Los banqueros exigen billetes de mayor denominación

Economía
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Las cámaras que agrupan a los bancos privados y el gremio de los empleados bancarios le pidieron al Banco Central emitir billetes mayores a $100. El 56% de las extracciones diarias de cada usuario superan hoy los $2000.




 





Los banqueros y los empleados bancarios sellaron esta semana una inédita alianza para reclamarle al Gobierno la emisión de un billete de mayor valor que el de 100 pesos, el actual de máxima denominación. Lo hicieron por los inconvenientes y sobrecostos que provocan la enorme cantidad de papel moneda que se ven obligados a manejar y por los problemas que les genera en la relación con el público y las empresas.

El pedido fue firmado por tres de las cuatro cámaras que agrupan a las entidades del sistema financiero (sólo se abstuvo la que representa a la banca pública y cooperativa) y fue acompañado por La Bancaria, el gremio que representa a los empleados del sector. Se oficializó mediante una carta dirigida al presidente del Banco Central (BCRA), Alejandro Vanoli, en la que mencionaron las ineficiencias que la negativa oficial a imprimir un billete de más valor provoca en la actividad en general.

Según cifras del sistema, el 56% de los retiros por cajero automático superan hoy los 2000 pesos. Y la extracción promedio, que era de $ 380 en febrero de 2008, ronda los $ 1500 en la actualidad.

Esto obliga a los bancos a cargar las expendedoras cada vez con más billetes de $ 100, al extremo de que hoy hay cajeros que sólo se llenan con billetes de esa denominación. "Hay faltante de billetes más chicos y aun si los tuvieras, la capacidad del cajero se agotaría más rápido de lo que lo hace aún hoy", señalan.

"El empecinamiento del Gobierno en no emitir billetes de mayor denominación no sólo aumenta los gastos asociados a la emisión monetaria (porque se tienen que imprimir más billetes de $ 100), sino que complica el movimiento de dinero para los bancos y el público", advirtió el economista Gastón Rossi.

La resistencia oficial al respecto se hizo más visible al cabo del último año y medio, cuando -siendo ya notoria la necesidad de billetes de mayor denominación- la presidenta Cristina Kirchner se encargó de presentar y ponderar la emisión de tres nuevos billetes con denominaciones bajas y, por lo mismo, marcadamente desactualizadas por la inflación.


El BCRA informó que estos billetes cuentan con tecnología de avanzada que afianzan sus medidas de seguridad.
El BCRA informó que estos billetes cuentan con tecnología de avanzada que
afianzan sus medidas de seguridad.

Esa serie comenzó con el rediseño del billete de $ 100 con la imagen de Evita, en la calle desde hace más de un año, aunque la apuesta oficial para que desplace totalmente al tradicional (con la imagen del General Roca) debió quedar archivada, ya que el ritmo indexatorio que tuvo la economía desde entonces no dio tiempo a imprimir la cantidad que se necesitaba para hacer el reemplazo total.

Esa imposibilidad se hizo visible pese a que la Casa de Moneda invirtió en nuevas impresoras y que -en un intento de tapar además las maniobras de un fondo de inversión controlado por allegados al vicepresidente Amado Boudou- a su estructura productiva se sumaron las instalaciones de la ex Ciccone Calcográfica.

En diciembre de 2000, los billetes de $ 100 representaban el 22,3% del total de la circulación. Hoy ya llegan al 66,4%, es decir, algo más de dos de cada tres de los que están en circulación. Esto significa que la cantidad de billetes en el período se incrementó 931%, mientras que la cantidad de unidades de $ 100 aumentó tres veces más (2957%).

El marcado desbalance que alcanzó la oferta monetaria provocó incluso que el billete de $ 100 pase a ser el único de la línea de emisión vigente en estar identificado con hasta dos letras de serie, ya que el BCRA agotó hace 22 meses el abecedario para numerarlo.

La saga de lanzamientos, siempre realizados desde la Casa Rosada, continuó meses después con la presentación de una nueva imagen para el billete de $ 50, con ilustraciones de las islas Malvinas, ya en circulación. Y, más recientemente, con la de un nuevo billete de $ 100, conmemorativo de la lucha que llevaron adelante las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo durante la última dictadura.


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Quedan así a la vista al menos tres oportunidades que el Gobierno desaprovechó para dotar de algo de utilidad a la afición que muestra por rediseñar o renombrar cosas. En los bancos recuerdan que el pago del salario promedio registrado, que demandaba 9,3 billetes en los 90, ahora insume 107,3. "Y no es porque el poder de compra creció 11,5 veces en ese lapso", apuntan.

Agregan que, pese a los avances en el uso de medios electrónicos de pago, los problemas afectan más a los sectores más rezagados de la sociedad, que no cuentan con tarjetas o que se manejan aún con recelo hacia ellas y prefieren el efectivo. Y señalan la pérdida de valor que tuvo el billete de $ 100 (equivale a US$ 11,2 al cambio oficial, su peor relación histórica y la menor de la región) como la mayor causa de problemas.

"Los costos logísticos se dispararon. Es sólo cuestión de mirar los balances de las transportadoras de caudales y ver que la Argentina es el país en el que mejor les va", apuntaron en una entidad sin dejar de mencionar la mayor frecuencia de desperfectos en cajeros, en momentos en que se demora el ingreso al país de nuevo equipamiento por las restricciones a las importaciones.

En el BCRA reconocieron el planteo del sector, pero reiteraron que la entidad no tiene bajo análisis nuevos billetes, dejando a la vista que hasta esas decisiones le son ajenas hoy pese a los costos que le toca enfrentar por ello, que crecieron 18 veces en los últimos 10 años.

 

Fuente: La Nación
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