Balance: el primer mes de Windows 10

Tecno
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Un experto analiza el funcionamiento de la nueva versión del sistema operativo de Microsoften sus primeros 30 días de haberse lanzado al mercado.




 



Hace unos 25 años que vengo reseñando sistemas operativos, y siempre tengo la misma sensación. Es como visitar por primera vez, digamos, Venecia, y luego de un mes pretender que podés juzgar Venecia.

No, no podés.

El software que hace funcionar una computadora (o, para el caso, la mayoría de los dispositivos digitales) es igual de complejo y amplio, por momentos caprichoso, de arquitectura aluvial, con callejones oscuros y bulevares soleados. Muchas ciudades se parecen, como se parecen entre sí los diferentes Windows, los Linux y los Mac OS X. Pero a veces los parentescos se entrecruzan, se bifurcan, incluso algunas dinastías desaparecen, como ocurrió con Windows 95 en 2001. Al final, cada ciudad es diferente y única.

Como no podía ser de otro modo, pues, esta reseña deja de lado varios asuntos. En particular, la privacidad, que con Windows 10 se ha convertido en tema de intenso debate y que analizaré en otra columna. Lo que sigue intenta responder dos preguntas: qué tal es Windows 10 y en qué casos vale la pena actualizar. Para completar esta reseña y ofrecer la mirada más objetiva posible, tu comentarios sobre la experiencia que tuviste con el 10 pueden ser de una gran ayuda.

CHAU, CHARM

Windows 10 tiene mucho de sus antecesores, el 8 y el 8.1. La estética es muy parecida, sólo que todavía más fea y como sin terminar. Y no son remilgos míos. Una de las primeras actualizaciones de Firefox, luego del lanzamiento del 10, cambió el color de la barra de título para que se diferenciara del resto de la ventana. Un alivio, porque en Windows 10 nunca se sabe si vas a arrastrar la ventana o abrir un menú. A esta altura esto ya debería ser asunto resuelto (lo es, en todos los demás sistemas operativos).

Como contrapartida de su diseño visual tosco, el nuevo Windows se ha sacado de encima esa abominación llamada Charm. Para los que tuvieron que sufrirlo, la sola mención de su nombre produce escalofríos. Para los afortunados que no, una breve descripción: Charm fue introducido con Windows 8 y era una barra vertical de más o menos un quinto del ancho de la pantalla que aparecía a la derecha toda vez que cometíamos el error de acercar el puntero por el borde y las esquinas correspondientes. Creo que es la cosa más molesta e inútil que he visto en una interfaz en mi vida.

En lugar del nefasto Charm, Microsoft incorporó una cómoda, razonable y muy útil área de notificaciones. Funciona igual de bien en tablets y en computadoras de escritorio. Parece que esta vez llamaron a alguien que en lugar de tratar de parecerse a Apple y a Android se puso a pensar con su propia cabeza.

HOLA (DE NUEVO), INICIO

En general toda la base de la pantalla está mucho mejor que en 8 y 8.1. El área de notificaciones y la bandeja de sistema (ahí donde está el reloj) son más claras y concisas. ¿Y a quién tenemos en el otro extremo? ¡Sí! ¡Mister Start Button is back! Lo pedía el público, y lo pedía con un ánimo cada vez más exigente. Amenazante, diría.

Hablando en serio, fue un craso error de parte de Microsoft el eliminar uno de sus dos mejores inventos en términos de interfaces gráficas (el otro fue el de navegar por los documentos con la ruedita del mouse, aunque ésta no fue pergeñada en Redmond). Fue sensato, por lo tanto, que restauraran el botón Inicio. Sólo que ya no es el que conocíamos. A mi juicio, es mejor.

Se divide, grosso modo, en 3 áreas. La lista de las aplicaciones más usadas y las agregadas recientemente, arriba a la izquierda, y, debajo, los botones para el Explorador de archivos, la Configuración (no, no es el Panel de control, ya llegaré a eso), el inicio y apagado (que no incluye el bloquear la sesión) y la lista de todas las aplicaciones, ordenadas alfabéticamente. A la derecha hay un sector de baldosas, algunas activas y otras no. Es decir, es el menú Inicio más la pantalla de inicio de Windows 8, todo en uno.

Las baldosas pueden cambiarse de tamaño (hay 4 opciones) y activarse o desactivarse. Asimismo, es posible anclar y desanclar cualquier app para tablet o de Escritorio. El nuevo menú Inicio puede mostrar más componentes, al estilo XP o 7, que se activan desde Inicio> Configuración> Personalización> Inicio> Elegir qué carpetas aparecen en el Inicio.

