El Papa recordó y oró por los ataques del 11 de septiembre de 2001

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Tras su discurso en la ONU, el pontífice rezó junto a otros religiosos en el Ground Zero de Nueva York sobre los grandes piletones instalados donde estaban ubicadas las Torres Gemelas. Luego celebró un encuentro en homenaje de las víctimas.




 

El papa Francisco, en el memorial por los atentados de 2001.

Después de su pujante discurso en las Naciones Unidas, el papa Francisco se dirigió al Ground Zero, donde rezó frente a los dos piletones que marcan la ubicación de las torres gemelas del World Trade Center antes de que fueran derribadas en los atentados de 2001. Luego, dentro del Museo Nacional 11 de Septiembre, celebró un emotivo servicio interreligioso.

El Sumo Pontífice argentino agachó su cabeza junto a uno de los inmensos piletones negros del Memorial en los que el agua fluye de manera permanente, en recuerdo a las víctimas de los peores ataques de la historia en territorio estadounidense.

Luego colocó una rosa en su borde, donde están inscritos los nombres de los muertos, mientras la multitud presente coreaba "Francisco, Francisco".

El papa habló con un grupo de familiares de las víctimas y socorristas, antes de ingresar en el museo.

En el museo, donde comparte un escenario con representantes judíos y musulmanes, Francisco busca rendir homenaje a las cerca de 3000 personas muertas en los ataques y a las seis fallecidas en un primer atentado en 1993.

"Aquí el dolor es palpable"

El pontífice mencionó al comenzar a dirigirse a los presentes la mezcla de "setimientos, emociones", por estar en ese lugar, "donde miles de vidas fueron arrebatadas en un acto insensato de destrucción".

"Aquí el dolor es palpable", añadió el pontífice, quien dijo que el agua que cae en el monumento creado donde estuvieron las Torres Gemelas "nos recuerda todas esas vidas que se fueron bajo el poder de aquellos que creen que la destrucción es la única forma de solucionar los conflictos".

"Este lugar de muerte se transforma también en un lugar de vida, de vidas salvadas, un canto que nos lleva a afirmar que la vida está siempre destinada a triunfar sobre los profetas de la destrucción, sobre la muerte", destacó el Papa.

"Espero que nuestra presencia aquí sea una potente señal de nuestras voluntades de compartir y reafirmar el deseo de ser fuerzas de reconciliación, fuerzas de paz y justicia en esta comunidad y en cualquier lugar del mundo", sostuvo Francisco.

"Necesitamos desterrar de nosotros sentimientos de odio, venganza, de rencor", agregó el papa, que pidió "paz en este mundo vasto que Dios nos ha dado como casa de todos y para todos".

La ceremonia comenzó con las reflexiones del rabino Elliot Cosgrove y de un imán de la mezquita de Nueva York y del imán Jaled Latif, de la Universidad de Nueva York.

Al acto asistieron además representantes del hinduísmo, el budismo, el jainismo, el sijismo, el judaísmo, los nativos americanos, los musulmanes y de otras ramas del cristianismo.

Fuente: La Nación
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