Expectativa por el megapréstamo del Tesoro americano: frenaría en seco la corrida cambiaria y le daría aire al Gobierno

En plena crisis cambiaria y con la economía en recesión, el Gobierno busca un préstamo histórico de 30.000 millones de dólares de Estados Unidos para garantizar los pagos de deuda y frenar la presión sobre el dólar.

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Javier Milei

En medio de la peor coyuntura económica de los últimos meses y con la campaña electoral en marcha, toda la atención del Gobierno se centra en la posibilidad de obtener un préstamo de hasta 30.000 millones de dólares del Tesoro de Estados Unidos. La cifra, de concretarse, permitiría despejar dudas sobre la capacidad de pago de la deuda en los próximos dos años y aliviar la presión sobre el dólar.

Las negociaciones, que ya cuentan con la confirmación del propio Javier Milei, se aceleraron tras semanas de fuerte volatilidad en los mercados cambiarios. Tanto el Presidente como el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, reforzaron los mensajes de tranquilidad hacia los bonistas, asegurando que los fondos necesarios para cumplir con los pagos estarán disponibles.

El encuentro clave será la reunión bilateral que Milei mantendrá con Donald Trump en Nueva York, en el marco de la Asamblea General de la ONU. La administración estadounidense considera a Argentina un aliado estratégico en la región, y el apoyo que pueda manifestar el Gobierno norteamericano podría ser determinante para garantizar la estabilidad financiera del país.

El contexto es complejo. Tras lograr una baja significativa de inflación, dólar y riesgo país en 2024, la situación cambió radicalmente en los últimos meses. La presión sobre el Banco Central se intensificó, con ventas de divisas que en tres días superaron los 1.100 millones de dólares, y una brecha cambiaria que volvió a aparecer, generando incertidumbre entre inversores y empresas.

Aunque el Central aún cuenta con reservas líquidas cercanas a 20.000 millones de dólares, la urgencia por contar con un respaldo externo es evidente. El Gobierno necesita que los fondos del Tesoro lleguen cuanto antes, ya que los plazos podrían demorarse semanas o meses, un tiempo crítico frente a la corrida cambiaria y la cercanía de las elecciones.

La economía enfrenta además un escenario recesivo, con caída del consumo interno, tasas de interés elevadas y pérdida de competitividad en algunos sectores, aunque el aumento del tipo de cambio real y las proyecciones de superávit energético y de la cosecha ofrecen un atisbo de alivio para el año que viene.

El resultado del encuentro con Trump podría marcar la diferencia entre una estabilización temporal del mercado cambiario o un recrudecimiento de la crisis. Por ahora, todas las miradas están puestas en Washington, mientras el Gobierno busca salir de la encrucijada económica con un respaldo financiero que se presume histórico.

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