Después del Zonda llega el viento sur y el frío.
Sanjuaninos consiguieron trabajo gracias a una condena
Sin título
Tres jóvenes cayeron en Flagrancia por robos, pero aprovecharon la segunda oportunidad para salir del mundo del delito.
Visiblemente arrepentidos por el delito que cometieron, tres jóvenes sanjuaninos contaron su paso por Flagrancia. Les dieron suspensión de juicio a prueba, o Proabtion, atendiendo a que no tenían antecedentes penales y considerando su juventud. Ellos sí pudieron aprovechar esta segunda oportunidad para alejarse del mundillo delictivo.
B.C. (para resguardar su identidad), de 20 años, fue juzgado el año pasado por intentar robar un par de zapatillas y una campera de un reconocido local comercial. Una de las psicólogas de la Oficina de Medidas Alternativas llamó la atención sobre la incidencia de drogas en su caso. El chico decía que no sabía por qué había cometido el hecho. Luego de entrevistas, conocieron que su mamá había fallecido un mes antes y el muchacho estaba bajo dependencia económica de su hermana. Se lo pudo detectar a tiempo y mostrarle que hay otras opciones de vida. A B.C. le tocaron tareas comunitarias en el Hospital Mental Zonda donde pudo realizar distintas actividades, accedió a un curso de computación también. "Me trataron bien en Flagrancia, todo lo que aprendí me ayuda y actualmente trabajo para una compañía", contó.
Otro de los chicos beneficiados con probatios es E.C, de 19 años, admite que cometió un error el año pasado. Fue juzgado por robar un celular en el kiosco de una plaza céntrica y obtuvo probatios. "Hice trabajos comunitarios en la Municipalidad de Chimbas, después tuve la oportunidad de hacer un curso de capacitación en computación en UPCN. También tengo una beca para hacer boxeo en el Club Mocoroa y un curso de capacitación laboral".
M.C. fue juzgado por intentar robar una balanza de un almacén. "Me ayudaron, me dieron la posibilidad de cambiar. Estoy trabajando tras el curso de capacitación laboral con una pasantía en Biblioteca Popular Sur y este mes creo entro a una fábrica de espárragos".
Visiblemente arrepentidos por el delito que cometieron, tres jóvenes sanjuaninos contaron su paso por Flagrancia. Les dieron suspensión de juicio a prueba, o Proabtion, atendiendo a que no tenían antecedentes penales y considerando su juventud. Ellos sí pudieron aprovechar esta segunda oportunidad para alejarse del mundillo delictivo.
B.C. (para resguardar su identidad), de 20 años, fue juzgado el año pasado por intentar robar un par de zapatillas y una campera de un reconocido local comercial. Una de las psicólogas de la Oficina de Medidas Alternativas llamó la atención sobre la incidencia de drogas en su caso. El chico decía que no sabía por qué había cometido el hecho. Luego de entrevistas, conocieron que su mamá había fallecido un mes antes y el muchacho estaba bajo dependencia económica de su hermana. Se lo pudo detectar a tiempo y mostrarle que hay otras opciones de vida. A B.C. le tocaron tareas comunitarias en el Hospital Mental Zonda donde pudo realizar distintas actividades, accedió a un curso de computación también. "Me trataron bien en Flagrancia, todo lo que aprendí me ayuda y actualmente trabajo para una compañía", contó.
Otro de los chicos beneficiados con probatios es E.C, de 19 años, admite que cometió un error el año pasado. Fue juzgado por robar un celular en el kiosco de una plaza céntrica y obtuvo probatios. "Hice trabajos comunitarios en la Municipalidad de Chimbas, después tuve la oportunidad de hacer un curso de capacitación en computación en UPCN. También tengo una beca para hacer boxeo en el Club Mocoroa y un curso de capacitación laboral".
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