DOBLE PERSONALIDAD

El nuevo menú me gustó de entrada, aunque entiendo que es un asunto opinable. En todo caso, la buena noticia es que está de regreso y ya no tendremos que hacer un curso de topología algebraica para encontrar un documento, un programa o una función. La mala es que Microsoft persiste en imprimirle a Windows una doble personalidad. Así, para bloquear la pantalla hay que hacer clic sobre la foto de nuestra cuenta, lo que despliega un menú, mientras que para suspender, apagar o reiniciar hay que presionar sobre el botón antes mencionado. En Windows 7, que fue un ejemplo de interfaz bien diseñada, estaba todo en el mismo lugar. Por fortuna, el atajo Windows+L (por Lock screen) sigue vigente.

Además, y como adelanté, la Configuración no es el Panel de Control, que sin embargo sigue existiendo. No es que uno sea mejor que el otro, sino que al final hacen lo mismo, pero con diferentes fachadas. Configuración termina, en más de una ocasión, abriendo cuadros de diálogo propios del antiguo Panel de control; al instalar una impresora, por ejemplo.

En fin, lo vengo diciendo desde hace más de 3 años, cuando salió Windows 8: la experiencia de la pantalla táctil es tan diferente de la del teclado y el mouse que intentar unificar ambas se parece a combinar los controles del transbordador espacial con los de un bote de remo. Confunde, desconcierta y cansa.

Con todo, hay aquí también un avance, porque Microsoft buscó ubicar la interfaz un poco en el medio de ambas experiencias. Así, las apps móviles son capaces de funcionar ahora dentro de una ventana, cuando el sistema está en modo computadora. No es que no vea la ironía en esto, pero es mejor que lo que ocurría antes, cuando de pronto todo tu LED de 24 pulgadas quedaba ocupado por una gran baldosa con el mensaje: "Muy nublado".

BUSCAR, ENCONTRAR, ETCÉTERA

También volvió la cajita de búsqueda, que ahora está casada con Cortana, el aclamado asistente controlado por voz de Microsoft (todavía no disponible en la Argentina). Lamentablemente, el tradicional atajo Windows+F fue dado de baja; ahora es Windows+S. ¿En serio, Microsoft? ¿Ganábamos algo cambiando un atajo que no sólo está libre en Windows 10, que no sólo veníamos usando desde hace décadas, sino que es el mismo que usamos en los navegadores?

Bueno, recuerden: ahora, en una PC, para buscar algo hay que apretar la tecla con el logo de Windows en combinación con la S. Excepto que se propongan buscar dentro de una carpeta, en cuyo caso debe usarse Ctrl+F.

VAYA NOVEDAD

Por último, el nuevo Windows da soporte a múltiples Escritorios. Es una implementación demasiado básica (en comparación, por ejemplo, con Virtual Dimension, un software libre de 2003) de una función que ha estado en los otros sistemas operativos desde hace muchísimo tiempo. Apareció por primera vez en las Amiga (1985), y luego le siguieron X Window (1990), OS/2 Warp (1996) y Mac OS X 10.5 (2007). O sea, bienvenido al club, Microsoft, pero no hay ninguna gran novedad aquí. Así que vamos a lo que importa. Atajos para los Escritorios múltiples:

Windows+Ctrl+D: crea un nuevo espacio de trabajo

Windows+Ctrl+Flecha de cursor a la izquierda: ir al escritorio a la izquierda

Windows+Ctrl+Flecha de cursor a la derecha: ir al escritorio a la derecha

Windows+Ctrl+F4: eliminar el espacio de trabajo actual

Existen dos problemas con la implementación de los Escritorios múltiples en Windows 10. Primero, al navegar entre las áreas de trabajo, la aplicación que veníamos usando (por ejemplo, este procesador de texto) pierde el foco; hay que corregir eso. Segundo, la navegación no es circular, así que si tenemos 4 escritorios (que es lo típico), y estamos en el 4, habrá que pasar por el 3 y el 2 antes de llegar al 1.

NINGÚN SECRETO

Con Windows 8.1 Microsoft introdujo un menú (Windows +X) para mitigar la falta de Inicio; fue un parche, pero, curiosamente, no lo han sacado de Windows 10 y viene a sumar una tercera forma de acceder a las funciones básicas del sistema. Así que no hay tal cosa como un "menú secreto", como vi publicado en alguna parte.

APPS PREINSTALADAS

Windows 10 viene con varias aplicaciones móviles preinstaladas; constituyen una de sus principales fallas. Todas ellas están por debajo del estándar al que estábamos habituados o a los de su competencia.

