Santa Bernardette: El milagro del cuerpo incorrupto

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Se habla de cuerpos incorruptos cuando no hay presencia de moho, ni embalsamamiento y mucho menos dietas particulares, por lo que la preservación corpórea va en contra de las leyes de la naturaleza. La explicación que se da es que  se tratan de cuerpos incorruptos de personas que vivieron una vida religiosa y, en muchos casos, fueron santificados. Este es el caso de sor Marie Bernardette, quien de niña tuvo la aparición de la Virgen de Lourdes. Sus restos descansan en un osario en Nevers y se considera como uno de los cuerpos más perfectamente conservados que existen en el mundo.

Cada año cinco millones de personas peregrinan a Lourdes, y medio millón lo hacen también al convento de las Hermanas de la Caridad y la Instrucción Cristiana en Nevers, el corazón geográfico de Francia, para apreciar el cuerpo incorrupto de sor Marie Bernardette.

Bernardette vivió en este convento hasta su muerte, a la edad de 35 años.  Según su biografía, ella buscó alejarse del protagonismo que indudablemente habría rodeado su vida, entre el 11 de febrero y el 16 de julio de 1858, luego de ver dieciocho veces a la Virgen. En 1867 profesó como religiosa, y pasó los años de su vocación en todo tipo de trabajos, en ocasiones los más duros, de limpieza y enfermería, minada por el asma y la tuberculosis.

Después de 30 años de su fallecimiento, sus restos fue desenterrado para traspasarlos a un osario. En ese momento fue cuando los forenses encontraron al cuerpo perfectamente conservado. Según los especialistas en el tema, por incorrupción, se entiende la conservación de un cuerpo considerada milagrosa según la fe, es decir, debida a una intervención directa de Dios, ya que se produce sin el embalsamamiento y de forma inexplicable por las leyes de la ciencia.

El cuerpo de Marie Bernardette fue encontrado en perfectas condiciones, llegando al punto de ser considerada por muchos como si estuviera dormida. Se cree es uno de los cuerpos más perfectamente conservados que existen en el mundo.

La exhumación: Milagro de la incorruptibilidad corpórea

Cuando se abrió el féretro en 1909, treinta años después de su muerte, los forenses lo encontraron incorrupto. Lo mismo sucedió en 1919 y en 1929.  Según los registros de la época, el rosario que anudaba sus manos se había oxidado y el hábito aparecía deshecho. Sin embargo el hígado, uno de los órganos que primero se descomponen, estaba intacto al cabo de tres décadas de su muerte. También se encontraban intactos los dientes y las uñas. Incluso en su organismo se encontraron líquidos.

"Se abrió el féretro. No percibimos ningún olor. El cuerpo estaba revestido por los hábitos de la orden, bastante húmedos. Sólo el rostro, las manos y parte de los antebrazos estaban descubiertos. La cabeza estaba inclinada a la izquierda, el rostro era de un blanco pálido. La piel, pegada a los músculos, y los músculos pegados a los huesos. Los párpados, hundidos, cubrían los ojos. La nariz estaba apergaminada y afilada”, describieron en los informes los doctores David y Jordán, quienes fueron los encargados de realizar la primera exhumación.

En el informe que brindaron a la comunidad científica y religiosa describieron que vieron su boca ligeramente abierta, que dejaba ver los dientes todavía juntos. Las manos, cruzadas sobre el pecho y perfectamente conservadas junto con las uñas, apretaban un rosario corroído por el óxido. “En los antebrazos se veía el relieve de las venas. También los pies, como las manos, habían conservado totalmente las uñas”, se detalló.

“Después de haberle quitado el hábito y el velo de la cabeza, se vio todo el cuerpo apergaminado, rígido y sonoro en todas sus partes. Se constató que el cabello, corto, estaba aún en el cráneo y unido al cuero cabelludo; que las orejas estaban en perfecto estado de conservación; que el lado izquierdo del cuerpo, desde la cadera, era más alto que el derecho. Las partes inferiores del cuerpo estaban un poco ennegrecidas. Esto parece deberse al carbono que se encontró en gran cantidad en el féretro", expresaron los doctores David y Jordán en el informe.

Eterno sueño de Bernardette

El rostro de sor Marie Bernardette no es el que puede apreciar hoy en día en la urna en Nevers. Como preparativo para su beatificación en 1925 se realizó una segunda exhumación y de nuevo se le encontró incorrupta, pero esta vez tenia manchas oscuras en la piel, así que se decidió colocarle una máscara de cera en el rostro y las manos.

Según los especialistas en el tema, un cuerpo se encuentre incorrupto no significa que tenga que permanecer así para siempre. Se presume que fueron los efectos climáticos lo que la deterioraron parte del cuerpo de Bernardette.

Después de ser colocados estos recubrimientos en rostro y manos se colocó el cuerpo de Bernardette  en una urna de cristal que fue dispuesta permanentemente en la capilla del convento de Nevers. Al mismo tiempo se le extrajeron dos costillas que fueron puestas en un relicario aparte y que es la única reliquia de primer grado que se conserva en el Santuario de Lourdes.
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