El regreso de Paty Altamirano al cerro Mercedario, 42 años después

El último deseo de la joven andinista tucumana, fallecida en 1981, se cumplirá cuando sus cenizas sean llevadas al mismo cerro donde perdió la vida.

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Cuarenta y dos años han pasado desde la trágica caída de Martha "Paty" Altamirano en el cerro Mercedario. En marzo de 1981, la joven andinista tucumana, de solo 20 años, resbaló por una pared de hielo en la peligrosa Pared Sur de la montaña, cayendo cientos de metros hasta perder la vida. Su cuerpo nunca fue encontrado hasta principios de 2023, cuando un grupo de andinistas descubrió sus restos en el mismo lugar donde ella había partido.

A pesar del tiempo transcurrido y del dolor que siempre acompañó la pérdida, había un deseo muy claro de Paty: sus restos debían descansar en el cerro donde había muerto. Y ese deseo finalmente se cumplirá. A más de cuatro décadas de su partida, sus cenizas están siendo llevadas de vuelta a la montaña que fue su pasión y que, trágicamente, también le arrebató la vida.

Este regreso no es solo un acto simbólico, sino un homenaje profundo a su vida. La expedición que comenzó esta semana está organizada por Corina Altamirano, hermana menor de Paty, quien no dudó en hacer todo lo posible para cumplir con su voluntad. El proyecto se gestó en mayo de 2024, cuando Corina, trabajando en una entrevista para una revista de montañismo, se dio cuenta de que la idea de cumplir con el deseo de Paty era más que posible. Al conectar con un grupo de jóvenes montañistas, encontró en ellos el apoyo necesario para hacer realidad este tributo.

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El grupo que lleva a cabo esta expedición está compuesto por personas cercanas a la familia Altamirano y miembros de CerrosTuc, un colectivo de montañistas que se conocen desde pequeños. Entre los participantes se encuentran Silvia Altamirano (hermana de Paty), Fabrizio Oieni, Evaristo y Facundo Moyano Paz, Marco Muñoz, Joaquín Forcinito y Bernabé Solá. Ellos, unidos por la montaña y el recuerdo de Paty, se embarcaron en este viaje lleno de sentimientos y emociones.

A diferencia de 1981, esta vez el ascenso no será por la peligrosa Pared Sur, sino por la ruta normal que comienza en Laguna Blanca. La expedición, que tomará entre 8 y 10 días, no se ve como una hazaña o un desafío personal, sino como una forma de rendir homenaje a Paty y a su amor por el cerro. "No busco llegar a la cumbre, lo que quiero es hacer un viaje de prospección, un tributo a la vida, a Paty", expresó Corina en una entrevista, destacando que este viaje es más emocional que físico.

Paty, según recuerda Corina, era una persona muy profunda, con una gran sensibilidad social. Le gustaba leer y reflexionar sobre la vida, y tenía una visión de la religión centrada en el ser humano y en la justicia. "Era muy rebelde ante las injusticias y siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás", dijo Corina, quien aún siente la presencia de su hermana en cada rincón de la montaña que compartieron.

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