Preocupación por el crecimiento irregular del Gran San Juan 

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Saturación residencial y vehicular en Capital y Rivadavia, pérdida de zonas para cultivo en Pocito y Santa Lucía y problemas de salud en áreas superpobladas son algunos de los efectos de la expansión desordenada. Por qué proliferan los “espacios estresados” y cuáles son las propuestas que no se aplican. 








POR GRACIELA MARCET

Cualquiera puede advertirlo y basta con recorrer los nuevos barrios en Santa Lucía, intentar llegar a Rivadavia en hora pico o notar la progresiva disminución de los espacios rurales en Pocito. En los últimos diez años, el Gran San Juan tuvo un impresionante crecimiento urbano, que no solo modificó el paisaje sino también los hábitos y perspectivas de sus habitantes. Al incremento de la población, se sumaron factores como los destinos de la inversión inmobiliaria y medidas históricas como la erradicación de villas, que constituyeron la solución para miles de familias pero también abrieron una serie de problemáticas derivadas de la falta de planificación adecuada. La superposición de zonas residenciales con áreas industriales, la reducción de áreas de cultivo ante el avance de los barrios, la saturación de zonas como Rivadavia y las dificultades para acceder a los servicios básicos en lugares alejados, repercuten hoy cada vez en más habitantes.

“Todos los proyectos de urbanización deben obtener la aprobación de la Dirección de Planeamiento” dicen los inversores privados que aseguran el rol activo del Estado en el diseño urbano. Sin embargo, cada vez más especialistas, académicos y vecinos de diferentes zonas reclaman por los problemas que origina la ausencia de una política integral en la materia. Desde el ámbito universitario, distintos investigadores realizan propuestas para superar el esquema actual, que en la mayoría de los casos se limita a pedir el cumplimiento de requisitos mínimos para aprobar los pliegos de los barrios. Sin embargo, la falta de claridad en las políticas públicas continúa afectando la puesta en marcha de las ansiadas soluciones.

El eterno conflicto de competencia entre la Provincia y los municipios suele generar un círculo vicioso en el que unos y otros se tiran la pelota para desligar responsabilidades. La disociación entre el Estado y las universidades es otro de los problemas más graves y, salvo escasas excepciones, los proyectos que demandan años de estudio y significativas sumas de dinero son ignorados por los funcionarios que trabajan de forma aislada a las propuestas científicas.


Gran San Juan. Expansión 1991-2001-2010


Hace tres años, el Gobierno Provincial acusó recibo y presentó el “Plan de Ordenamiento Territorial del Área Metropolitana Gran San Juan”. En este marco fueron anunciadas medidas como la construcción de un segundo anillo de Circunvalación y la realización de otras obras viales y de infraestructura, que constituyen importantes indicios para el San Juan del futuro. Pero más allá de estas promesas puntuales, existe una fuerte preocupación de diversos sectores por los inconvenientes que arrastra el Gran San Juan desde hace años, con la aparición esporádica de parches para remendar el enorme agujero de la planificación urbana.

Dispersión en la zona sur

Por tener uno de los desarrollos más críticos, la zona sur ha concentrado la atención de los especialistas de la Universidad Nacional de San Juan. El estudio “El crecimiento urbano y la accesibilidad a los servicios públicos en el borde sur del Gran San Juan”, de los autores Hugo Andrés Tejada, Andrea E. Sarracina y Sandra E. Sánchez, advierte que el crecimiento en esta zona en los últimos 10 años se ha caracterizado por “la dispersión urbana”, signada por el reemplazo de los cultivos de carácter intensivo por la construcción de barrios privados y el nacimiento de núcleos que pese a todo continúan dependiendo de la ciudad.

Según este estudio, la zona sur evidencia el conflicto que se produce por el choque de dos realidades: la generada por las políticas estatales de asistencia habitacional y la provocada por la acción inmobiliaria de capitales privados que busca captar la inversión de las clases medias y altas. Esta combinación desemboca en la proliferación de barrios “claramente desarticulados, con escasa accesibilidad a los servicios propuestos, situación que pone en evidencia la ausencia de una planificación urbana que contemple el crecimiento de la ciudad, y la oferta y demanda de nuevos servicios de quienes habitan estos espacios”.


