Gianinna Maradona se reconoció como "mamá muy permisiva"

Cultura
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En una charla íntima, la hija menor de Diego Maradona y Claudia Villafañe cuenta cómo cría a su heredero.




 





 

Divertidos y felices, Gianinna Maradona (26) y Benjamín Agüero (6) jugaron a ser modelos por un día. Y la pasaron genial. Histriónicos, se disfrazaron, hicieron muecas y actuaron distintas escenas, siempre inspirados en un universo lúdico poblado de personajes infantiles de ficción. Y así posaron para la cámara de Justina Bulbarella, fotógrafa y amiga de Gianinna. ¿Resultado? Unas imágenes llenas de ternura y complicidad, que revelan el momento de plenitud que viven madre e hijo. "Fue idea mía hacer estas fotos. Cuando le dije a Benja, él se copó enseguida. Me animé a hacerlo porque Justina es mi amiga y sabía que nos iba a cuidar. Además, elegí el lugar y la ropa, preparé los distintos looks, pensé en los detalles, fue una experiencia bárbara. La verdad es que la pasamos superbien", contó la hija de Diego Maradona. Y, como toda mamá orgullosa de su heredero, destacó la performance de Benja: "Lo hizo muy bien y, si bien lo encaramos como un juego, él asumió con seriedad su rol de ‘actor’", agregó.

–¿Cuál es el momento del día que más disfrutás con él?

–Cuando lo baño, que es nuestro momento de charla. Lleno la bañadera y conversamos del colegio, de sus amigos, de lo que le gustaría soñar a la noche…. Después lo seco, lo "encremo" todo, le pongo el pijama y lo acuesto. También disfruto el momento de irnos a dormir, porque sigue durmiendo conmigo, y ahí lo abrazo y lo mimo.

–Habitualmente subís a las redes fotos de los dos patinando, haciendo yoga o andando en bicicleta. ¿Qué otras actividades comparten?

–La verdad es que todo. Yo hago yoga dos veces por semana y muchas veces él se entusiasma y hace la clase conmigo. También salimos a correr, a patinar o a andar en bicicleta. Benjamín está conmigo desde que vuelve del colegio hasta que se va a dormir y, como yo no tengo una chica que lo cuide ni nada, compartimos todo.

–¿Nunca tuviste niñera?
–No, nunca. Desde que nació siempre fue conmigo a todos lados. Lo llevé a la cancha a ver al papá con diez días. Benja siempre se portó genial, se bancó los viajes, las mudanzas, todo. Y sigue siendo así.

–¿Sos una mamá permisiva o ponés límites?

–Un poco de todo. Por momentos soy muy permisiva porque mi hijo me puede, pero también le pongo límites. Más que nada porque yo hago todos los días de mamá y papá. En mi casa no hay uno que es el "bueno" y otro que es el "malo", yo soy la "buena" y la "mala", porque el papá está lejos. Entonces a veces es un poco difícil, pero por suerte me tocó un hijo buenísimo. Benja se adapta a todo y la verdad es que me hace las cosas muy fáciles.

–¿Qué características o gestos tuyos reconocés en él?

–Tiene muchos gestos míos y se parece a mí en la forma de hablar, pero también, ahora que está más grande, es una versión mini de su papá. Lo veo igual a él. En lo que sí es igual a mí es en que le cuesta levantarse a la mañana para ir al colegio. Lo cambio dormido, lo bajo a upa y tengo que insistirle para que desayune, porque está como un zombi.

–¿Y que ves de tu propia madre en tu manera de ser mamá?

–Yo le hablo mientras desayuna dormido, y él me mira como diciendo: "Me acabo de despertar, por favor dejá de hablarme". Y ahí me acuerdo de mi mamá, que me hacía lo mismo. Yo iba al colegio absolutamente dormida. Ella me cambiaba, me bajaba la escalera, me hacía desayunar y me llevaba hasta el auto. A veces mamá está en casa cuando Benja se levanta, me ve haciendo todo eso, él en un brazo y la mochila en el otro, y me dice: "No te quejes, vos eras igual".


Gianina y Benjamín


–¿Te resulta difícil tenerlo lejos cuando se va a Inglaterra a ver al papá?

–Ahora lo voy a llevar yo y en otros momentos lo viene a buscar su papá. De hecho, durante las vacaciones de invierno estuvo allá dos semanas. Y sí, es difícil para mí, pero hablamos mucho por teléfono. Por ahí lo llamo y él me dice: "Mamá, ya hablamos ayer, estoy bien, jugando con mi papá". Y yo le digo: "Sí, bueno, pero contame más cosas". Porque la verdad es que lo extraño mucho y quiero escucharlo a cada rato. Pero como sé que está feliz, me quedo tranquila. Una sabe cuándo su hijo está bien y cuándo no. Hace poco yo estaba en París y me desperté pensando que algo le pasaba a Benja, que estaba enfermo. Y la llamé a mi mamá, que era quien se había quedado con él, y me dijo que tenía un poco de tos y fiebre. Nada serio. Pero yo lo sabía, lo sabía. Sentí que algo le pasaba a mi hijo.

–Unico hijo, único sobrino, único nieto…, ¿lo malcrían mucho tu mamá, tu papá y tu hermana?

–Ahí tengo que hacer de mala a veces, porque todos lo consienten. Mi hermana es la madrina y lo que Benja le pide, se lo da. Mi papá, imaginate lo que es con su único nieto, muere de amor por él. Y mi mamá también, mi mamá mira por sus ojos. Ojo, él también muere por ellos tres. Más por la abuela, que es su persona preferida en el mundo. Benja vive esperando que llegue el viernes para ir a dormir a la casa de mi mamá en Villa Devoto, porque como vivimos lejos durante la semana la ve bastante poco.

–¿Qué tal es Dalma como tía?
–Es una tía genial. Lo ama con locura, le da todos los gustos. Y para Benjamín ir a dormir a lo de la Tití [así le dicen Gianinna y Benjamín a Dalma] es lo máximo. Le encanta estar con ella. Yo lo dejo en su departamento y arman su propio programa, van al cine, a comer. Se divierten mucho juntos y ahí yo me quedo afuera. Ese es un momento de ellos dos, de tía y sobrino.

–¿Te imaginás teniendo más hijos en el futuro?

–Sí, seguro, me encantaría. A Benja lo tuve muy chica y ahora estoy disfrutando el día a día de su crecimiento. Todo el tiempo van pasando cosas nuevas que, aunque me hacen feliz, también me hacen tomar conciencia de que ya no es un bebé. Y a veces me angustia un poco lo rápido que crece y que se vaya volviendo más independiente. Ahora, por ejemplo, lee y escribe. Entonces agarra el teléfono celular y le manda mensajes por Whatsapp al padre o a mi papá. Ya no me necesita a mí para comunicarse con ellos, lo resuelve solo.

–¿Tu papá también le manda muchos mensajes?
–Claro, los dos. Se mandan mensajes, fotos y notas de voz. Las cosas que se dicen son extraordinarias. El amor entre Benja y su abuelo es el más puro e incondicional.

 

Fuente: HOLA! Argentina.-
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