“¿Qué le pasa a los nenes que tienen cáncer?” fue la pregunta que le hizo Maite a su mamá, a sus 8 años. La respuesta provocó que la niña decida donar su pelo. El gesto creció y su mamá junto a dos mujeres se sumaron a la propuesta de “Trenzando Voluntades” dedicada a la recolección de cabello para pelucas oncológicas.
Mariana Ludueña, mamá de Maite, es Fisioterapeuta Oncológica y en 2019, ella y su grupo de amigas transitaban la enfermedad de una de sus integrantes. Por eso, la niña tenía dudas respecto al tema. Ante las preguntas, la mujer le contó de las pelucas oncológicas y desató la decisión de Maite.
“Me preguntó si podía donar su pelo. Así que averiguamos y encontré a Vanesa Durán. Si bien Maite no tenía el largo todavía, siguió en pie su decisión y empezamos a cuidar el cabello. Se lo cortamos ni bien llegó a los 25 cm. porque estaba ansiosa”, recordó Mariana en comunicación con Vía Córdoba.
Maite, que ahora ya tiene 12 años, contó que en ese momento sólo quería “hacer felices a los niños y adultos con cáncer”. “Me causó felicidad verme con el pelo corto. Les conté a mis amigas del colegio que doné y dos más se sumaron: Zoe y Valentina”, detalló la niña.
UNA DECISIÓN QUE PROVOCÓ UNA CADENA DE SOLIDARIDAD
Ese pequeño y tan emotivo gesto generó que Mariana recurra a su amiga peluquera Claudia González para contarle una idea: cortar el pelo a los vecinos y vecinas que se solidaricen y luego, llevarlos a la fundación de Vanesa Durán en la ciudad de Córdoba.
“La decisión de las compañeritas me permitió hablar con Claudia para ver qué le parecía pedir autorización de sumarnos a la campaña de Trenzando Voluntades. Hablamos con la fundación y nos convertimos en la primera sede de Vanesa Durán en el interior”, contó Mariana.
El siguiente paso fue enmarcar la idea en una institución oficial. Por lo que pidieron autorización a la Municipalidad de Alta Gracia y recibieron el apoyo de la Escuela de Oficios de la ciudad, lugar donde se hacen los cortes.
Ahora, Trenzando Voluntades de Alta Gracia cuenta con el trabajo de Claudia González, quien realiza los cortes, Georgina Ruzafa, quien es profesora de peluquería de la Escuela de Oficios y también atiende a las voluntarias y voluntarios, y Mariana, quien continúa apoyando a la organización.
NIÑAS CON PREOCUPACIONES DE GRANDES
Con la concreción de esta meta, Maite y Mariana miran hacia atrás sintiéndose orgullosas de sus decisiones. “Mi profesión es aliviar el dolor físico y sobre todo, emocional de los pacientes. Y quiere decir que algunos valores se van haciendo espejo en los hijos y eso es muy importante”, expresó la mujer.
Maite es una de las tantas niñas que donaron y se sumaron a la propuesta que ya lleva más de tres años en la ciudad de Alta Gracia. Incluso, desde la organización destacaron el gesto de una niña llamada Dolores que ya donó dos veces su cabello. “Lo está dejando crecer para donarlo de nuevo”, enfatizó Claudia.
CÓMO ES EL PROCESO DE DONACIÓN DE CABELLO
La fundación se encarga del lavado, corte y secado gratuito para voluntarios que donen su pelo. El único requisito es que se pueda cortar una “colita” de 30 cm.
Posterior a esto, el pelo es llevado a la Fundación Vanesa Durán donde se selecciona el destino: algunas colitas van a Buenos Aires y otras, a Estados Unidos, donde se confeccionan las pelucas. Desde allá, devuelven el producto terminado y se prestan en comodato a quienes están en proceso de quimioterapia.
“Es muy difícil acceder a una peluca de cabello natural. De esta manera, el préstamo que ofrece la fundación es un gran labor que le facilita la situación a las mujeres y niñas que están en este proceso”, expresó Claudia González.
“Uno ha tenido que rapar a personas con cáncer o alopecia y tiene empatía con esa situación, y sabemos que esa pérdida de cabello es muy importante para las mujeres”, completó y aseguró que cada dos meses vienen a Córdoba a dejar entre 40 y 50 colitas donadas.