La meta de ganarle a los ajustados tiempos de las Fiestas

Entre el calor, los compromisos y el poco margen, diciembre exige organización. Recuperar costumbres bien argentinas ayuda a enfrentar las Fiestas sin correr detrás del reloj.

San Juan

Diciembre siempre se siente corto. Entre los últimos días de trabajo, las despedidas y los actos escolares, las Fiestas aparecen casi sin aviso. Por eso conviene adelantarse en lo básico: bebidas, pan dulce, frutas secas y algunos ingredientes que suelen aumentar o escasear en la semana previa. Con tener resueltos esos imprescindibles, la organización ya arranca con menos presión.

La mesa de las Fiestas también tiene una ventaja que juega a favor: en Argentina, especialmente en provincias calurosas como San Juan, la comida fría es tradición. Ensaladas completas, carnes preparadas el día anterior, piononos y postres helados permiten avanzar con tiempo, evitar el calor de la cocina y llegar sin apuros a la noche del 24 o del 31.

Otra costumbre que simplifica todo es repartir tareas entre la familia. Cuando cada uno se encarga de algo, desde el hielo hasta la ensalada o el pan, la organización deja de recaer en una sola persona y la cena se arma de manera más natural. Además, si hay patio, galería o quincho, mejor aún: los espacios al aire libre alivian el calor, permiten recibir a más gente y hacen que la reunión sea más cómoda.

Como siempre hay algún imprevisto de último momento, vale la pena tener una pequeña reserva de descartables, condimentos y hielo para evitar salidas urgentes. Y aunque parezca menor, descansar un poco antes de la celebración, aunque sea una siesta corta, ayuda a disfrutar una noche que suele ser larga entre brindis y sobremesa.

Las Fiestas no cambian, pero la forma de encararlas sí. Con un poco de organización y apoyándose en estas costumbres argentinas de siempre, diciembre puede vivirse con más aire, menos estrés y ganas reales de compartir.

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