Incertidumbre: la arriesgada decisión de invertir en el 2016

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Las proyecciones de mercado para el próximo año son una apuesta sólo para aquellos rigorosos que se la jugarán de todos modos, sin saber a ciencia cierta que pasará en el plano político, o bién a nivel de divisas y el cepo cambiario y con la economía argentina en general.




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Si los inversores tenían alguna duda de que el driver político es lo que determina el comportamiento de los precios de los activos financieros locales, ésta se despejó en la última semana. Los datos económicos locales, fundamentals y/o tecnicals de los papeles, las tensiones sobre Grecia y la probabilidad de una suba de tasas en Estados Unidos parecen hoy desestimarse para analizar el movimiento presente de las cotizaciones. Pero entendemos que no es un capricho. Y la razón es simple: sobre las decisiones políticas se arman las proyecciones económicas y financieras para el próximo año, y el mercado lo único que hace es buscar anticiparse. Eso no implica que no se equivoque y corrija en el medio.

No hace falta gran análisis para entender que la incorporación de Zannini en la fórmula del FPV terminó de desvanecer el escenario del cambio que se contemplaba para 2016, y que ya había reflejado un primer movimiento de ajuste en los precios, cuando Scioli empezó a aventajar en abril a Mauricio Macri (quizá sobreestimado en los primeros meses del año). Así, en el mercado se pasó a hablar de gradualismo vs. shock, después se apuntó a un mayor o menor gradualismo, y ahora parece debatirse entre cambio o continuidad del modelo en su expresión más radical.

Y es bajo este marco que los inversores deben interpretar las señales políticas respecto de lo que ellas implican en, por ejemplo, una salida ordenada o no del cepo cambiario de cara al año próximo, y por ende, la posible normalización financiera del país -con un acuerdo con los holdouts como una condición ¿necesaria?-; también la urgencia en avanzar en un cierre de los desequilibrios macro existentes como el déficit fiscal -que alcanzaría un 5-6% del PBI este año-, y hasta el apremio por revertir la falta de inversiones. La realidad económica igual será quien lo termine de definir, aunque eso no implica que el camino a transitar pueda ser más o menos doloroso.

Ahora bien, por algo la lectura no es fácil, y la volatilidad se mantendrá alta en esta coyuntura. Incluso es una realidad que esto no acaba definidas las listas para las PASO, ya que cerradas estas en las últimas horas, se espera como driver para definir un nuevo movimiento otra oleada de encuestas -en donde con los candidatos ya definidos, y un escenario más limpio, los números deberían ser más finos-. Con el factor adicional, que ante la baja profundidad que tiene la plaza, los movimientos en las cotizaciones puedan más de una vez llegar a exagerarse.

Esto es simple (y rápido) de trasladar a las acciones. A pesar de rebotes puntuales del viernes (y la posibilidad de que estos se puedan extender un poco más), la probabilidad de que la corrección observada pueda profundizarse es alta. Lo que nos lleva a una recomendación de cautela de corto. Hay que aprender a moverse en un escenario en donde el mercado -en especial, los sectores de mayor sensibilidad a las expectativas de un cambio político como son los bancos y las eléctricas- podrán sobrereaccionar en más de una oportunidad bajo un marco en donde la incertidumbre seguirá elevada. De hecho, que mejor que convalidar lo dicho, con los números. Por ejemplo, la profundización de la corrección la semana pasada, en los papeles de estos sectores los lleva hoy a cotizar un 30% -en promedio- debajo de los máximos de marzo, además que los muestra técnicamente en una posición complicada; pero así y todo estas mismas acciones logran aún reflejar en el año subas del 49% promedio en el caso de las eléctricas y del 21% en los bancos. Por ende, cualquier semejanza a una montaña rusa, no es casualidad. Algo que para aquellos que les guste la adrenalina, entiendan como moverse, no sean pacientes cardíacos y se animen al trading, puede ser ideal. Para el resto, los inversores que entiendan su perfil es más conservador, quizás es un riesgo de que de corto deban evitar.

Diferente, en cambio, es el caso de los bonos. Es cierto que en los títulos públicos el mayor castigo pasó por los de pesos ajustados por CER que recibieron el impacto no sólo de la suba del dólar sino de otro dato que refleja que la inflación (oficial) se desacelera; no obstante, en contraposición, los bonos en dólares han actuado como cobertura ante el salto de la incertidumbre.

Si bien no evitaron un alza en sus rendimientos del orden de un punto de tasa en la semana, presentaron una mayor resistencia a las bajas debido al refugio que permiten en un escenario de un tipo de cambio que se depreció. Su volatilidad mucho menor, y su perfil de riesgo más conservador los ayuda, por lo que la recomendación no pasa por desarmar posiciones sino quizá reducir duration, si lo que se busca es estar menos expuesto a la volatilidad que no se podrá evitar.

Fuente: La Nación
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