Luces y sombras a 25 años de la reunificación de Alemania

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muro de berlin
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Hoy se cumplen 25 años de la reunificación de Alemania, uno de los episodios más impactantes del siglo XX. Pese a sus avances, el país aún presenta un muro invisible sin derribar entre el este y el oeste, en que los antiguos estados orientales siguen siendo más pobres, con mayor desempleo y la población más longeva.




 

La caída del muro de Berlín, un episodio cardinal del siglo XX.

Consecuencia directa del fin de la Segunda Guerra Mundial y de la puja posterior entre los bloques liderados por Estados Unidos y la ex Unión Soviética (URSS), durante cuatro décadas el país estuvo dividido en dos Alemanias, la República Federal (RFA) y la República Democrática (RDA).

"Al que llega tarde, la vida lo castiga". La frase sonó inmisericorde en los veteranos oídos de Erich Honecker, entonces mandamás de la RDA, pronunciada por un decidido Mijail Gorbachov, a su vez líder de la ex URSS.

Éste le respondió así, durante un acto el 7 de octubre de 1989 en Berlín Este por el 40° aniversario de la creación de la zona oriental, a su exabrupto de que "el Muro durará 100 años más". Un mes después, el 9 de noviembre, se inició el derrumbe y comenzó a escribirse otra historia.

El gran mérito del ex canciller federal Helmut Kohl fue el de "atrapar en el aire", como se dijo entonces, la caída del régimen en la RDA, e iniciar -aunque a marcha forzada- la reunificación de las dos Alemania. Algo que ni los propios alemanes creían que fuera posible alguna vez.

"Se fusionaban dos países totalmente distintos, entonces había que equilibrarlos, y de ahí viene la decisión política: ¿por dónde empezamos? Y Khol decidió equilibrar al principio desde el bolsillo", destacó el especialista en comunicación política Franco Delle Donne, argentino residente en Berlín.

"Esto significó que los Land (provincias) de la vieja RFA tuvieron un costo económico fenomenal para levantar a la ex RDA, que estaba en la quiebra en todo sentido, con miles de fábricas ineficientes, obsoletas, muchas de las cuales fueron cerradas", agregó.

En este sentido, datos oficiales del gobierno alemán indican que de 1990 a 1994 los nuevos Estados federados recibieron 82.000 millones de euros del Fondo de la Unidad Alemana. De 1995 a 2004, en el marco del denominado Pacto Solidario I, fluyeron 20.600 millones de euros anuales. Actualmente, y hasta el 2019, el Pacto Solidario II fijó un volumen total para el período de 156.000 millones de euros.

Para Delle Donne siguen persistiendo desigualdades entre los antiguos estados que "no se redujeron en la medida deseada, por ejemplo en la escala salarial, muy marcada en el rubro de la medicina, donde muchos profesionales se marcharon al Oeste porque se ganaba mucho mejor".

Inversamente, muchos alemanes del oeste que necesitaban realizar inversiones "lo hicieron en el Este con la esperanza de que con el tiempo esa Alemania y esa inversión creciera. Varios lo lograron. En el rubro inmobiliario, por ejemplo, mucha gente compró departamentos en Berlín, y ahora son millonarios", destacó.

Un reflejo de esto es que en todas las encuestas y estudios de variables económicas o del humor social, incluso en medio de campañas políticas, tanto oficiales como privados, se mide aún si hay diferencias entre Este y Oeste, y se observan diferencias de comportamiento electoral en relación a la situación laboral-salarial y también del consumo.

"Lo que se escucha mucho desde hace unos años en el discurso de los políticos e incluso en la cultura popular, es el tema de 'cuándo va a empezar el Este a devolver lo que le dimos. Las calles de Baviera (oeste) están todas rotas y son mejores las calles de allá (el Este). Nosotros les pagamos para que tengan mejores calles', afirmó el especialista argentino.

El año pasado hubo elecciones en Sajonia, en el este, donde gobierna la CDU (Unión Cristiano Demócrata, de la canciller Angela Merkel) y donde la base del discurso político de campaña fue 'a nosotros nos va tan bien que somos como un Land del Oeste'.

O sea que el mensaje implícito era 'nosotros somos el oeste en el este, si querés seguir viviendo como allá votame a mí'.

En ese marco de crisis, dificultades y armonías, un reciente informe de la Oficina Federal de Estadística alemana refirió que las diferencias entre las zonas Este y Oeste persisten, aunque se han dado pasos "gigantes" hacia una convergencia.

En tal sentido, el especialista señaló que las fronteras económicas permanecen con "claras diferencias regionales": la renta per cápita en los estados orientales se situaba, para el bienio 2012/2013, entre los 22.800 y los 24.200 euros, mientras que en los occidentales trepaba a los 33.400 euros.

En cuanto al desempleo, el informe oficial destaca que luego de superar en el Este el 18% en los primeros años después de la reunificación, bajó hasta el 9,8%, aún lejos del 5,9% que se registra en los estados del oeste.

A todo esto, en su informe anual sobre el Estado de la Unidad Alemana 2014, el Gobierno Federal reveló que el Producto Bruto Interno (PBI) de la parte oriental germana se duplicó desde 1992, pero que no obstante, el PBI per cápita en los nuevos Estados federados era, al momento de culminar la investigación, de algo más de un 30% menor que en el área occidental.

En cuanto a la tasa de nacimientos, se derrumbó a la mitad siendo la principal consecuencia el envejecimiento de la población del Este: los mayores de 64 años trepan ya al 24% de la población, 10 puntos más que antes de la reunificación y cuatro por arriba de la tasa occidental.

"El valor más importante que tiene para los alemanes la reunificación es el emocional, más allá de lo económico o lo geopolítico", subrayó por su parte Delle Donne.

"Muchos se preguntan '¿quién soy, adónde voy?' Una parte de la población que odiaba al régimen se sintió liberada. Otra parte tiene una especie de nostalgia por el Este y observa que en otra época había más solidaridad, no tanto individualismo, ese trabajar para todos y no para uno mismo", puntualizó.

Fuente: Telam
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