La app Correo, por ejemplo, no permite crear carpetas; hay que ir a la Web para conseguir eso.

El Calendario no admite arrastrar una cita a otro día o a otro horario, algo que podemos hacer en el celular desde hace rato.

En los Mapas, por su parte, las búsquedas no son inteligentes ni consistentes, y la fotografía satelital está bastante atrasada, al menos en ciertos casos que pude comprobar fehacientemente. Considerando que tiene enfrente a Google, Apple y Nokia (con su Here, ahora en manos de un grupo de automotrices), Microsoft debería haber apostado más fuerte en este terreno.

El navegador Edge, que reemplaza al Internet Explorer, está muy bien, pero no me sedujo lo bastante para dejar Firefox.

Varias de estas apps (Correo, Calendario, OneDrive) sólo funcionan si usamos una cuenta de Microsoft para entrar en el sistema.

Cortana, como dije, no está todavía disponible en la Argentina, así que todo lo que puedo decir es que ha recibido muy buenas críticas. Sería la excepción a la regla. Ojalá.

La otra excepción fue 3D Builder, una app para impresoras 3D. Bien ahí.

Ah, y volvió el Solitario.

¿INSTALACIÓN DE CERO O ACTUALIZACIÓN?

Se podrían decir muchas más cosas sobre la interfaz, pero esto es lo más importante, a mi juicio. Ahora, ¿cómo se portó durante este mes?

La instalación sobre un Windows 8.1 me dio varios dolores de cabeza, hasta que se me ocurrió crear una cuenta de usuario nueva. Esto resolvió la mayoría de los problemas, y el 10 se mostró a partir de entonces todo lo estable que puede esperarse de un sistema operativo moderno. Hubo que reiniciar en varias ocasiones para instalar actualizaciones, pero fuera de eso estuvo andando día y noche sin sorpresas ni cuelgues durante los últimos 30 días. O sea que bien.

Sin embargo, al arrancar, esta computadora se queda ahora con la pantalla negra, sin hacer nada, catatónica durante 3 minutos y 20 segundos. Eso es una enormidad de tiempo que puede haberle hecho pensar a más de una persona que la instalación había fallado. Reiniciar no haría sino empeorar las cosas y al final todo colapsaría.

Siguiendo un antiguo consejo de la computación, fui paciente y luego de (insisto) muchísimo tiempo, el 10 terminó de cargar. Fueron los 3 minutos más largos del lustro. Por supuesto, esto no está bien, y estoy seguro de que tiene que ver con la acumulación de código que esta máquina ha experimentado. Primero tuvo un 7, que actualicé a 8 y a 8.1 y sobre esa montaña de software se erigió el 10.

Como han experimentado algunos de los lectores que, gentilmente, me enviaron sus experiencias, la instalación desde cero en una notebook se completó en 15 minutos y arrancó en un suspiro. Volveré en un rato sobre este tema.

RENDIMIENTO

Con lo básico, consume algo más de 1 GB de RAM. Es decir, está en línea con el 8 y el 7. El sistema es muy ágil, aunque a veces sigue teniendo algunos tropiezos (inexplicables) al abrir carpetas con muchos documentos de diferentes clases, algo que también acontecía con Windows 8 y que, de nuevo, a estas alturas ya deberíamos tener resuelto.

Windows 10 estrena un mecanismo para bajar actualizaciones al estilo BitTorrent, que, según me escribieron algunos lectores, puede robar mucho ancho de banda. En mi caso, no noté cambios en las tasas de transferencia. Por si acaso, la forma de desactivar este mecanismo, llamado Windows Update Delivery Optimisation, es por medio de Configuración> Actualización y seguridad> Windows Update> Opciones avanzadas> Elegir cómo se entregan las actualizaciones, y mover el deslizador a Desactivado.

COMPATIBILIDAD

No tuve problemas con ninguno de los programas que uso a diario (LibreOffice, Firefox, XNView, MusicBee, Dropbox, Google Earth y demás), excepto VirtualBox, que todavía no está oficialmente soportada para Windows 10. Ahí hube de instalar una versión de prueba, para que anduvieran las máquinas virtuales. También, según supe, por la consulta de un lector, hay algunos problemas con la Adobe CS6, aunque no parecen ser significativos. Por lo tanto, es prudente averiguar, antes de actualizar al 10, si el software que usás para trabajar anda bien en este nuevo sistema. Lo mismo ocurre con periféricos algo añejos. Recibí también un par de consultas al respecto.

