo que digan los autores.

-¿Y cómo te llevás con esa faceta? Hasta ahora venías siendo el antihéroe. Pero con Pablo [su papel en Guapas], sos el príncipe azul…

-Me da risa. Como este es bueno y sufre por amor, las chicas lo aman. Es gracioso. Ahora me escriben más las adolescentes y a mí me parece increíble.

- ¿Cómo empezó tu historia de amor con Julieta?

-Nos presentó un amigo en común. Yo la quería conocer entonces organizó un asado con amigos y nos invitó a los dos. Ahí fue súper incómodo. Después nos fuimos juntos y ya en el taxi nos matamos.

- Y no se separaron más…

-No, al poco tiempo ya estábamos viviendo juntos.

-¿Cómo cambió su rutina desde la llegada de Luis Ernesto [el hijo de ambos, de un año y medio]?

-Los primeros meses, la única preocupación era que durmiera. Ahora estamos un poco más relajados, tenemos una chica que nos ayuda, que es lo más, pero la realidad es que no salimos mucho. No tenemos tiempo.

-Desde que estás en televisión tu perfil subió mucho, ¿cómo te llevás con la fama y la popularidad?

-Es lo que menos disfruto. Me gusta si voy caminando por la calle, que la gente me salude y me felicite, porque a cualquiera le gusta que lo feliciten por su trabajo. Pero no es lo que más me llena. Tampoco es que salgo tanto. Si vas a un boliche, te pasa más seguido… Pero yo nunca fui a esos lugares. No salgo casi. A lo sumo en un restaurante alguien te pide una foto.

-¿Cómo te reciben cuando vas a tu pueblo [es de Florentino Ameghino] después de la popularidad que adquiriste? ¿Van a ver tus películas?

- Es re tranquilo. Me conocen desde chico así que no es como la gran cosa… Ya me vieron hacer todas ahí… Me miran y ya saben…"te conozco, mascarita". Fue muy gracioso cuando pasamos El estudiante allá, y mi personaje se acuesta con todas. Al final la gente aplaudía en las escenas de sexo.

-¿Sos el héroe de Ameghino?

- Nooo. [Risas] Ni en pedo me pasa que me estén siguiendo ni nada. Hay un jugador de ping pong de Ameghino que fue a lo de Susana. Yo todavía no llegué ahí [risas].

-¿Qué cosas te pesan a la hora de aceptar un rol?

-Todo. El director, el guión, los compañeros. Pol-ka , pesa. Después, pesa el hijo, el cansancio, la calidad de los proyectos. Julio Chávez… un proyecto en el que está él siempre está bueno. Hasta ahora la vengo pegando, tuve compañeros muy generosos, me divertí mucho. La consideración que me tiene Adrián Suar también pesa… ahí me cuidaron desde el comienzo.

-¿En qué sentido te cuidaron?

-No me largaron a la cancha de una. Cuando me llamaron para Sos mi hombre, yo nunca había hecho televisión. Fuimos probando. Empecé con un papel muy chiquito que fue creciendo. De alguna manera siento que estoy en manos de gente que me cuida.

-¿Cómo te afectaron a vos las internas en el elenco de Farsantes?

-Yo grabé la novela con un bebito. No tuve problemas con nadie. Lo vi totalmente ajeno. No hubo problemas mayores que en otros trabajos solo que como son famosos toma otro relieve. Puede no haber afinidades, pero se agrandó mucho más de lo que era. Y bueno, era un experimento era gente muy distinta. "Puede fallar", diría Tusam.

-¿Y la salida de Facundo Arana?

-Eso fue una lástima. Porque el programa estaba bueno y yo creo que si Facundo se quedaba hubiera estado mejor. Porque la novela lo requería, era el héroe, el galán. Hasta 15 días antes de que termine la novela no sabíamos qué iba a pasar.

El triángulo amoroso conformado por los personajes de Siciliani, Lamothe y Arana quedó con final abierto en Farsantes tras la salida de Facundo.

-Tu personaje mutó mucho a partir de su salida. ¿Te molestó eso?

- Para mí hay que pensar más en la novela y en los compañeros. Yo entiendo que estoy tres o cuatro escalones debajo de Facundo en términos de fama, me tengo que adaptar. Pero no dejaba de ser una cagada porque yo no podía saber qué iba a pasar con mi personaje. Pero algo de eso también me divertía. No sabía, y dije 'bueno, vamos'. No sabía si me quedaba con ella [el personaje de Griselda Siciliani] o no. Con Griselda lo íbamos viendo día a día. La llevé bien, no lo sufrí para nada. Entiendo que él tendrá sus razones. Es una decisión grande y sabés que va a tomar una dimensión enorme en el público. Yo no soy espectador de televisión pero me doy cuenta que era un producto de la concha de la lora. Bajó el rating... El puterío le terminó ganando a la novela. Ojo, también entiendo que cuando una persona está mal, desconozco lo que le pasaba a él, pero si le hacía mal... No sé nunca lo hablé, aunque yo tenía re buena onda con él.

-La novela detrás de la telenovela que se armó atrapó mucho también a la gente. Todos querían saber qué pasaba ahí...

-La gente se apropia mucho de la vida de los actores. Están comiendo y vos estás ahí, en la tele. Mezclan un poco... se corren los límites.

-¿Te preocupa que se hable de vos, de tu vida privada?

-No, pero porque creo que no soy un territorio fértil para los chismes [risas].

-¿Tenés amigos en el medio? ¿Quiénes son?

-Con Joaquín [Furriel, con quien hizo Sos mi hombre] sigo en contacto, a veces vamos a ver peleas juntos, con Luciano Castro [a quien conoce también de Sos mi hombre] me llevo increíble. Con Griselda me sigo mandando mensajitos. Encontré gente que me trató con un cariño espectacular. Con Isabel [Macedo, su pareja en Guapas] ahora re buena onda. Lo importante es cómo te tratan. Gente buena y gente mala hay en todos lados. Es verdad que hay un paradigma de que en la tele son todos buitres que te quieren pasar por encima. Yo encontré buenos compañeros, por suerte.

 

Fuente: La Nación
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