
La recepción de donantes se realiza de lunes a sábado, de 7 a 12 horas, en las instalaciones del Hospital Marcial Quiroga.
Francisco Armando Arenas de 69 años estuvo a punto de perder la pierna derecha, pero fue atendido por las médicas Carmen y Sofía Nievas y se la salvaron.
A sus 69 años, Francisco Armando Arenas estuvo a punto de perder la pierna derecha. El avance de la diabetes le provocó una severa obstrucción arterial que lo llevó a ser internado en Mendoza, donde fue sometido a dos amputaciones parciales. Primero le quitaron un dedo del pie, y luego, cuatro más junto a parte del mismo. La situación se agravó al punto de que los médicos decidieron que era necesario amputar la pierna a la altura de la rodilla. En ese momento, Francisco sintió que su vida había llegado a un punto sin retorno: “Ya no quería vivir más”, confesó.
Fue entonces cuando, casi por casualidad, encontró en redes sociales el contacto de la cirujana cardiovascular Carmen Nievas, de San Juan. Sin conocerla ni tener referencias previas, decidió consultarla. Desde el primer día, según cuenta, recibió una atención médica y humana que marcaría un antes y un después.
La doctora Nievas le propuso un compromiso: seguir estrictamente las indicaciones médicas y cambiar sus hábitos. A cambio, ella lo operaría con una técnica de láser intramuscular para mejorar la circulación en su pierna. “Me habló no solo de lo físico, sino también de cómo me sentía emocionalmente. Me devolvió la esperanza”, relató Francisco, quien fue intervenido al día siguiente de su primera consulta. La cirugía duró una hora y esa misma tarde recibió el alta. Salió caminando, sin dolor ni molestias.
Hoy, a cuatro meses de la operación, Francisco disfruta de cosas simples que pensó que había perdido para siempre: caminar, compartir con sus seres queridos, tener independencia. Sigue una rutina diaria de caminatas, cuidados alimentarios y curaciones, y celebra cada día el haber evitado una amputación que parecía inevitable.
“El día del alta le dije a mi hija y a mi nuera que tenía ganas de gritar de alegría”, recuerda emocionado. Agradecido, destaca el profesionalismo de las doctoras Carmen Nievas y Sofía Nievas, quienes no solo le salvaron la pierna, sino que también le devolvieron las ganas de vivir.
La recepción de donantes se realiza de lunes a sábado, de 7 a 12 horas, en las instalaciones del Hospital Marcial Quiroga.
El fallecimiento de Daniel Brizuela generó numerosas muestras de afecto entre vecinos, pasajeros y colegas.
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