El drama después de las inundaciones: las enfermedades

Nacionales
Atención inundados
Atención inundados
Especialistas en atención de emergencias médicas y psicológicas recorren la Provincia de Buenos Aires, en especial las zonas más afectadas como son Luján y Salto. Las afecciones respiratorias son lo más frecuente. 






Foto: Silvina Colombo para La Nación.

"¿Son doctores? Porque él está con vómitos", pregunta la mamá de Ián, como para no pasar inadvertida en el corredor de la Escuela Normal Florentino Ameghino, a pocos minutos de la Basílica de Luján. Con su esposo y su suegro ocupan una de las aulas del lugar, convertido en centro de evacuados de uno de los municipios más afectados por las inundaciones.

Ián mira al grupo de médicos especializado en emergencias de la provincia que, ayer por la mañana, recorrió las instalaciones. Su mamá está embarazada de dos meses. "Desde ayer a la noche que estoy pidiendo ver a un obstetra", se queja. Ignoraba que en la puerta de la escuela estaba estacionado un camión sanitario y una ambulancia con médicos que podrían haberla asistido desde anteanoche. "Nadie me dijo nada", dice, con amargura.

 

Ingresar en el lugar tampoco fue sencillo. El equipo médico de la Dirección de Emergencias Sanitarias bonaerense, junto con una delegación de la Región Sanitaria VII de la provincia, a la que pertenece Luján, tuvo que esperar el permiso de la intendencia afín al macrismo en la puerta del refugio donde ayer había 80 evacuados.
La cordialidad en las conversaciones no alcanzó a disimular la tensión política entre el Frente para la Victoria y Pro.

Dolor de garganta, fiebre, vómitos, catarro, dificultad para respirar, crisis hipertensivas, sarpullido, picaduras de insectos y dolores musculares por levantar objetos pesados al querer salvar algún mueble del agua. Son éstos los principales problemas de salud por los que están consultando las personas que viven en las zonas afectadas. Además, en los centros de evacuados hubo chicos con diarrea y gastroenteritis, más allá de enfermedades como la diabetes, el asma o las cardiopatías.

Médicos del SAME porteño atendieron a unas 168 personas durante el recorrido en el municipio que realizaron en las últimas 48 horas. "Hacemos recorridas mañana, mediodía y noche en los tres centros de evacuados que tenemos asignados, donde hay un total de 200 personas alojadas. Hay que prepararse para las enfermedades que podrían aparecer y asegurar que se cuiden las condiciones de salubridad para reforzar la prevención", comenta Lionel Bazini, a cargo de uno de los equipos de guardia en el camión sanitario estacionado frente a la escuela Ameghino.

El abuelo de Ián, Carlos Jesús Amed, recuerda con precisión las fechas en que se sucedieron las inundaciones que le tocó vivir desde 2012. El año pasado, en junio, su esposa murió por neumonía. "Se enfermó en una inundación y no se recuperó nunca más", cuenta con desolación. Es ciego, pero eso no le impide reparar paredes y techos. De eso se siente orgulloso.

A seis cuadras de la escuela, hay otro centro de evacuados que recibió a 97 refugiados. La lluvia no impide que uno de los chicos reciba a los médicos con una pistola de agua. "Necesito un médico", pidió ayer una joven a los tres coordinadores del lugar, que en ese momento recibieron al médico y la enfermera. Su bebé, Thiago, de apenas dos meses, no podía respirar bien por la mucosidad. El médico se arrodilló sobre un colchón donde estaba tendido el bebé para examinarlo; una enfermera, Elisa García, se ocupó de José Luis Ramírez, que es diabético y hace un mes y medio completó el tratamiento contra la tuberculosis. La presión era normal, pero tenía dificultades para hablar. "Cuando está así el tiempo, me cuesta respirar -dice, y señala el cielo gris acero y la lluvia que no para de caer-. Cuando se componga, voy a estar mejor."


Luján - Foto: Emiliano Lasalvia para La Nación.
Luján - Foto: Emiliano Lasalvia para La Nación.

Ruth Córdoba, de 20 años, le sujeta la trompa a su perro salchicha para que no ladre. Está sentada en su colchón, junto al de su mamá. La acompañan dos perros más, Pancho y Nahuel. Ruth nació con escoliosis y tiene un 24% de capacidad respiratoria. "Uso un respirador nocturno. Tuve cinco cirugías -explica-. Perdimos todo. El agua subió por encima del nivel de la ventana. Nos tuvieron que rescatar los bomberos. Ningún político se acercó a ayudar", asegura.
En la Universidad de Luján, adonde ayer había 90 evacuados, hubo casos de gastroenteritis y eso obligó a reforzar la limpieza.

Al principio, hubo roces y discusiones, pero las actividades organizadas, así como la visita de los paramédicos disiparon ese nerviosismo. "Pero volvió a llover y volvió la tensión. Por eso ahora sería muy útil la atención psicológica para contener a los evacuados", indicó Ana Iannetta, una de las coordinadoras del centro ubicado en uno de los pabellones de la universidad.

A 100 kilómetros, en Salto, los problemas de salud son los mismos. Es época de infecciones respiratorias hasta dentro de unas semanas, y ése es uno de los principales motivos de consulta. En los once centros de evacuados, ayer había 800 personas. Cada lugar tiene un médico asignado. La sala de atención de salud del barrio Trocha quedó bajo el agua como el resto de las viviendas. Es el lugar más crítico y aún hay vecinos que no quieren abandonar sus casas, según comentó Griselda Mestrallet, secretaria de Salud del municipio.

En la Casa Pueblo de Dios, en el centro, ayer llegaron nuevos evacuados: chicos con sarpullido y un vecino de Trocha con síntomas respiratorios que necesitaba atención. Un grupo de psicólogos comenzó a asistir no sólo a ellos, sino también a los voluntarios y a los médicos. "Están quebrantados -dice Mestrallet, que es licenciada en enfermería-. Las mamás decaen, pero hay que seguir adelante. La comunidad nos sorprendió con su solidaridad." De pronto, la voz se le quiebra. "Estoy haciendo mi catarsis -se disculpa, tiene los ojos húmedos-. Es que todos estamos muy cansados."

 

Fuente: La Nación.-
Te puede interesar
Lo más visto