Después del Zonda llega el viento sur y el frío.
Bebé prematuro tenía 1% de chances de sobrevivir, superó su enfermedad y recibió el ALTA
El pequeño nació prematuramente y sorprendió a los médicos con su evolución.
Antes de poder sostener a su hijo, a Daniel Breyts le aconsejaron prepararse para lo peor: el pequeño Rowan había nacido de forma prematura (con seis meses de gestación) y una infección estaba destruyendo sus intestinos. Sin embargo, con el 1% de probabilidades de sobrevivir, este bebé logró lo inesperado.
«Sin intestino, nunca podría comer ni crecer. Era muy pequeño para un trasplante, así que fue como una sentencia de muerte», recordó su papá en declaraciones a medios extranjeros. Es que el nene tenía Enterocolitis necrosante, una enfermedad agresiva que se presenta en mayor medida en prematuros.
Esta pareja de Indiana, Estados Unidos, decidió pasar la mayor parte del tiempo que tuviesen con Rowan a su lado y, así vieron algo que los sorprendió: el bebé no estaba decidido a desistir y, en vez de empeorar, su condición mejoraba. Por eso, sus papás decidieron que, si él no se rendía, ellos tampoco lo harían.
De esta manera, buscaron otras clínicas y encontraron una que hasta mencionó la posibilidad del trasplante. Cuatro días después, dentro de un quirófano, los médicos volvieron a sorprenderse: gran parte del intestino estaba en buenas condiciones.
Siete meses después de estar internado, Rowan finalmente pudo ir a su hogar. «Haberlo visto atravesar todo esto me hace pensar que mi hijo es un milagro», aseguró el hombre. El bebé aun tiene que someterse a terapias y chequeos regulares pero sus papás aseguran que «¡está creciendo sin parar!».
Antes de poder sostener a su hijo, a Daniel Breyts le aconsejaron prepararse para lo peor: el pequeño Rowan había nacido de forma prematura (con seis meses de gestación) y una infección estaba destruyendo sus intestinos. Sin embargo, con el 1% de probabilidades de sobrevivir, este bebé logró lo inesperado.
«Sin intestino, nunca podría comer ni crecer. Era muy pequeño para un trasplante, así que fue como una sentencia de muerte», recordó su papá en declaraciones a medios extranjeros. Es que el nene tenía Enterocolitis necrosante, una enfermedad agresiva que se presenta en mayor medida en prematuros.
Esta pareja de Indiana, Estados Unidos, decidió pasar la mayor parte del tiempo que tuviesen con Rowan a su lado y, así vieron algo que los sorprendió: el bebé no estaba decidido a desistir y, en vez de empeorar, su condición mejoraba. Por eso, sus papás decidieron que, si él no se rendía, ellos tampoco lo harían.
De esta manera, buscaron otras clínicas y encontraron una que hasta mencionó la posibilidad del trasplante. Cuatro días después, dentro de un quirófano, los médicos volvieron a sorprenderse: gran parte del intestino estaba en buenas condiciones.
Siete meses después de estar internado, Rowan finalmente pudo ir a su hogar. «Haberlo visto atravesar todo esto me hace pensar que mi hijo es un milagro», aseguró el hombre. El bebé aun tiene que someterse a terapias y chequeos regulares pero sus papás aseguran que «¡está creciendo sin parar!».
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