Nuevo PBI: ¿A quiénes beneficia?

Economía
Los cambios planteados por el Ministerio de Economía en la estimación de la generación de riqueza por rama de actividad respecto de la serie anterior a precios de 1993 elevaron en los últimos nueve años en 8 puntos porcentuales la participación de los productores de bienes en detrimento de los servicios.

Nuevo valor. El Ministerio de Economía explicó cómo es el nuevo cálculo para el PBI.

Fuente: Infobae

Una de las principales demandas de los economistas profesionales y de los organismos internacionales para que se modificara la medición de la generación de riqueza, con precios y estructura de gastos de los hogares más cercana a la realidad, se fundamentaba en la sobreestimación del crecimiento de los sectores productores de servicios y subestimación de los de bienes. La causa fue el repetido uso de un índice de inflación singularmente atenuado respecto del que surgía de los reales valores de mercado.

Los datos preliminares que difundió Economía, a través de la página web de la dependencia del poder Ejecutivo a cargo de Axel Kicillof, abonaron con creces aquellas presunciones. Las distorsiones de precios relativos que surgían de los índices del Indec a precios de 1993 fueron potenciando la relevancia de la rama de servicios en la generación de riqueza, hasta alcanzar un desproporcionado 68,5% del total, en contra de los productores de bienes cuya representatividad bajó a menos de un tercio.

Ahora, con los precios de 2004 los primeros cedieron 8 puntos porcentuales a favor de los segundos. Como consecuencia de esas modificaciones en la contribución de las principales ramas de actividad, se informó, sin mediar explicación alguna, que entre 2004 y 2012 el PBI creció 10,1 puntos porcentuales menos que lo que se fue comunicando en forma acumulada a lo largo de esos años.

Ya se analizó que una de las consecuencias de semejante diferencia de 57,7% versus 67,8% fue el perjuicio para las finanzas públicas, la posición de reservas del Banco Central y la sociedad en su conjunto en más de 2.200 millones de dólares: u$s1.939 millones por haber pagado el cupón PBI en 2009 cuando no hubiese correspondido, porque ahora se sabe que la actividad creció menos que el umbral disparador del pago de 3,3% y otros u$s300 millones en los años siguientes, porque la base de cálculo de los dividendos comprometidos con los bonistas que ingresaron a los canjes de deuda en default fue menor a la informada para los años siguientes.

Menos crecimiento en bienes y más en servicios

Otras de las sospechas que tenían gran parte de los especialistas era que con el viejo índice de precios, menos cercano a la realidad que el actual, se había sobreestimado el crecimiento de las ramas productoras de servicios porque se calculaba en valores reales a partir de deducirle a los valores nominales una tasa de inflación menor a la que percibía el consenso de mercado: en moneda corriente la generación de riqueza de esos sectores aumentaba fuertemente más por efecto de la suba de los precios que por la expansión de la demanda efectiva.

En este punto, las nuevas cuentas nacionales a precios de 2004 no despejaron la desconfianza en la medición de la tasa de crecimiento de la economía, porque pese a utilizar como deflactor variaciones más altas de precios, en lugar de haber disminuido el impulso que se había registrado originalmente en moneda constante se potenció. Fueron los casos del comercio que para el período 2004 a 2012 saltó de 87,6% a precios de 1993 a 95,5% a valores de 2004; la misma suerte corrieron la rama de restaurantes y hoteles, pasó de crecer 59,6 a 66,6%; la administración pública de 38,8 a 42,4%; y también los servicios de educación y salud de 41,6 a 50,6% y de "otras actividades comunitarias sociales y personales" de 49,7 a 57,5%.

Por el contrario, entre los productores de bienes varias ramas sufrieron recortes en las tasas de crecimiento originalmente calculadas por la Dirección Nacional de Cuentas Nacionales para dicho período de ocho años, como la pesquera de 41,8 a 19,6%; el agro en su conjunto de 13,9 a 8%; la construcción de 73,7 a 64,3% y las proveedoras de electricidad, gas y agua de 41,5 a 35,5 por ciento.

Esas aparentes inconsistencias en la reestimación del PBI se acentuó en la valuación de la generación de riqueza para 2013 a precios corrientes, porque determinó un salto del PBI en su equivalente en dólares de un rango de 490.000 millones de dólares con la vieja metodología, a más de 611.000 millones de dólares con la nueva, cuando las expectativas indicaban que con ese cambio se obtendrían cifras menores. Y si bien ahora, con un tipo de cambio oficial que saltó de 5,48 pesos por dólar (promedio para 2013) a poco más de $8, y considerando la estimación optimista del Estimador Mensual de Actividad del Indec de 1,4 de aumento en el primer trimestre, y una inflación oficial reconocida en poco más de 11%, el nuevo PBI se achicó al equivalente a 464.000 millones de dólares, eso no despeja las dudas de que Economía ha vuelto a sobreestimar la generación de riqueza con un valor de 3,35 billones de pesos para el promedio del último año.

Menos deuda y reducción de la presión impositiva

Ahora, seguramente, con esos valores Economía procederá a corregir el cálculo de presión tributaria, estimativamente de un rango global cercano a 47% a precios de 1993 para 2013 a menos de 39% a precios de 2004, para justificar que no hay razones para disminuir la carga de Ganancias sobre los asalariados y menos aún para las empresas.

Del mismo modo, podrá argumentar que la relación deuda pública sobre el PBI se redujo a niveles ínfimos y por tanto no justifica que los mercados sigan castigando al país con sobretasas de más de 8% al año por riesgo soberano de no pago. Aunque, del otro lado, los holdouts y los acreedores nucleados en el Club de París contarán con mayores razones de peso para exigir al Gobierno argentino que abandone la postura de seguir en default por incapacidad de ofrecer pagos en efectivo y honre los compromisos soberanos, independientemente de la administración que se endeudó y de la que decretó la cesación de pagos con un inédito respaldo legislativo a comienzos de la presente centuria.

Otro de los grandes ganadores con la revisión de las cuentas nacionales fueron las consultoras privadas, como FIEL, M&S de Melconian y Santángelo, Finsoport de Jorge Todesca, Econviews de Miguel Kiguel, Estudio Bein, Orlando Ferreres y Asociados, Ecolatina, Eco Go (Estudio Bein & Asociados), Gabriel Rubinstein & Asociados y Buenos Aires City, de la ex directora de Precios del Indec Graciela Bevacqua, porque luego de seis años desde el momento en que comenzaron los grandes desvíos entre los datos oficiales y los estimados por ellas, quedó demostrado que con mínimos recursos obtuvieron mediciones de inflación y PBI más cercanas a las nuevas estimaciones que acaba de publicar el Indec, que las que el organismo se había aferrado a defender sin sustento entre 2007 y 2013, y que ahora fueron desechadas.

Del lado de la demanda agregada, los nuevos números del organismo oficial de estadística dieron cuenta de que el consumo privado ha crecido más de lo estimado inicialmente para el período 2004 a 2012 de 72,4 a 74,3%. Por el contrario, el consumo del sector público atenuó su ritmo de expansión de 78 a 71,2%, pese a que del lado de la oferta, la generación de riqueza por parte de la administración pública se había intensificado de 38,8 a 42,4%, en dicho período entre la medición a precios de 1993 y precios de 2004.
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