
La víctima tenía 30 años y se descompensó en plena rutina. Fue trasladada al Hospital San Roque, pero no pudieron salvarla.
El hecho ocurrió durante el partido entre Sarmiento y Juventud Zondina. La detonación sorprendió a los presentes y dejó escenas de extrema tensión en la cancha.
Un clásico de fútbol departamental terminó en tragedia este domingo en Zonda. Durante el encuentro de Primera División entre Sarmiento y Juventud Zondina, disputado en la cancha del club local, un episodio inesperado interrumpió la jornada deportiva y dejó como saldo dos personas heridas, entre ellas un niño.
Todo comenzó cuando, desde la parcialidad local, fue arrojada una bomba de estruendo que cayó dentro del predio sin llegar a detonar de inmediato. El artefacto quedó en el suelo mientras el partido continuaba, pero la curiosidad de algunos presentes llevó a que Maximiliano Campillay, de 35 años, y un menor de unos 10 años se acercaran a observarlo. Fue en ese preciso instante cuando la bomba explotó, provocando heridas de distinta gravedad en ambos.
Campillay sufrió las lesiones más serias. De acuerdo con la información policial y médica preliminar, perdió un ojo producto de la explosión, tiene quemaduras profundas en el rostro y las manos y también presenta un compromiso auditivo severo en uno de sus oídos. Debido a la gravedad de su estado, fue trasladado de urgencia a un centro de salud donde se le practicó una cirugía inmediata. Hasta el momento, no se ha emitido un parte oficial sobre su evolución.
El menor, que estaba muy cerca al momento de la detonación, padeció un traumatismo de cráneo además de otras heridas provocadas por la onda expansiva. También fue derivado a un hospital para recibir atención médica especializada y permanece en observación.
El episodio generó pánico entre los hinchas y obligó a interrumpir el partido. La detonación se escuchó en todo el predio y provocó corridas en la tribuna. Testigos relataron que el clima cambió por completo en cuestión de segundos: del entusiasmo por el clásico a una escena de confusión y angustia generalizada.
La Justicia ya inició una investigación para determinar cómo el artefacto ingresó al estadio y quién fue el responsable de arrojarlo. Las primeras medidas apuntan a relevar testimonios de los asistentes y revisar registros de seguridad para intentar identificar a los involucrados. El caso también reactivó el debate sobre el uso de pirotecnia en eventos deportivos y la necesidad de controles más estrictos en los accesos.
La víctima tenía 30 años y se descompensó en plena rutina. Fue trasladada al Hospital San Roque, pero no pudieron salvarla.
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