De casualidad a pasión: la sanjuanina que se convirtió en la Reina del Maní

Andrea De Stefano creó una pequeña empresa familiar que comercializa productos derivados del maní. Empezó sin planearlo, pero hoy vende directo de fábrica, produce su propia pasta artesanal y es reconocida como una referente en ferias locales.

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Todo comenzó casi de casualidad. Una empresa de fuera de la provincia la contrató para que hiciera una cartelera de clientes en San Juan. Andrea De Stefano aceptó el trabajo como algo secundario, sin saber que estaba por dar un giro total a su vida. Cuando esa firma decidió retirarse del mercado local, le ofrecieron quedarse con la franquicia. Y sin experiencia previa, aceptó. Así empezó una aventura empresarial que, con los años, se transformó en su fuente principal de ingresos.

Andrea vende maní en todas sus formas: crudo, horneado, con o sin sal, con piel o sin ella, incluso frito. Todo lo trae desde Córdoba, “directo de fábrica”, y lo revende en San Juan en pequeñas presentaciones para que cualquier persona pueda acceder. Con el tiempo, también incorporó producción propia: elabora artesanalmente pasta de maní, y sumó a su propuesta una línea de pistachos de Pocito, con o sin sal.

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Pero el camino no fue fácil. Tuvo que aprender de cero qué es una franquicia, cómo se maneja, qué es un canon, cómo calcular márgenes. Para conocer mejor el producto que vendía, viajó a Córdoba varias veces y descubrió una pasión inesperada. “Me enamoré del maní. No es un fruto seco, como muchos creen, sino un tubérculo que crece bajo tierra, como una papa. Cuando vi la flor, amarilla y delicada, me terminó de conquistar”, contó en una entrevista durante la feria agroproductiva.

Fue en uno de esos viajes donde nació, sin querer, su nombre comercial. En un congreso lleno de productores varones, ella era la única mujer. Alguien bromeó diciendo “acá está la reina del maní”, y el apodo quedó. Hoy es su marca registrada. “Al principio me parecía gracioso, pero después entendí que me ayudaba. A la gente le queda en la memoria”, reconoció.

La empresa es familiar. La integran ella y su esposo, que la acompaña en cada feria y se involucró a fondo, incluso fuera de su trabajo habitual. Entre los dos manejan todo: redes sociales, producción, ventas. Su cuenta de Instagram, @lareinadelmani_sj, es la vía principal de contacto. “A veces no damos abasto para responder rápido, pero siempre atendemos como corresponde. La gente nos banca”, dijo agradecida.

Andrea no se considera empresaria. Prefiere definirse como una “pime muy chiquita”, pero con amor por lo que hace. Su objetivo, además de vivir de su emprendimiento, es ofrecer un producto de calidad, sin intermediarios, y a buen precio. Como todos los que participan en la feria donde fue entrevistada, apuesta a un modelo directo de productor a consumidor.

La Reina del Maní no nació con un plan, pero sí con ganas de crecer. Y en cada feria, en cada paquete de pasta artesanal, deja un poco de la historia que la llevó a convertir un trabajo por encargo en un proyecto de vida.

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