El uniformado fue atacado por dos ladrones que a punta de pistola le exigieron sus pertenencias.
Superó al CÁNCER y al COVID y hoy quiere “dar un MENSAJE a la gente que lo necesita”
NacionalesTodo empezó cuando en el 2018, cuando a Joaquín le empezaron a salir unas manchas en la piel que parecían moretones. Según relató: “me salieron manchitas en el cuello y mis familiares me empezaron a cargar, y también a mi novia, por los moretones, eran como diez de cada lado del cuello.
Entonces me doy cuenta que eso no era normal y me empecé a preocupar”. Las manchas continuaron manifestándose en otras partes del cuerpo, por lo que decidió ir al hospital. En el SAMIC lo atendió un doctor y le extrajeron sangre “cuando me fui, a los quince minutos me empieza a sonar el celular, no atendí porque era un número desconocido. Entonces me llegan un montón de mensajes y era la bioquímica que me decía –hola Joaquín, necesito urgente que vengas a retirar tus estudios y te va a estar esperando con urgencia el doctor- Y ahí ya me dí cuenta que algo estaba mal y me largué a llorar y me dije a mi mismo “yo tengo un cáncer” comentó el joven.
Cuando el médico lo atendió lo derivaron a Eldorado y allí le comunicaron que había una sospecha de leucemia. Esta enfermedad es un tipo de cáncer en la sangre y la médula ósea que afecta los glóbulos blancos quienes son los encargados del sistema inmunitario del cuerpo y ayudan a combatir infecciones.
De Eldorado surgió una nueva derivación a Posadas donde, luego de una punción en la médula ósea, le dan el diagnóstico de la enfermedad. A partir de allí comenzó el calvario de un tratamiento por demás doloroso e invasivo como lo es la quimioterapia.
“Estuve 30 días internado, todos los días era recibir entre tres y cuatro pinchazos para sacar sangre o quimio y 20 pastillas por día, la pase muy mal” describió. Luego de ese mes de internación, Joaquín imaginó que podría volverse a su casa y a su ciudad, sin embargo le comunicaron que debía seguir en tratamiento de quimioterapia durante un año, cuatro días a la semana. “Me puse muy mal, reaccioné mal, quería abandonar el tratamiento porque no la estaba pasando bien. Me sentía mal, sentía que me estaban matando, esa sensación es horrible porque realmente estaba más del otro lado que de éste” relató el joven.
En ese momento, sus hermanos, quienes lo criaron desde los tres años cuando se quedó huérfano, pagaron un alquiler en la capital de la provincia ya que no tenía donde quedarse, además del tratamiento doloroso, debió soportar estar lejos de su familia, pareja y amigos.
El peor momento llegó cuando debió someterse a las quimioterapias de alta dosis que “van en el cuello que van directo al corazón”. Joaquín sintió que no iba a lograrlo y le pidió a Dios desesperadamente que finalice ese dolor. “Se acercaba el 15 de mi sobrina y después de esa primer sesión me caí, en ese momento le pedí a Dios que me deje despedirme de mi familia y que después me lleve, estuve muchos días llorando, con malestar, vomitando. Fui a la fiesta para darle el último adiós a mis amigos y familia, que me vean bien y contento por última vez”, contó.
Ese fue un momento clave para el joven, ya que según contó, se produjo un quiebre y desde ahí fue más llevadera la enfermedad. “Fue un abrir y cerrar de ojos, cuando me dí cuenta, ya estaba en la etapa del mantenimiento que es con pastillas, obviamente se pasa mal, pero es más cómodo” Con ese tratamiento estuvo durante todo el año 2020.
Consultado sobre el momento en que recibió la noticia de que había vencido al cáncer relató emocionado que “fue algo que siempre soñé con ese momento, planeé un montón de cosas, que carteles, que festejos, caravana, todo y se me venía un montón de cosas a la cabeza, una mezcla de sentimientos. Cundo me dijeron, ya está lo superaste, fue como que se me hizo un globo en los oídos y no escuchaba nada, estaba con mi sonrisa de oreja a oreja” Volver a la normalidad fue al extraordinario para Joaquín ya que durante dos años, no podía jugar al futbol ni hacer ejercicio “me salió el niño interno” afirmo.
Además de soportar una enfermedad tan grave como el cáncer, Joaquín también contrajo Covid-19, dijo “tuve que perder el olfato para darme cuenta que era covid, debido a lo mal que se pasa cuando uno hace quimioterapia. Tenía los mismos síntomas que yo pensé que eran los efectos de la quimio, dolor de cabeza, vómitos, recaída A los días perdí el gusto y el olfato y ahí me hice el test y me dio positivo”.
Después de haberse curado de ambas enfermedades finalizó el relato con este mensaje “aférrense a Dios que él todo lo puede, luchen por sus sueños y disfruten que la vida es hermosa”.
Fuente: La Voz de Cataratas
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