La leyenda sanjuanina del niño que se convirtió en piedra

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Según la tradición popular, los mitos y las leyendas involucraban algún hecho lúgubre, o de alguna manera, tenebroso que buscaba dejar un mensaje siempre de carácter didáctico o moral para las generaciones más jóvenes. Este es el caso de la historia del niño que se convirtió en piedra. Esta retrata la situación de un niño desobediente que fue castigado por una fuerza superior, cuyo cuerpo forma parte de un pedrusco de Cuesta del Viento.






Los mitos y las leyendas de una sociedad refuerzan su identidad. Se van pasando de generación en generación y contribuyen a homogenizar la cultura e inculcar los valores enzarzados por ésta. Por ello, se los considera como transmisores de enseñanzas moralizantes y se solían contar a los niños no necesariamente con la intención de asustarlos, sino más bien para inculcarles desde chicos los comportamientos y virtudes destacados de una sociedad en particular.

Estos mitos de fantasía popular, probablemente se cuentan desde épocas coloniales en el país, aunque no hay forma de saberlo concretamente porque las historias de esta naturaleza suelen ser anónimos y entran en la categoría de folclóricos.

En el caso de la provincia de San Juan, a lo largo de su historia ha cosechado distintos mitos y leyendas populares, como los enamorados de Talacasto, el Barreal Blanco o la leyenda del Camino del Inca. Pero entre estas, hay una que no es conocida por todos. Se trata de la leyenda de “El niño de piedra y la Cuesta del Viento”.




Hay varios relatos en torno a esta leyenda. Esta se ha trasmitido en forma oral durante generaciones que si bien varían las circunstancias y el lugar de los hechos, en todas aparece un niño que ha desobedecido y es castigado. El castigo en ocasiones lo realiza una fuerza misteriosa en torno a un remolino o fuerte viento, y en otras directamente por el diablo.

Entre las versiones del mismo relato, se encuentra uno proveniente de Jáchal en la que dice que hace muchos años vivía una mujer muy pobre con sus cinco hijos en un lugar que ahora se llama Cuesta del Viento. Esta mujer no tenía más que maicitos para dar de comer a sus hijos, y los pequeños lloraban de hambre.

La mujer se puso su callana en el fuego para tostar maíz y darles de comer algo a sus hijos y para hacer cocho. Es ahí cuando se da cuenta que le falta arena para seguir tostando. Manda a su hijo mayor a buscar arena a la ribera del río Jáchal y que lo haga rápido. El muchacho mayor que era enteramente desobediente y, respondiéndole de mala manera, se niega a ir.

La madre para asustar a su hijo mayor y que fuera por el mandado lo amenaza con golpearlo con una caña, ya que según la tradición la caña fue bendecida por la virgen y tiene el poder combatir las alimañas y las víboras. En ese momento se formó un remolino de viento y levantó al muchacho hasta la parte más alta del cerro convirtiéndose en piedra. Dicen que al joven lo ha castigado dios para que sea ejemplo de los niños malos y desobedientes con las madres.

Luego de convertirse en piedra, comenzó a soplar un viento fuerte y caliente, precisamente el viento Zonda. Esta versión cuenta que todos los días a la misma hora en que la madre amenazó a su hijo desobediente empieza a zondear, pues sale este viento de la cuesta del cerro en donde está el muchacho. Es por eso que se llama Cuesta del Viento.

Otra versión de la leyenda que se centra en el niño de piedra cuenta que había una señora del campo que tenía un solo hijo. La madre andaba siempre haciendo los trabajos de la casa y el niño la molestaba, pues era muy travieso e inquieto. Entonces la madre le ordenó que se retirara de su lado, y como el niño no obedecía, le dijo: “Siquiera viniera un remolino y te llevara por jodido y malo”.

Fue en ese momento en que se produjo un remolino y levantó a desobediente niño por los aires y se lo llevó a lo más alto de los cerros. Todos los allí presentes exclamaron que en el remolino andaba el diablo. En este relato la locación cambia, pues menciona que en el Cerro de las Trancas en donde se encuentra el niño de piedra y se lo puede distinguir perfectamente su figura.

Por su parte, hay una adaptación del relato popular que tiene como origen de trasmisión de generación en generación presuntamente en la localidad de San Isidro, departamento Jáchal. Este retrata la vida de una madre con su único hijo.

Vivían en una situación de suma pobreza y la mujer tenía como único sustento la venta de cocho para comprar alimentos. Todos los días se sentaba a moler las flores del maíz tostado. Pero su hijo todos los días le robaba el cocho como parte de sus travesuras. Pese a que la madre le reprochaba, este no entendía.

La mujer tenía que acudir a los vecinos para que le regalara un poquito de azúcar, yerba o harina. Un día su hijo le robó toda la producción de cocho que la madre había molido durante la mañana y la arrojó al río. Esta, ya cansada de pasar necesidades y que el chico la perjudicaba en vez de ayudarla, le echó una maldición muy grande: “Siquiera viniera el diablo y te llevara lejos, ande yo no te viera más, para poder trabajar tranquila y ganarme la vida”.

El relato cuenta que en ese mismo momento se sintió un viento fuerte, como un resoplido que aturdía, e hizo un gran remolino alrededor del muchacho y, levantándolo por los aires, lo llevó hacia el cerro. La madre arrepentida de lo que había dicho, que solo era para asustar a su hijo creyendo que no pasaría nada, persiguió al viento que se lo llevaba, pero sin posibilidad de alcanzarlo lo perdió de vista.

Desesperada por lo ocurrido, le rogó al dios para que devolviese a su hijo. Entre las imploras, pudo divisar a su hijo pegado al cerro convirtiéndose poco a poco en piedra. Esta versión del relato cuenta que desde aquel día está la piedra en forma de piedra de un niño y desde allí se puede ver que está naciendo el viento que corre por esos lugares.

Otra adaptación de la leyenda tradicional cuenta la situación de una mujer casada y con dos hijos, cuyo esposo y uno de sus hijos se encontraban enfermos de gravedad. Mandó a otro hijo a buscar curandero y remedios. Esto era en el camino de Jáchal a Rodeo.

El chico llegó a cierta parte del camino, y se entretuvo jugando con otros niños, y así perdió casi todo el día. La madre viendo quo no volvía, mandó a un hombre a buscarlo, sin que éste lo encontrara. En esas circunstancias se murió el padre y el hermano enfermo.

En la desesperación por la situación, la mujer no sabía qué hacer y no sabía qué pensar del hijo ausente. Alguien le dio referencias de haberlo visto al niño entretenido con otros muchachos en el camino. Entonces la madre lo maldijo al hijo, diciendo que ojalá se transformara en piedra.

Este relato cuenta que vino un gran remolino y lo alcanzó al niño que ya volvía a su casa. Lo arrastró más de una legua, sacándole el ponchito que vestía, lo llevó a las alturas tirándolo sobre unas peñas rojas, de donde no podía bajar.

Esta fuerza misteriosa lo transformó allí en piedra. Quedó el muchacho hecho piedra para ejemplo de los niños mal mandados y entretenidos. Desde entonces, en aquella cuesta corre viento constantemente y se forman grandes remolinos. Por eso se le llama al lugar Cuesta del Viento.
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