Fundó un merendero en Albardón, un tumor puso en jaque su vida, pero no detiene su labor solidaria

A sus 25 años ya es referente en su comunidad y desea seguir ayudando. Cómo colaborar con él.

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En el corazón del departamento de Albardón, en la intersección de las calles La Laja y Piedritas, se encuentra el merendero "Corazones Sonrientes". Este refugio de esperanza y ayuda comunitaria es dirigido por Nicolás Vega, un joven de 25 años, cuya dedicación y compromiso han marcado la diferencia en su comunidad.

Nicolás comenzó esta noble tarea el 5 de abril de 2019, a las 17:00 horas, junto a su abuela Dominga Mercado. Motivados por la necesidad de su zona, empezaron con recursos limitados: dos cajas de leche, un cacao y un kilogramo de azúcar. Rápidamente se dieron cuenta de que su esfuerzo era necesario, ya que los niños llegaban acompañados de sus madres. Apelaron entonces a la solidaridad de la gente a través de las redes sociales y, en pocos días, recibieron visitas y donaciones que confirmaron la existencia de personas de buen corazón.

Desde ese día, el merendero "Corazones Sonrientes" no ha cerrado sus puertas, a pesar de enfrentar altibajos. La llegada de la pandemia en 2020 presentó un desafío enorme. Con los niños imposibilitados de asistir al merendero, Nicolás y su equipo decidieron que las madres podrían recoger la merienda para sus hijos. Además, observando que muchas familias no podían alimentar adecuadamente a sus hijos, Nicolás reunió a su familia y amigos para comenzar a preparar almuerzos y meriendas, recaudando alimentos no perecederos, carne y verduras a través de las redes sociales.

El año 2021 trajo un respiro. Voluntarios de países como Brasil, Colombia y Bolivia se unieron al esfuerzo, ofreciendo talleres y actividades para los niños y padres. Esta ayuda internacional continuó en 2022, con voluntarios de Ecuador, Brasil, Colombia y México, quienes colaboraron en la preparación de meriendas y almuerzos.

Sin embargo, el 2024 ha sido un año complicado debido a la crisis económica que atraviesa el país. A pesar de esto, Nicolás y su equipo no han bajado los brazos. En marzo, mientras trabajaba en la cosecha, Nicolás sufrió una convulsión y fue hospitalizado. Los médicos encontraron un pequeño tumor en su cabeza y, tras una serie de estudios, le diagnosticaron una hepatitis farmacológica que redujo la función de su hígado al 25%. Este diagnóstico lo puso en una lista de emergencia para un trasplante de hígado, pero gracias a un equipo de profesionales del Hospital Rawson y al tratamiento médico, logró estabilizarse sin necesidad de un trasplante.

Durante su internación, Nicolás recibió un aluvión de apoyo en forma de cartas, videos y mensajes de WhatsApp de los niños y padres del merendero, lo que le dio fuerzas para seguir adelante. Incluso en su convalecencia, Nicolás se preocupaba por el tradicional locro patrio del 25 de mayo, evento que finalmente se realizó con éxito, gracias a la solidaridad de la comunidad.

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Actualmente, debido a su estado de salud, el merendero opera tres veces a la semana. Nicolás cuenta con el apoyo incondicional de su familia, que se encarga de las actividades en su ausencia. Su labor se realiza sin pedir nada a cambio, movidos únicamente por el corazón y la solidaridad de la gente. A pesar de no recibir ayuda gubernamental, Nicolás y su equipo continúan su misión de mejorar la vida de su comunidad.

"Estamos necesitando para la escuela primaria Maestro Argentino, de Pocito, dos estufitas usadas o que estén rotas pero que se puedan arreglar", comentó Silvio Vargas, un colaborador del merendero, en una publicación de Instagram. Para quienes deseen colaborar, Vargas indicó que pueden contactarse a través de sus redes sociales o al número de teléfono 2645401972.

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La historia de Nicolás Vega es un testimonio de perseverancia y solidaridad. A la espera de su operación, confía en la ayuda divina y en la fuerza de su comunidad para continuar trabajando por el bienestar de los niños de Albardón. "Gracias infinitas", concluye Nicolás, dejando claro que su misión es una labor de amor y esperanza.

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