Mineros chilenos se sienten estafados por la película

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Tres trabajadores denunciaron que la cesión de derechos no fue transparente.




 





 

Sólo iban 29 pasajeros en el transporte que llevó a los 33 mineros de Atacama hasta la alfombra roja de su película. Uno de los cuatro ausentes no pudo viajar. Los otros tres estaban indignados con los productores y avisaron que no estarían, que preferían ser coherentes y pelear por recuperar los derechos de su historia, cedidos a perpetuidad a un estudio de Hollywood según la ley de California.

Pasaron cinco años desde el derrumbe y no tendrían por qué seguir como un solo grupo, pero tras 70 días luchando por sus vidas a 710 metros de profundidad en la mina San José, decidieron formar una sociedad anónima, tener una marca, representantes, abogados, y mantuvieron una organización que duró hasta que surgieron diferencias y siete de ellos se dieron cuenta de que no sabían qué significaban los contratos que habían firmado.

Luis Urzúa y Juan Carlos Aguilar estaban en Santiago para la avant première de Los 33 (se estrena el 27 en la Argentina). Urzúa, el capataz de la cuadrilla al momento del accidente, llegó a la alfombra roja junto con Aguilar directo de una reunión de cuatro horas y media con los productores de la película, encabezados por Mike Medavoy. Había que negociar. Ellos querían revisar el tema de los derechos y la organización del evento los necesitaba frente a las cámaras. "Estuvimos conversando [con los productores] y llegamos a un acuerdo. No podemos dar a conocer los detalles porque seguiremos en conversaciones, pero quedamos conformes. Siempre dije que no tenemos los contratos más adecuados y lamentablemente no fuimos los 33 los que peleamos. Me hubiera gustado representar a todos".
"Esto también sirve para demostrar a los compañeros que cuando las cosas se luchan y cuando las convicciones son fuertes, uno puede hacer cualquier cosa", cuenta Urzúa.

Finalmente, Urzúa y Aguilar aparecieron en las fotos oficiales junto con los otros 29, pero Víctor Zamora no vio la película y no tiene ganas de verla. Zamora, recordado como el minero 14 (número que tuvo en el rescate), el minero poeta o el minero bromista, ya no está de buen humor. Desde 2011 no tiene empleo, hace cuatro meses un aluvión destruyó su casa y está entre los que se sintieron engañados cuando firmaron los contratos.

Zamora valora que se haya abierto una ventana. "El problema no es con los mineros, no es con la película, el problema es que me estafaron y no voy a bajar la guardia. Yo no me enfermé en la mina, me enfermé acá afuera, con todo esto de los derechos. Quiero que me devuelvan lo que es mío. Es cierto, firmé un contrato y está bien hecho, pero ellos [los abogados] abusaron de nosotros. Yo no leí. Íbamos recién saliendo [de la mina], con pastillas, dopados y nos apuraron. Después, nunca más los vi", relata.

A Zamora le llega la pensión que reciben desde hace tres años los 33 mineros. Son 450 dólares mensuales. Otros 1480 dólares los recibiría como adelanto, durante cuatro meses, por la película. Dice que después se descontarían de las mismas ganancias de la superproducción, pero asegura: "No he recibido nada de lo que tenían que entregarnos [se refiere a 513.000 dólares que la productora dice haber pagado]. Del libro solamente me llegaron 1030 dólares. Ahora tengo un abogado y veré qué puedo hacer".

Por tranquilidad de él y de su familia, Zamora ya no se ilusiona con que todo el grupo recupere los derechos y tampoco saca cuentas del dinero que debería llegarle. Sacando la pensión y la ayuda de privados para algunos de ellos, y sumando enredos con abogados, divisiones y desencuentros, hasta la fecha cada minero debió recibir 7000 dólares según los contratos firmados. De las ganancias de película y libro, deberían recibir el 80%. El otro 20% se reparte entre dos sociedades, MSJ (inversionistas) y WME (hicieron la gestión de derechos).

 

Fuente: La Nación.-
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