Vallecito de Huaco, un pedacito de paraíso en San Juan

Basta con abandonar la Capital y recorrer unos cuantos kilómetros por sus alrededores para que toda la belleza se vaya presentando ante nuestros sentidos. 






San Juan es una provincia que posee innumerables bellezas para apreciar: los caminos que conducen a la cordillera de los Andes, el incansable desierto que precede a la capital, los numerosos lagos artificiales, los valles fértiles rodeados de ríos o las interminables cuestas, quebradas y pampas que caracterizan la región son sitios que se prestan para la contemplación, el turismo aventura, turismo religioso, la pesca y la historia que vio crecer a este importante destino cuyano.

Huaco, es uno de los lugares más lindos de San Juan, donde el tiempo y la historia parecen haberse detenido para que el visitante logre espiar, casi sin querer, cómo era la vida en la San Juan colonial, con sus casonas de adobe y la vegetación despareja que reúne algarrobos autóctonos con casuarinas y eucaliptos.


La Cuesta de Huaco y su quebrada, donde las montañas adquieren diferentes colores y tonalidades producto de la conformación pétrea de cada una de ellas. Contemplar aquellas formaciones rocosas es uno de los momentos más encantadores de la excursión.

En el camino encontramos un nuevo embalse al pasar frente al dique Los Cauquenes. Este lago permite controlar el caudal del río Huaco, que sirve para regar el oasis de igual nombre hacia el este. El lugar es apto para acampar.

El poblado de Hueco vive especialmente de su producción de cebollas y ajos. Al transitar por sus tranquilas callejuelas, vemos que el apuro en sus habitantes no existe mientras que el tiempo parece haberse detenido en un antiguo cartel oxidado. El nombre “Huaco” es de origen araucano y significa: “hua”, maíz y “co”, agua.
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