El rugby se subleva contra Alejandro Puccio: "Fue un monstruo, un asesino, un traidor"

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El ex jugador del CASI, Chapa Branca, rompió el silencio que mantuvo el Club durante 30 años. "No creo que nadie se imagine el dolor que nos causó", dijo.





 

El 31 de agosto de 1985, el equipo de rugby del Club Atlético de San Isidro (CASI) salió campeón. Una alegría solapada se sentía en el ambiente, pero no hubo festejo. Días atrás, uno de sus jugadores había sido detenido, acusado de formar parte de una banda de secuestradores. Era Alejandro Puccio, wing del equipo e hijo de Arquímedes, el hombre que pasó a la historia criminal de la Argentina como líder de un clan asesino del que participó parte de su familia.

"Fue uno de los golpes más duros que me dio la vida. Es una mancha y un dolor que no te sacás más", confiesa 30 años después Eliseo "Chapa" Branca, ex jugador del CASI y compañero de Alejandro Puccio. "Días antes de la final del 85, el "Rata" Vergara, que era penalista, nos dijo que no nos preocupáramos. Que Alejandro iba a salir de la cárcel e iba a jugar con nosotros. Pero no fue así", cuenta. "Cuando fui a jugar la semifinal me dijeron que Alejandro estaba detenido. Yo pensé que era por un accidente de tránsito o algo así. No había Internet, así que mucho no se sabía", relata Branca. "Durante ese partido, alguien del público nos empezó a gritar 'secuestradores, secuestradores'. Yo no entendía por qué", recuerda.
"Pasábamos mucho tiempo juntos. Viajábamos mucho. En Sudáfrica, por ejemplo, compartimos el día a día. Compartí con él mis sueños, mis valores, mi forma de ser". (Branca)

El "Chapa" Branca era algunos años menor que Alejandro, pero habían compartido varios momentos dentro del rugby. "Pasábamos mucho tiempo juntos. Viajábamos mucho. En Sudáfrica, por ejemplo, compartimos el día a día. Compartí con él mis sueños, mis valores, mi forma de ser", dice. A Sudáfrica habían viajado en abril de 1982. Por el bloqueo que existía contra el Apartheid, no pudieron jugar oficialmente con los Pumas. En cambio, viajaron como parte de un equipo que se llamó Sudamérica XV, integrado por 30 jugadores argentinos, cinco uruguayos, cinco paraguayos y dos chilenos. En esa vuelta obtuvieron un histórico triunfo ante los Springboks.
En aquel momento, la otra cara de la familia Puccio era totalmente desconocida por sus amigos y allegados. "Nunca imaginé lo que era Alejandro en realidad: un monstruo, un asesino, un traidor", lamenta Branca.

Durante los primeros momentos, luego de que se conociera el negocio oculto de Arquímedes Puccio y sus secuaces, muchos de los compañeros del CASI defendieron a Alejandro. Ninguno podía creer que él hubiera participado de todos esos crímenes. Como una escena de película, Branca recuerda haber corrido detrás del vehículo en el que se llevaban detenido a Alejandro. "Lo seguimos una cuadra, le gritábamos '¡Vas a salir, vas a salir!'. Epifanía, su madre, saludaba como estrella de Hollywood. Un horror", detalla.

 

Fuente: La Nación.-
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