Cómo identificar personas tóxicas

Interés General
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Ellas pueden afectar negativamente nuestro estado de ánimo. Claves para identificar a este "virus" contagioso.




 





A muchas personas les pasa que, en ocasiones, sienten fuertes dolores de cabeza y desconocen su origen o perciben que su estado de ánimo decae después de juntarse con un grupo de gente.

En algunos casos, la explicación a esto está, justamente, en la compañía que tienen a diario. Ya sea en el trabajo, en el hogar o en un grupo de amigos, siempre es posible toparse con lo que se considera una "persona tóxica".

Una forma de darse cuenta de qué se trata de estos individuos es que la pregunta que uno se plantea siempre después de pasar un rato con estas personas es: "¿Y yo qué necesidad tengo de estar oyendo esto?". Se trata de personas que contagian de mal humor, de tristeza, de miedo, de envidia o cualquier otro tipo de emoción negativa que hasta ese momento no se había manifestado en su cuerpo.

Es igual que un virus: llega, se expande, le hace sentir mal y cuando se aleja, poco a poco, usted recobra su estado natural y, con suerte, lo olvida.
Existen varias clases de personas tóxicas.


  1. Pasivas.


En esta categoría se incluyen los victimistas, los que echan la culpa de todo su mal a los que tienen alrededor, nunca son responsables de lo malo que les ocurre porque son los demás o las circunstancias los que provocan su malestar. Se sienten maltratados por la vida y abandonados de la suerte. Por supuesto, lo hacen sentir mal a quien no le presta la atención de la que se creen merecedores. Con estas personas sufrirá el contagio del virus tristeza, frustración y apatía.

  1. Caraduras.


Son los que siempre le pedirán favores, pero a la vez no son capaces de estar atentos a sus necesidades. No mantienen relaciones bidireccionales en las que entreguen tanto como reciben. Hablan con otros sin preguntarles si están bien, si necesitan ayuda, si les viene bien prestársela en ese momento. Son egoístas y egocéntricos, y en el momento en el que se deja de satisfacer sus necesidades comienza la crítica y el chantaje emocional. Con estas personas sufrirá el contagio del virus “siento que abusan de mí”, aprovechamiento y resignación.

  1. Criticones.


Viven de la vida de otros porque no alcanza con la suya. Su vida es demasiado gris, aburrida o frustrante como para hablar de ella, así que destrozan todo lo que los rodea.

No espere palabras de reconocimiento hacia los demás ni que hablen de forma positiva de nadie, porque el que a los demás les vaya bien, les potencia su frustración como personas. No saben competir si no es destruyendo al otro. Con estas personas sufrirá el contagio del virus desesperanza, vergüenza, incluso culpa si participa en la crítica. Y la culpa luego arrastra al virus del remordimiento.

  1. Resentidos


Están resentidos con la vida, ya sea porque no han sido capaces de gestionar la suya o porque la suerte no los ha acompañado. Anticipan que las personas son interesadas y no esperan nada bueno de ellas.

Todo lo interpretan de forma negativa, a todo le ven una mala intención. Viven en un constante ataque de ira, como si el mundo les debiera algo. No soportan que otros tengan éxito, esfuerzo y fuerza de voluntad, porque estas actitudes de superación les ningunean todavía más. Con estas personas sufrirá el contagio del virus indefensión, inseguridad, impotencia y ansiedad.

  1. Psicópatas.


Para los que no lo sepan, no hace falta ser asesino en serie para ser un psicópata.

El psicópata es aquel que inflige dolor a los demás sin sentir la menor culpabilidad, remordimiento y sin pasarlo mal. De estos hay muchos de guante blanco. Son los que humillan, faltan al respeto a propósito, pegan, amenazan y provocan que alguien se sienta ridículo, menospreciado, y se cargan la autoestima.

Ante ellos, salga corriendo, porque el que lo hace una vez, repite. Si le permite que lo maltrate, usted terminará pensando que ese es el trato que merece. Con estas personas sufrirá el contagio del virus miedo y odio. Muy difícil de erradicar, perdura durante mucho tiempo en su memoria.
Una vez conocidas las distintas clases de personas tóxicas, lo importante es preguntarse cómo defenderse.

En este punto, El País recomienda pararlos. Es importante decirles que uno estará para ayudarlos a tomar decisiones y solucionar problemas, pero no para ser el pañuelo en el que ahogan sus penas sin implicarse.

 

Fuente: TN.-
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