Según la Justicia Electoral de Venezuela, ganó Maduro con más del 51% de los votos

El Consejo Electoral de Venezuela anunció como ganador a Nicolás Maduro con el 51.2% de los votos, mientras que al candidato de oposición, Edmundo González Urrutia, se le atribuyó el 44.2%. El presidente del organismo, Elvis Amoroso, indicó que estos resultados, presentados con el 80% de los votos escrutados, mostraban ya una tendencia “irreversible”. El primer balance reportó una participación del 59%, con Maduro obteniendo 5.140.092 votos y González Urrutia recibiendo 4,45 millones de sufragios.

Venezuela se adentró en un terreno desconocido y lleno de incertidumbre, en medio de una jornada electoral que pasará a la historia como un hito en la lucha por la democracia. Con la llegada de la noche, miles de ciudadanos persistían en los centros electorales, esperando las actas que confirmarían un triunfo anticipado por las encuestas a favor de la oposición.

En las redes sociales, los resultados favorables a la oposición comenzaron a circular, incluso en bastiones tradicionalmente chavistas como el barrio 23 de Enero. En este territorio, conocido por sus colectivos paramilitares y como lugar de votación de Hugo Chávez, Edmundo González Urrutia superó a Nicolás Maduro. Con el 20% de las actas contabilizadas, las cifras eran contundentes: un 70% para la oposición frente a un 30% para Maduro, según fuentes opositoras.

Sin embargo, el chavismo no tardó en imponer su narrativa. Antes de que las autoridades electorales emitieran un comunicado, varios voceros chavistas proclamaron sin reservas que Maduro había asegurado su tercer mandato. Jorge Rodríguez, el hombre fuerte de Maduro, convocó a sus seguidores al Balcón del Pueblo en el Palacio de Miraflores, anticipando la victoria.

Mientras tanto, en la Plaza Bolívar, seguidores de Maduro se reunían para celebrar, acompañados por militares y paramilitares. En un contraste marcado, María Corina Machado dirigía un mensaje a los “héroes anónimos” en los centros electorales, instándolos a permanecer y defender los votos hasta obtener las actas correspondientes.

En un intento por controlar la situación, el gobierno de Maduro interrumpió la transmisión de datos desde los centros de votación, dificultando el acceso de la oposición al sistema de datos del Consejo Nacional Electoral (CNE). Los colectivos chavistas respondieron con violencia, hostigando y disparando en diversas zonas del país. Las primeras imágenes de heridos comenzaron a aparecer, con la primera víctima mortal reportada en Táchira.

En paralelo, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, proclamaba una jornada pacífica y reiteraba su apoyo a la revolución.

En los barrios populares de Caracas, la “caravana de la libertad” liderada por María Corina Machado despertó un fervor inusitado. Kelly H., una joven de 21 años, expresó su optimismo en el barrio de El Valle, un antiguo bastión chavista.

Las encuestas a pie de urna (exit polls) apuntaban a una victoria de Edmundo González Urrutia, con una ventaja de entre 20 y 35 puntos sobre Maduro. Edison Research, para The Wall Street Journal, predijo un triunfo del 64% para González Urrutia frente al 31% de Maduro.

Sin embargo, las encuestas no oficiales en Venezuela pintaban un cuadro distinto. Hinterlaces, propiedad de un asesor de Maduro, proclamó la victoria del presidente sin credibilidad alguna.

El cierre de centros con votantes opositores esperando afuera, el bloqueo de testigos y la negativa a entregar actas de resultados marcaron una jornada caracterizada por la manipulación electoral. Desde los retrasos en zonas opositoras hasta los abusos de los militares del Plan República, el chavismo empleó todas sus tácticas de control electoral.

A pesar de las dificultades, algo ha cambiado en Venezuela. María Corina Machado fue ovacionada en diversos barrios de Caracas, mientras que Maduro votó temprano para evitar abucheos. En Petare, una de las mayores favelas de América Latina, las largas filas de votantes mostraron una decidida voluntad de ejercer su derecho, cantando “¡Y va a caer, y va a caer, este gobierno va a caer!” en un reflejo del descontento y la esperanza de cambio.