Después del Zonda llega el viento sur y el frío.
Hace 30 años, jóvenes sanjuaninos unieron la provincia con el Atlántico en canoa
Para muchos aventureros la navegación en canoa es una aventura especial, casi primitiva. Esto fue lo que movilizó, hace 30 años, a jóvenes entusiastas canoítas de la provincia de San Juan a emprender una travesía única en su tipo en el país en ese entonces. Unieron San Juan y el océano Atlántico por distintos ríos del país en canoa.
Tal vez desde que el hombre civilizado se asentó en tierras sanjuaninas vigilaba por las montañas una vinculación entre nuestro río con el lejano océano Atlántico buscando una vía acuática para transportar sus productos, llevar mensajes y unir pueblos. Hasta el 20 de febrero de 1988 esta empresa parecía ser un simple sueño. En esta fecha cuatro canoas con intrépidos jóvenes sanjuaninos logró lo que para hasta ese entonces nadie hizo. Partieron desde el Río San Juan y llegaron hasta la desembocadura del Río Colorado. Esto sucedió hace tres décadas y San Juan fue protagonista nacional por esta travesía sin precedentes en ese entonces.
En ese momento, jóvenes entusiastas del grupo Huarpes organizaron una expedición que se denominó “Travesía Cultural y Deportiva” que unió a San Juan con el océano Atlántico. La proeza de estos sanjuaninos fue un proyecto integracionista de aspiraciones y de esfuerzos comprendida en la cuenta hidrográfica que logró unir las fronteras interprovinciales de San Juan, San Luis, Mendoza, La Pampa, Neuquén y Buenos Aires.
Partieron del puente del departamento 9 de Julio el 6 de enero de 1988 con una afectuosa despedida por parte de sus familiares y del público que se acercó hasta allí para vivir en persona el inicio de la travesía que mantuvo en vilo a los sanjuaninos por más de un mes. Tal como estuvo previsto, participaron ocho jóvenes entusiastas del grupo Huarpe y dos del Grupo GERAS de la Policía de San Juan. Ellos fueron Luis Quiroga, Humberto Campodónico, Enrique Cara, Alfredo Rodríguez, Guillermo López, Marcos Herrera, César Carmona y Roberto Garro. Por el Grupo GERAS, emprendieron Roberto Elizondo y Jorge Tejada.
En los momentos previos a la partida, los arreglos estuvieron a la orden del día. Los canoístas a pesar de no haber conseguido un subsidio del gobierno provincial, contaron con todo lo necesario para la ocasión, como elementos de radio aportados por Radio Club San Juan, imprescindible para mantener comunicación mientras transcurría el viaje. Además, los mismos sanjuaninos fueron solidarios y les facilitaron la obtención de sueros antiofídicos, cartuchos de bengala, carpas, alimentos y demás utensilios que fueron necesarios la expedición.
Una semana después, los jóvenes cumplieron su primer objetivo que fue llegar hasta la localidad de El Encón. Sin embargo, esto no fue fácil ya que en el camino el río les presentó algunos sobresaltos que afortunadamente pudieron sortear. En este trayecto los insectos se volvieron insoportables, el agua les jugó por tramos en forma traicionera que se empeoró con la presencia de tormentas por varios días. No obstante, los jóvenes siguieron firme en su objetivo y continuaron con la travesía. En esta localidad realizaron el primer descanso para seguir el viaje hasta el próximo destino que fue el puente en la Ruta 7 en la provincia de Mendoza.
Cuando llegaron a la provincia de La Pampa, el objetivo que por momento se tornaba complicado comenzó a ser una realidad más cercana. Llegaron al sistema de Desaguadero tras navegar más 3.6000 kilómetros por distintos ríos. Atravesaron íntegramente esta provincia y allí fueron objetos de diversas fiestas y agasajos. El gobierno de La Pampa, las fuerzas vivas y la Prefectura Naval los recibieron de manera entusiasta y los trataron como héroes por la aventura que estaban realizando.
Finalmente, 45 días después de iniciarse travesía, llegan al océano Atlántico. Durante este mes y medio navegaron 4.000 kilómetros por los ríos San Juan, Desaguadero, Salado, Chalideuvú, Curacó y Colorado para embocar en el Atlántico, luego de recorrer las provincias de San Juan, Mendoza, San Luis, La Pampa, Neuquén y Buenos Aires. Los intrépidos canoístas navegaron diariamente entre 10 a 11 horas para recorrer una distancia promedio de 100 kilómetros por jornada.
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