¿Qué pasará con las decenas de gatos de la mujer fallecida en Rivadavia?

Una vecina de 65 años fue encontrada sin vida en su hogar, rodeada de una gran cantidad de gatos. Tras el hallazgo, los animales quedaron a la deriva y ahora representan un problema para la comunidad.

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El barrio 2 de Agosto, en Rivadavia, se vio conmocionado por el hallazgo del cuerpo sin vida de una mujer que vivía sola en su vivienda. La alerta se dio cuando los vecinos notaron un fuerte olor y escucharon el maullido incesante de varios gatos que habitaban en la casa. Al dar aviso a la Policía, los agentes ingresaron y encontraron a la mujer, identificada como Alicia Hortencia Fernández, de 65 años, quien llevaba al menos tres días fallecida.

El trabajo de los peritos determinó que la causa de la muerte fue natural, pero lo que encontraron en el lugar generó preocupación: la vivienda estaba en condiciones de abandono y los numerosos gatos que convivían con la mujer habían comenzado a alimentarse del cuerpo. Luego de retirar el cadáver y colocar las fajas de seguridad en la casa, la escena quedó clausurada, pero los problemas apenas comenzaban.

Privados de comida y sin nadie que los cuidara, los felinos empezaron a dispersarse por la zona en busca de alimento, ingresando a otras viviendas. “Nos encontramos con un problema del que nadie se hace cargo. Los animales quedaron sin comida y ahora buscan dónde alimentarse. Entre los vecinos les hemos tirado algo de comida, pero la situación es insostenible”, expresó una habitante del barrio.

El número exacto de gatos es incierto. La Policía contabilizó más de 20, pero los vecinos aseguran que hay muchos más y que, si no se actúa pronto, el problema solo empeorará. “No están castrados ni vacunados, lo que significa un riesgo para la salud. No queremos que se tomen medidas drásticas, pero alguien tiene que intervenir para controlar la reproducción y limpiar la casa”, agregó otra residente.

El pedido es claro: una solución antes de que la situación se agrave. Hasta el momento, los propios vecinos han intentado contener el problema con recursos propios, pero advierten que no podrán sostenerlo por mucho tiempo. “No se trata solo del olor insoportable, sino de un problema sanitario. Necesitamos que se haga algo antes de que sea demasiado tarde”, concluyeron.

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