Grupos de Whatsapp: la nueva trinchera entre padres y docentes

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Creados para resolver cuestiones prácticas de la escuela, se terminan convirtiendo en un nuevo foco de conflicto entre padres y docentes por los malentendidos que favorecen. Las quejas más frecuentes y las opiniones de padres, docentes y especialistas sanjuaninos.








 

POR GRACIELA MARCET.

Desde hacer preguntas sobre el próximo acto escolar, pasarse la tarea para el día siguiente o pedir ayuda con el transporte, hasta criticar a los profesores, juzgar a otros padres o amenazar con denunciar a la institución. Todo lo que habitualmente se discutía en el ocasional encuentro en la puerta de la escuela resulta ahora potenciado por los canales de la nueva era. En la época de la comunicación virtual, los grupos de WhatsApp no solo se transformaron en el medio de contacto privilegiado por amigos y familiares, sino también en el punto de encuentro de los padres y madres del siglo XXI. Sin escapar a este fenómeno internacional, los padres sanjuaninos son usuarios frecuentes de esta herramienta, que muchas veces termina amplificando los problemas en lugar de resolverlos.
Son una pesadilla” es la frase que se escucha decir a muchas madres sobre los famosos grupos virtuales, en los que las mujeres siguen siendo mayoría. Sin caer en sexismos, son las mamás las que mayor participación tienen en estos chats porque son ellas las que generalmente siguen ocupándose de atender las necesidades de sus hijos en la escuela. Y aunque en muchas ocasiones el acceso rápido al conjunto de padres resulta de gran utilidad, la realidad es que terminan siendo más las quejas sobre la saturación de mensajes, la susceptibilidad entre unos y otros integrantes y la cantidad de complots exitosos o fallidos contra el “malvado” o “ineficiente” profesor.
Los problemas se presentan especialmente en los niveles Inicial y Primario y la alerta sobre los malos entendidos en la red ya llevó a que algunas escuelas comenzaran a incluir, en sus reglas de convivencia, pautas para utilizarla. De esta manera, los docentes intentan elevar los niveles de reflexión sobre los peligros de canalizar toda queja o comentario por el celular, en atención a una tendencia imparable. “No podemos impedir que utilicen esas herramientas. El ritmo de vida actual hace que los padres estén muy ocupados y ya no tengan el tiempo que antes tenían para ocuparse de los temas escolares. Lo importante es que sepan diferenciar qué cosas pueden resolverse a través del WhatsApp y qué necesita una charla personal para encontrar la solución adecuada” dice una maestra de segundo grado de una escuela de Chimbas.
“Son cocoritas por mensaje pero en las reuniones nadie habla”.

La mayoría de las madres pertenece actualmente a estos grupos y los testimonios dan cuenta de todo lo bueno y lo malo que puede ser una conferencia virtual que no contempla horarios ni feriados. Cansadas por el exceso de comentarios a los que veían poco sentido, algunas abandonaron los grupos, aunque hoy lamentan no poder enterarse si el docente hará paro y qué hay que hacer para el acto de fin de curso, entre otros datos clave.
Quienes se mantienen firmes, intentan hacer un balance entre lo positivo y lo negativo. Es el caso de una madre que envía a sus hijos, de 8 y 5 años, a una escuela de Capital: “lo bueno es el contacto y el pasarte tareas cuando tu hijo falta, pero lo malo son las confusiones que se generan, el espacio para las críticas y el mal uso de algunas madres para temas políticos y cadenas de todo tipo” expresa.
Para Cecilia, madre de una nena de 7 años que asiste a una escuela de Santa Lucía, “el grupo del colegio es un verdadero lío”. “Se arma un problema cuando se pierde una campera o se hace un complot en contra de la seño por algo que dijo. Ni hablar cuando va un nene enfermo y la matan a la madre que lo llevó. Son todas muy cocoritas por mensaje pero en las reuniones de padres nadie habla. Me cansa que se critique todo, desde las tareas hasta la manera de enseñar” dice la mujer de 33 años. En relación a las tareas, critica la tendencia actual de “las mamás que sacan foto al cuaderno de los chicos que copiaron los deberes en forma completa y lo comparten en el grupo para los que no lo hicieron”. De esa forma “no solo se le quita responsabilidad al chico que no se hace cargo de su propia tarea sino que se generan competencias entre las madres, que empiezan a decir ´mi hijo/a hace la tarea y el tuyo no´”.
Para María Luisa, la experiencia con su grupo de madres fue muy positiva. No solo encontró un lugar para estar al tanto de la rutina de su hijo en el jardín sino que ganó nuevas amigas. “Somos un grupo re unido y no tenemos problemas. Lo único que no me gusta es cuando se critica alguna modalidad del colegio y algunas madres van a contarle a la seño o a la directora. Más de una vez me llegaron notitas explicando alguna cuestión que justo había sido motivo de queja en el grupo y no se había expresado en otro lugar” comentó la mujer, que reside en Rivadavia.
La situación es distinta en aquellos casos en los que el docente participa del grupo y en donde el que se atreve a esbozar alguna crítica es rápidamente acallado por los que salen en defensa cerrada hacia el maestro. “En mi grupo se deshacen en elogios hacia la seño y cuando alguna madre quiere preguntar algo o plantear un temor por algo que le pasó a su hijo, todos salen a defender a la maestra diciendo que la educación tiene que venir de la casa” comentó una madre de un niño de cinco años que asiste al nivel inicial en Capital. Para esta mamá, “los problemas se generan por las diferentes concepciones que cada uno tiene de la educación y por hablar con muchas personas a la vez, de las cuales uno no sabe qué le puede caer bien o mal a cada una”. “No implica el mismo nivel de compromiso que interactuar cara a cara y se generan muchos problemas que se solucionarían de otra manera si se hablara de forma personal” evalúa.


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Los deberes de los padres 2.0
“Pensar antes de compartir” es el lema de los psicopedagogos, docentes y estudiosos de la relación entre las nuevas tecnologías y la educación. “Antes de esconderse tras un grupo de WhatsApp, hay que saber que cualquier comentario que atente contra el honor de un profesor podría ser capturado por cualquiera y llegar al conocimiento de la Policía” dice Albert Gimeno, director y cofundador de la ONG española Padres 2.0, dedicada a la protección de la infancia en internet. Y aunque parezca exagerado, no son pocos los casos en que un malentendido virtual termina generando amenazas de denuncias judiciales para directivos o instituciones.
Según la psicopedagoga sanjuanina Susana Maurin, “como pasa con toda tecnología, el WhatsApp puede ser bueno o malo según el uso que se le da”. Para esta profesional, los problemas pueden surgir si los grupos son utilizados para “echar nafta al fuego o demonizar a un docente en lugar de solucionar el problema en el sitio que corresponde”. El costado negativo de los chats se vincula a la gran facilidad que proporcionan para “hacer una descarga emocional en un lugar que muchas veces potencia el malestar y no conduce a una solución concreta”, según explica Maurin.
En este sentido, los expertos destacan la importancia de aprender a utilizar estos grupos y de entender que no reemplazan el tiempo que hay que dedicar al encuentro con los docentes o los otros padres.
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