Otra sanjuanina cantó en La Voz: ¿cómo le fue?

Con los nervios a flor de piel y el respaldo incondicional de sus padres, Oriana Rubiño cruzó uno de los escenarios más exigentes de la televisión argentina. Llegó desde San Juan hasta La Voz con una ilusión enorme: mostrar su identidad como artista. Eligió una canción que la representa, “Loba” de Shakira, buscando no imitar sino dejar su marca, su estilo. Y aunque los cuatro coaches escucharon atentos, ninguno giró su silla.

Cuando terminó la interpretación, Oriana no se dejó abatir. Con una sonrisa sincera, reconoció que los nervios le jugaron una mala pasada. “Sé que puedo dar mucho más, pero ya estoy feliz por haber llegado hasta acá”, dijo mirando a cámara, mientras los técnicos le devolvían palabras de aliento. No hubo reproches, solo gratitud y la emoción de haber pisado ese escenario.

Lejos de irse con las manos vacías, cumplió otro deseo personal: conocer al dúo Miranda! y fundirse en un abrazo con ellos. “Son una inspiración para mí desde hace años”, confesó. El momento fue breve pero lleno de significado, como esos instantes que marcan un antes y un después.

Oriana no clasificó, pero dejó una historia cargada de entusiasmo, humildad y amor por la música. En su despedida dejó una frase que sintetiza su paso por el programa: “Esto no termina acá. Ahora quiero seguir formándome, volver con más fuerza y, algún día, hacer girar esas sillas”.