
Tecnología al servicio de personas con discapacidad
Tecno
Olivia
Desde prótesis impresas en 3D hasta apps, los desarrollos argentinos que ayudan ayuda a las personas con discapacidad.-
Franco, un adolescente de 15 años con síndrome de Down, comenzó a usar la tableta de su padre. Motivado por el interés de su hijo, Marcelo Varela le preguntó cómo había aprendido a utilizar las funciones táctiles del dispositivo. "Me dijo que observó a su hermana y con eso le alcanzó para ver los videos de YouTube", cuenta. Él contó la anécdota a los padres que participaban de las reuniones de la Asociación Síndrome de Down de la República Argentina (Asdra). Y sintió que había algo en común: todos estaban sorprendidos por el desempeño de sus chicos con las tabletas.
No son los únicos con esa intención: en la Argentina, crecen los proyectos que buscan mejorar la calidad de vida de las personas con problemas auditivos, del habla o con discapacidad intelectual. Muchos de ellos son inéditos en el mercado y otros logran suplir a los que tienen costos inaccesibles.
DANE (www.proyectodane.org) es una iniciativa que apunta a generar aplicaciones de las que se valen los docentes para enseñar a niños y jóvenes con discapacidad intelectual. La idea es que los desarrollos pongan el acento en evitar remarcar los errores de los chicos, estimular los sentidos sin agobiarlos y presentar situaciones cotidianas a partir de personajes reconocibles. "La primer mejora que pudimos experimentar con el uso de estas aplicaciones es que son grandes facilitadores para promover el aprendizaje en áreas como lengua y matemática", señala Elías Halperín, director de Diálogos, una escuela que trabaja de forma conjunta con Asdra en el uso de estas herramientas.
Con unos auriculares y un smartphone, Ezequiel Escobar comenzó a experimentar con una aplicación móvil para asistir a quienes no podían comprar un audífono. La inquietud surgió cuando uno de sus compañeros de facultad, que es hipoacúsico, debió abandonar la carrera por sus problemas auditivos. Así, desarrolló uSound, una aplicación para iOS y Android que permite convertir un teléfono móvil en un audífono de bajo costo, si se lo usa junto con un auricular con conexión inalámbrica Bluetooth. Desde su lanzamiento en 2013, cuenta con más de 200.000 descargas y más de 10.000 usuarios activos, que la utilizan más de tres horas diarias. El gran desafío, ahora, está en superar esta etapa de prototipo para obtener la certificación médica.
Un cambio de vida
Hace dos años Felipe Miranda, de 11 años, recibió una prótesis de mano hecha a medida por una impresora 3D, gracias al desarrollo de Gino Tubaro y Rodrigo Pérez Weiss. Su costo final fue de sólo $2000, si se tiene en cuenta que este tipo de prótesis ronda los 40.000 dólares.
En los Estados Unidos, Alex, de seis años, que nació con un problema de crecimiento, también recibió un implante hecho a medida con la misma técnica. "La impresión 3D nos permite realizar diseños y prototipos de forma rápida, con costos mínimos de desarrollo comparados con la fabricación tradicional", cuenta el creador de la prótesis, Albert Manero, de la organización de voluntarios Limbitless Solutions.
"La responsabilidad de usar estos diseños es de las instituciones médicas y educativas", dice Jorge Zuniga, profesor de la Universidad Creighton en California y especialista en el desarrollo de prótesis de bajo costo. Y agrega: "Es nuestro deber ponerlos a disposición para avanzar en la investigación de este tipo de iniciativas y para que otras personas puedan realizar prototipos". El especialista forma parte de Cyborg Beast, un emprendimiento que asiste a familiares de chicos que requieren este tipo de ayuda ortopédica. "Antes de imprimirlas deben informarse de los beneficios y de todos los aspectos relacionados con el diseño. Y el médico es el que tiene que dar su opinión", recomienda.
Fuente: La Nación.-
Franco, un adolescente de 15 años con síndrome de Down, comenzó a usar la tableta de su padre. Motivado por el interés de su hijo, Marcelo Varela le preguntó cómo había aprendido a utilizar las funciones táctiles del dispositivo. "Me dijo que observó a su hermana y con eso le alcanzó para ver los videos de YouTube", cuenta. Él contó la anécdota a los padres que participaban de las reuniones de la Asociación Síndrome de Down de la República Argentina (Asdra). Y sintió que había algo en común: todos estaban sorprendidos por el desempeño de sus chicos con las tabletas.
A partir de ese momento apostaron por desarrollar aplicaciones que ayudaran a sus hijos en sus estudios.
No son los únicos con esa intención: en la Argentina, crecen los proyectos que buscan mejorar la calidad de vida de las personas con problemas auditivos, del habla o con discapacidad intelectual. Muchos de ellos son inéditos en el mercado y otros logran suplir a los que tienen costos inaccesibles.
DANE (www.proyectodane.org) es una iniciativa que apunta a generar aplicaciones de las que se valen los docentes para enseñar a niños y jóvenes con discapacidad intelectual. La idea es que los desarrollos pongan el acento en evitar remarcar los errores de los chicos, estimular los sentidos sin agobiarlos y presentar situaciones cotidianas a partir de personajes reconocibles. "La primer mejora que pudimos experimentar con el uso de estas aplicaciones es que son grandes facilitadores para promover el aprendizaje en áreas como lengua y matemática", señala Elías Halperín, director de Diálogos, una escuela que trabaja de forma conjunta con Asdra en el uso de estas herramientas.
Con unos auriculares y un smartphone, Ezequiel Escobar comenzó a experimentar con una aplicación móvil para asistir a quienes no podían comprar un audífono. La inquietud surgió cuando uno de sus compañeros de facultad, que es hipoacúsico, debió abandonar la carrera por sus problemas auditivos. Así, desarrolló uSound, una aplicación para iOS y Android que permite convertir un teléfono móvil en un audífono de bajo costo, si se lo usa junto con un auricular con conexión inalámbrica Bluetooth. Desde su lanzamiento en 2013, cuenta con más de 200.000 descargas y más de 10.000 usuarios activos, que la utilizan más de tres horas diarias. El gran desafío, ahora, está en superar esta etapa de prototipo para obtener la certificación médica.
Un cambio de vida
Hace dos años Felipe Miranda, de 11 años, recibió una prótesis de mano hecha a medida por una impresora 3D, gracias al desarrollo de Gino Tubaro y Rodrigo Pérez Weiss. Su costo final fue de sólo $2000, si se tiene en cuenta que este tipo de prótesis ronda los 40.000 dólares.
En los Estados Unidos, Alex, de seis años, que nació con un problema de crecimiento, también recibió un implante hecho a medida con la misma técnica. "La impresión 3D nos permite realizar diseños y prototipos de forma rápida, con costos mínimos de desarrollo comparados con la fabricación tradicional", cuenta el creador de la prótesis, Albert Manero, de la organización de voluntarios Limbitless Solutions.
"La responsabilidad de usar estos diseños es de las instituciones médicas y educativas", dice Jorge Zuniga, profesor de la Universidad Creighton en California y especialista en el desarrollo de prótesis de bajo costo. Y agrega: "Es nuestro deber ponerlos a disposición para avanzar en la investigación de este tipo de iniciativas y para que otras personas puedan realizar prototipos". El especialista forma parte de Cyborg Beast, un emprendimiento que asiste a familiares de chicos que requieren este tipo de ayuda ortopédica. "Antes de imprimirlas deben informarse de los beneficios y de todos los aspectos relacionados con el diseño. Y el médico es el que tiene que dar su opinión", recomienda.
Fuente: La Nación.-
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