Un talento sanjuanino detrás de los efectos de las series más vistas del mundo

Pablo Ernesto Herrera, artista VFX, compositor y docente, repasa desde Buenos Aires cómo fue su camino desde los cumpleaños de 15 hasta proyectos globales como The Last of Us, La Casa del Dragón y la adaptación de El Eternauta.

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Pablo Ernesto Herrera nació y creció en San Juan, y aunque hoy reside en Buenos Aires, no duda al recordar el punto de partida. “Soy sanjuanino, viví hasta los 18 años ahí y me mudé en 2009 para acá”, cuenta. El viaje fue con una meta clara: estudiar cine en un contexto en el que, según él mismo reconoce, “la industria audiovisual en San Juan era muy chiquita”. Ingresó al CIEVIC, una institución que ya no existe, y estudió allí entre 2009 y 2011.

Sus primeros años laborales estuvieron lejos del cine. “Empecé a trabajar en eventos, cumpleaños de 15, casamientos…”, describe, y agrega que ese material le permitió construir un porfolio que luego se transformó en su llave de acceso al mundo de los efectos visuales. Ese trayecto lo llevó a convertirse en compositor digital, un rol que explica con una metáfora sencilla: “En la música vos juntás instrumentos para que sea una canción. En imagen pasa lo mismo: un castillo en 3D, una montaña filmada y humo generado digitalmente se componen para que parezcan reales”.

Hoy, su currículum incluye producciones internacionales de enorme visibilidad. Entre ellas menciona La Casa del Dragón, The Last of Us, El amor después del amor, El Jardín de Bronce y una serie sobre Moria Casán actualmente en desarrollo. Su incorporación a estos proyectos se dio, como suele ocurrir en el rubro, por reputación y contactos profesionales: “Nos van llamando por recomendaciones… en el mejor de los casos te conoce el director”, señala.

Uno de los trabajos recientes que más entusiasmo le generó fue El Eternauta. Para Herrera, que formó parte del equipo de composición, el proyecto tuvo un componente simbólico particular. “Teníamos el cómic siempre en el escritorio como referencia”, recuerda. “Fue un trabajo gigante definir la estética de un mundo que hasta ese momento existía solo en papel”. Cuenta que, como suele pasar en producciones grandes, la libertad creativa individual es menor porque hay un extenso equipo definiendo cada decisión visual, pero aun así cada artista puede dejar su marca dentro de esa estructura.

Otro de sus roles destacados fue el de supervisor de set en El amor después del amor, una tarea que describe como un puente entre la filmación y la posproducción. “Estás ahí ayudando al director a decidir cómo filmar algo para que después pueda producirse bien”, explica. Su función incluye registrar información técnica que se usará meses más tarde. Respecto a la presencia de Fito Páez, aclara: “Él estuvo como consultante, como asesor de lo que se estaba contando”.

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Aunque su trabajo principal está en los efectos visuales, Herrera también desarrolla su faceta como director. Este año estrenó Solsticio de invierno, un cortometraje que compite en el Festival Buenos Aires Rojo Sangre y que también está disponible en la plataforma Flixo. “Fuimos un equipo de aproximadamente 40 personas”, detalla, y valora que, en producciones independientes, cada área aporte su especialización para mejorar el resultado.

A la par de su carrera en cine y series, es docente en la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), donde se dicta la carrera de Efectos Visuales y Animación 3D. “Es una universidad pública, un privilegio gigante, y el predio es hermoso”, afirma. Reconoce que la disciplina tiene alta demanda laboral, aun en un contexto de cambios tecnológicos acelerados por la inteligencia artificial: “Vienen tiempos raros… estamos todos expectantes, pero por ahora hay mucho trabajo”.

La UNSAM recibe entre 300 y 400 inscriptos por año, aunque solo ingresan entre 60 y 70 estudiantes. Herrera explica que uno de los desafíos es la tasa de egreso: “Como el medio no exige título, muchos empiezan a trabajar antes y no terminan la carrera”. Esto genera presión académica y administrativa, porque para una universidad pública la continuidad de una carrera depende también de los egresos.

Desde Buenos Aires, el sanjuanino sigue construyendo un recorrido que ya lo llevó desde sets nacionales hasta producciones globales. “Cada vez los proyectos van creciendo y, si uno lo hace bien, lo siguen llamando”, resume.

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