San Juan


Rivadavia: saturación y caos vehicular

Por su ubicación privilegiada en altura o por motivos de especulación inmobiliaria, la zona oeste se convirtió en el punto más buscado y cotizado del Gran San Juan. El enorme crecimiento de Rivadavia no solo ha generado un fuerte incremento en los valores de las propiedades sino también la congestión vehicular, que ocasiona dolores de cabeza a todo el que debe circular por avenida Libertador o por Ignacio de la Roza en horarios pico.

Embotellamientos constantes y accidentes de tránsito son algunos de los resultados de este problema, que solo es atendido de manera insuficiente con medidas como la implementación de los cuestionados “pianitos”.

El problema de los servicios para los nuevos barrios

Si bien todo desarrollo urbano exige la aprobación de la factibilidad de agua potable, cloacas, gas, energía eléctrica y alumbrado público, y la cercanía de los servicios de salud y educación, la realidad indica que hoy son muchos los barrios que escapan a la previsión. En este sentido, distintos especialistas coinciden en que muchas veces se realiza una “aprobación general” pero después los servicios no alcanzan para abastecer a todos los hogares. Santa Lucía y Pocito son los grandes exponentes de la forma antojadiza que adquiere la trama urbana, con problemas que son trasladados a los mismos propietarios.


nuevos barrios


Adiós al paisaje rural 

Otro de los problemas que afecta a los distritos que experimentan el acelerado desarrollo de residencial es la alarmante reducción de las áreas que durante históricamente dedicadas a la agricultura. En las zonas periféricas se produce así “una ocupación fragmentada y principalmente la pérdida de la totalidad del paisaje rural”, sin importar las importantes inversiones en sistemas de riego que se habían realizado en esas zonas, según informa el estudio “El periurbano del Gran San Juan y sus implicancias” de la licenciada en Geografía, Valeria Irene Llull.

Para la investigación de Tejada, Sarracina y Sánchez, esta refuncionalización favorecida por las políticas públicas y las acciones inmobiliarias privadas, genera un espacio agro-industrial “tensionado y estresado en cuanto al sustento de nuevos núcleos urbanos dispersos, que demandan gran cantidad de servicios y funciones en un ambiente casi desprovisto de esa oferta”.

Impacto en la salud y el medioambiente 

Según el estudio de Llull, la salud de los habitantes de las zonas periféricas también sufre las consecuencias del crecimiento desordenado. Para esta investigadora, “el área urbana del Gran San Juan crece en forma dispersa y no planificada y origina territorios de borde con problemas de sostenibilidad que afectan la calidad de vida de la población”, entre los que destaca los casos de mortalidad por tuberculosis en el área periurbana. “El análisis de los datos provinciales del Ministerio de Salud de la Provincia de San Juan indica que existe hoy un aumento en las tasas de mortalidad en departamentos periféricos y rurales del territorio sanjuanino”.

El en el período 2010-2012, Llull detectó que “la mortalidad por tuberculosis en todas sus formas en el área de estudio aumenta en 2011 respecto al año anterior y se mantiene en 2012” y que “los departamentos que registran más casos de muerte en los años 2010-2012 son Capital y Rivadavia”.

Por su parte, Tejada, Sarracina y Sánchez señalan que el avance habitacional no solo compite con los espacios rurales sino también con la actividad industrial. “Hay que recordar que en muchas ocasiones el asentamiento humano se realiza en las proximidades de industrias nocivas o que en su actividad poseen un alto grado de impacto en el ambiente que deteriora la calidad de vida de quienes habitan en sus cercanías” asegura el estudio, que también resalta el perjuicio en el valor de los terrenos.

Por este motivo, los investigadores proponen diferentes líneas de acción, que incluyen políticas públicas con herramientas administrativas-legales que limiten el crecimiento en zonas periféricas con vocación agro-industrial, acciones que orienten este crecimiento a zonas que posean buena accesibilidad, distancias geográficas menores y localizadas en mejores lugares, e inversión en infraestructura vial que permita mejorar los accesos del sector oeste, entre muchas otras. Sin embargo, hasta el momento las políticas se limitan a un reducido número de acciones, que aparecen como soluciones parciales y momentáneas a problemas que requieren un esfuerzo multisectorial y una planificación a largo plazo.

 
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