Las notebooks representan un caso aparte, porque suelen tener drivers específicos. Sony, por ejemplo, pidió a sus usuarios que no instalen el 10 hasta que tengan listos los controladores de dispositivos correspondientes, que todavía se encuentran probando. Con cualquier notebook, en rigor, sería prudente comunicarse primero con el soporte técnico del fabricante antes de lanzarse a instalar Windows 10.

¿Y con las desktop? Tengo testimonios de todos los colores, lo que no es exactamente una buena noticia. Una de las cosas que podía decirse de las anteriores versiones de Windows es que era raro que te dejaran de a pie. En el caso del 10, hay desde experiencias límpidas hasta máquinas que se niegan a iniciarse (con o sin pantalla azul) luego de la instalación o luego de alguna de las varias actualizaciones que ya aparecieron desde el lanzamiento. Entiendo que son casos aislados, pero nadie quiere que le ocurra, especialmente con una máquina de producción.

No hay una catástrofe generalizada, favor de anotar. El problema es que si justo tu equipo es uno de esos que se niega a andar con el 10, las estadísticas te van a importar bastante poco. De verdad, no quiero meter miedo con esto. Instalé el 10 en mi máquina de producción y todo salió (más o menos) bien. Pero lo hice porque es mi trabajo. Dadas las consultas que he recibido, esta vez parece necesario tener un poco más de cuidado al actualizar. Sobre todo hay que tomar en consideración que Windows 10 puede llegar a tardar varias horas (horas, sí) en actualizar desde un 7 u 8.1, y hay que evitar la tentación de cortar todo, porque ese remedio puede ser peor que la enfermedad.

Estos son los escenarios y lo que aconsejo hacer en cada uno. Doy por sentado en todos los casos que tenés un backup actualizado de tus archivos.

Tu trabajo depende de una notebook o PC de marca y no tenés muleto. Hablaría con el soporte técnico y, ante la duda, esperaría un poco más.
Tu trabajo depende de PC sin marca y no tenés muleto ni disco de instalación de una versión anterior de Windows. Esperar todavía un poco más. Mi impresión es que el 10 salió bastante crudo -pese a haber sido el Windows con más el mayor programa de pruebas preliminares de la historia, con unos 4 millones de beta testers- y eso se curará con sucesivas actualizaciones.
Tu trabajo depende de PC sin marca y no tenés muleto pero sí disco de instalación de una versión anterior de Windows. Probar y, si todo falla, volvés a instalar el Windows anterior.
Obviamente, con una máquina de muleto todo se simplifica, pero hay que tener presente que en general el equipo de respaldo es menos potente que el principal y no suele estar al día con las actualizaciones. Lo pondré así: no me tiraría a instalar Windows 10 en mi máquina principal, si tuviera una entrega mañana por la mañana.

Lamentablemente, no hay modo de prever cómo va a reaccionar una computadora con el 10. Por lo que he podido leer en los muchos mensajes que me enviaron durante las últimas semanas, la instalación de cero es menos problemática que la actualización desde 7 u 8.1. Eso sí, para conservar la licencia sin cargo hay que primero actualizar el Windows que tenés actualmente y luego hacer la instalación desde cero.

CONCLUSIONES

Windows 10 es gratis, y lo seguirá siendo durante los próximos 11 meses. La pregunta es si, dada esa ventana de oportunidad, vale la pena cambiar el sistema en tu actual computadora con 7 u 8.1, sobre todo si no tenés motivos de queja (aparte del Charm, por supuesto).

Aunque anda bien y promete ser uno de los mejores Windows hasta ahora, creo que no vale la pena jugarse a instalarlo en una máquina de producción en la que todo funciona bien y a la que no le queda mucho tiempo antes de cambiarla por una nueva (que vendrá con el 10). Es preferible que se quede con el 7 (cuyo soporte termina en 2020) o el 8.1 (que termina en 2023).

Si la máquina es nueva y pensás usarla durante los próximos 3 a 5 años, entonces tiene más sentido intentar migrar al 10, siempre que tengas un backup decente y el disco de instalación del sistema que vino con esa máquina (por si acaso).

Tiene sentido, sí, aprovechar la oferta en una computadora que compramos hace poco (típicamente, con Windows 8 u 8.1) y de la que no depende nuestro trabajo cotidiano. Sobre todo si la máquina ofrece nuevas tecnologías a las que el 10 el da soporte, como una cámara para reconocimiento facial.

Cualquiera sea la decisión que tomes, insisto con el consejo que di hace un mes: esperar todo lo posible. Microsoft está corrigiendo las fallas que aparecen ahora que el sistema salió a la cancha y se supone que dentro de unos meses la instalación del 10 será una apuesta más segura.

Fuente: La Nación
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