Experta advierte sobre la falta de nieve en San Juan: "Megasequía"

La climatóloga Agustina Albeiro explicó que la falta de aire frío sostenido y humedad disponible impide la acumulación nival en las cuencas. El CIGIAA prevé una severa merma de agua para la temporada 2025/26.

Diario MóvilDiario Móvil
San Juan cordillera nevada

La provincia de San Juan registra un invierno con condiciones deficitarias en cuanto a precipitaciones nivales, un fenómeno que preocupa a científicos y especialistas en gestión del agua. Según explicó la investigadora en climatología Agustina Albeiro, el actual patrón atmosférico se caracteriza por ingresos de aire frío esporádicos y de escasa duración, que no alcanzan a acumular nieve en las zonas cordilleranas.

“Este invierno viene muy por detrás en cuanto a presencia de frío constante y humedad suficiente. Eso se traduce directamente en un panorama muy deficitario de nevadas”, afirmó Albeiro, quien citó datos del Observatorio Andino elaborados con imágenes satelitales. Según ese relevamiento, la cantidad de nieve acumulada en la cuenca del río San Juan se encuentra muy por debajo del promedio histórico, y en la cuenca del río Jáchal las precipitaciones níveas son prácticamente inexistentes.

Este comportamiento está en línea con lo que diversos centros de investigación vienen advirtiendo desde hace más de una década: la región atraviesa un proceso de “megasequía”, activo desde 2010 y sólo interrumpido parcialmente durante fenómenos puntuales como el evento El Niño de 2015–2016. En la actualidad, las proyecciones climáticas no anticipan una mejora en lo inmediato. “La temporada nival abarca de abril a septiembre, y por ahora no hay señales de un cambio significativo. Recién algunos modelos marcan una posible variación hacia diciembre, pero son estimaciones de largo plazo y baja precisión”, indicó la investigadora.

A esto se suma un problema estructural: en la región del Valle de Tulum, las precipitaciones de verano —aun cuando se produzcan— no representan un aporte hídrico relevante, ya que el sistema hídrico de San Juan depende mayoritariamente de la acumulación de nieve durante el invierno y su posterior deshielo en primavera y verano. “La poca humedad disponible en la atmósfera se refleja en la escasa efectividad de los frentes fríos. Incluso cuando hay nubosidad, no hay suficiente contenido de agua precipitable como para generar lluvias o nevadas”, explicó Albeiro.

En paralelo, el Centro de Investigación, Desarrollo e Innovación para la Gestión Integral del Agua en el Árido (CIGIAA) alertó recientemente que la nieve caída hasta el 5 de julio se encuentra por debajo del promedio de los últimos 25 años, según mediciones del IANIGLA. Esta situación, sumada a la retracción de glaciares, la sobreexplotación de acuíferos y la reducción sistemática de las lluvias en los Andes centrales, configura lo que el CIGIAA definió como “una alta probabilidad de menor oferta hídrica para la temporada 2025/26”.

En respuesta, el Consejo Asesor Científico del organismo —integrado por INTA, INA-CRAS, CONAE, UNSJ y el Gobierno provincial— propuso cinco medidas urgentes: aumentar la eficiencia del riego, establecer balances hídricos por subcuenca, garantizar la sostenibilidad de acuíferos y humedales, fomentar el reúso de efluentes industriales y urbanos, y desarrollar un programa integral de educación sobre uso responsable del agua.

El documento también advierte que San Juan ya no enfrenta sólo una sequía hidrológica, sino una sequía con impacto socioeconómico: baja disponibilidad para riego, riesgo ambiental en el cauce del río San Juan, reducción de caudales en los embalses, disminución de agua potable y deterioro en la productividad agrícola. Aunque valoran decisiones recientes como la reducción del volumen de agua entregada a riego superficial para 2024/25 (800 hm³), los especialistas insisten en que el panorama requiere monitoreo constante y una transformación estructural en el manejo del recurso hídrico.

Lo más visto