La estrategia oficial para hacerle frente a la grave crisis hídrica en San Juan

El director de Recursos Hídricos, David Devia, explicó que la provincia enfrenta un escenario de menor oferta hídrica que el año pasado y que las pérdidas en canales alcanzan hasta el 75% en algunas zonas.

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San Juan cordillera nevada

San Juan encara un nuevo ciclo hídrico con señales de alerta. Las nevadas en la cordillera fueron escasas y eso tendrá impacto directo en los ríos San Juan y Jáchal, las dos fuentes principales de agua de la provincia. El diagnóstico lo hizo el director de Recursos Hídricos, David Devia, quien advirtió que el desafío de este año será mayor que el de la temporada pasada.

El funcionario recordó que en 2024 se estableció, de común acuerdo con el sector productivo, un límite de provisión de 800 hectómetros cúbicos que permitió administrar de manera más equilibrada las reservas. “Cuando asumimos, los embalses estaban en un 18% de su capacidad. Había que actuar rápido para garantizar agua no solo al sector agrícola, sino también al consumo humano. Ese esquema fue clave para revertir una situación muy delicada”, señaló.

Hoy, pese a la recuperación lograda, el panorama se vuelve a estrechar. Devia explicó que se trabaja para sostener la misma cantidad de agua destinada a los cultivos, aunque dependerá de lo que termine aportando la naturaleza. “El consumo humano tiene prioridad, pero intentaremos asegurar los volúmenes que necesita el sector productivo. Si el caudal lo permite, incluso se podrían incrementar”, aclaró.

Uno de los puntos más críticos que enfrenta la provincia es la ineficiencia en la distribución del agua. De acuerdo con mediciones propias y con estudios del INTA, entre el 55% y el 66% del recurso se pierde en el transporte, y en regiones con suelos más permeables y canales sin impermeabilizar, esa pérdida llega al 75%. “Estamos hablando de que más de la mitad del agua nunca llega a destino. Es un problema histórico y estructural que requiere una inversión sostenida”, señaló.

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En este sentido, destacó la importancia de obras como la renovación de compuertas en el dique Ignacio de la Roza, que consideró “el corazón del sistema” por su rol en la distribución hacia el Valle de Tulum, donde se concentra gran parte de la actividad económica y la población, además de garantizar la provisión de agua cruda a la planta potabilizadora de Marquesado.

La estrategia de manejo de reservas también fue detallada por Devia. Explicó que San Juan administra sus recursos en ciclos anuales, que comienzan el 1 de octubre y concluyen el 30 de septiembre. “No tenemos un sistema que asegure agua para varios años seguidos. Los diques Ullum, Punta Negra y Caracoles permiten ordenar el uso durante un año completo, pero al inicio de cada temporada volvemos a depender de lo que ingresa por deshielo”, subrayó.

Para Devia, el gran desafío no solo está en los volúmenes que ingresan a los embalses, sino en cómo se los gestiona. “La sequía tiene dos caras: la oferta natural, que no podemos controlar, y la gestión, que sí está en nuestras manos. Y la gestión requiere planificación con datos técnicos y científicos, no intuiciones. El año pasado lo demostramos con un pronóstico mucho más ajustado que en temporadas anteriores, y eso nos permitió ordenar mejor la distribución”, expresó.

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