El nuevo torneo fue demasiado largo para River

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River cabizbajo
River cabizbajo
El primer campeonato largo después de más de 20 años tuvo varias fechas de más para River. Le sobraron tardes y noches amargas. Partidos que lo dejaron descolocado, que lo llenaron de dudas e inseguridades, que lo fueron desgastando hasta diluir la imagen altiva que tuvo en otros momentos.






Cubierto en las competencias internacionales, River quedó a la intemperie en lo doméstico. No le dio el cuero para abarcar tanto y los hinchas tuvieron una mirada comprensiva y tolerante con la declinación local. Ayer, en el Monumental, hubo cánticos triunfales para despedir a un equipo muy gris, escasamente reconocible por la formación y por un rendimiento flojo.
River ni siquiera pudo evitar perder un encuentro que de puro aburrido e intrascendente para ambos equipos se encaminaba a un empate sin goles.

A falta de mayores virtudes, la paridad sólo se podía romper por un error. Lo cometió Mammana al perder la pelota en una salida; los primos Denis y Maxi Rodríguez combinaron para abrir el marcador. Un rato más tarde, la jerarquía de Scocco, que ingresó en la última media hora, se coló en la chatura de los 90 minutos con una espectacular volea para el 2-0.

Con otros nombres, con varios suplentes y la promoción de algunos juveniles (debutaron Arellano, Palacios y Olivera), River no se alejó del diagnóstico que viene dando Gallardo: es un equipo desinflado, poco lúcido, muy impreciso, escaso de confianza. No juega los partidos, los sufre.

River recibe como una bendición el final del torneo y el paréntesis que se abre por la doble jornada de las eliminatorias. Los 18 días sin competencia oficial que tiene por delante los dedicará a una cura futbolística y mental. De aquí a fin de año, como mucho le quedan cinco partidos, todos decisivos, que serán tres si no se clasifica a la final de la Copa Sudamericana. El primero será el 26 de este mes, en el que deberá revertir la derrota 1-0 ante Huracán por las semifinales de la Copa Sudamericana. Y los otros dos encuentros seguros son la semifinal y la definición o el tercer puesto del Mundial de Clubes.
Volvió y no ganó más: tras la conquista de la Suruga Bank en Japón River no volvió a ganar en el Monumental.

Desde agosto, en su estadio, empató tres partidos y perdió otros tres. La última victoria fue el 25 de julio: 3-1 a Colón. El goleador del certamen, con 11, fue Fernando Cavenaghi, que se desvinculó tras la Copa Libertadores. La pretensión es despejar la mente y reenfocarse en los dos objetivos coperos que le quedan. Todo apunta al desgaste y el decaimiento general del plantel, un lastre que quizá también está afectando a Gallardo, que desde su palabra y exigencia no consigue despertar al equipo.

Ayer reapareció Vangioni tras más de dos meses por un desgarro y una recaída. Al principio se lo vio con una lógica falta de ritmo y sin la intensidad que lo caracteriza. Con un par de proyecciones en el segundo tiempo generó la situación más clara de gol. Se acercó más a su versión; River lo necesita entero, agresivo en la marca y la salida con la pelota.

Saviola no puede aprovechar ni estos partidos de relleno; no sólo tiene el arco negado, como dijo Gallardo tras el increíble gol que se le escapó ante Vélez, sino que anda perdido por el resto de la cancha.

Cubrir el lugar que dejó Funes Mori sigue siendo un dilema. Balanta tiene las dudas de un principiante y Mammana no da firmes garantías. Ayer cumplió bien Vega; le faltan algunos centímetros para ser central, pero es fuerte y duro en la marca. No se desordena. Hay que ver si está para asumir la responsabilidad de los choques decisivos que se avecinan.

River se despidió con un pálido 9° puesto de un torneo en el que supo ser puntero, allá por las fechas 9 y 10, en abril. Después de la obtención de la Suruga Bank, en Japón, vino la caída de local ante San Martín. Corría mediados de agosto y empezó un declive al que por ahora sólo el final del torneo le puso un tope.
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