Francisco pidió respetar a los ancianos y no descartarlos como algo inútil

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"Cuántas veces se descarta a los abuelos con actitudes de abandono que son una verdadera eutanasia escondida", dijo el Sumo Pontífice, durante una celebración en el Vaticano.



El papa Francisco reiteró hoy el valor de los ancianos para la sociedad durante una ceremonia en la Plaza de San Pedro por la denominada "Fiesta de los Abuelos".

La celebración incluyó el testimonio de varias familias, un discurso del papa y una misa. Francisco comenzó agradeció la presencia en la Plaza de San Pedro del papa emérito Benedicto XVI . "He dicho siempre que me gustaba mucho que él habitase aquí, en el Vaticano, porque era como tener al abuelo sabio en casa", manifestó.

Durante la homilía, Francisco insistió en la importancia de los ancianos también para el futuro de la sociedad al recordar el pasaje bíblico del encuentro de la Virgen María y su anciana prima Isabel, que también esperaba un hijo.

"El futuro de un pueblo supone necesariamente este encuentro: los jóvenes dan la fuerza para hacer avanzar al pueblo, y los ancianos robustecen esta fuerza con la memoria y la sabiduría", aseveró.

Francisco explicó, además, "que hay generaciones de jóvenes que, por complejas razones históricas y culturales, viven más intensamente la necesidad de independizarse de sus padres, casi de liberarse del legado de la generación anterior".

"Si no se recupera el encuentro, si no se logra un nuevo equilibrio fecundo entre las generaciones, se llega a un grave empobrecimiento del pueblo, y la libertad que prevalece en la sociedad es una falsa libertad, que casi siempre se convierte en autoritarismo", agregó.

El Sumo Pontífice denunció durante su discurso antes de la misa la situación que viven muchos ancianos, víctimas de lo que él considera "cultura del descarte".

"¡Cuántas veces se descarta a los ancianos con actitudes de abandono que son una verdadera eutanasia escondida!", exclamó el pontífice, quien añadió que esta "cultura de descarte" es fruto "de un sistema económico, en cuyo centro no está la persona humana, sino el dinero".

Francisco también pidió que las residencias para los ancianos, "sean verdaderos hogares y no prisiones" y que "sean para los ancianos y no para los intereses de otras personas".

A los abuelos, recordó, "se les ha confiado una gran tarea: transmitir la experiencia de la vida, la historia de una familia, de una comunidad, de un pueblo; compartir con sencillez una sabiduría, y la misma fe". "Qué suerte estas familias que tienen a los abuelos cerca. Los abuelos son padres dos veces", agregó.
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