El Bloquismo, en crisis: fracturas internas, fugas y un nuevo alineamiento político

El histórico partido de la estrella se encuentra viviendo un momento complicado a días del cierre de alianzas para las elecciones de octubre.

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El Partido Bloquista atraviesa un momento crítico. Histórica fuerza provincial, fundada en 1918 por los hermanos Aldo y Federico Cantoni con una impronta reformista y autonomista, hoy se debate entre la fractura interna, las fugas hacia otros espacios y la redefinición de su lugar en el tablero político de San Juan.

El quiebre más visible es el alejamiento definitivo del justicialismo. Después de años de alianza con el PJ —incluida la elección de 2023, donde acompañaron la candidatura de Uñac—, el Bloquismo rompió ese vínculo. No es un dato menor que su presidente, Luis Rueda, fue secretario de la Gobernación de Uñac. La distancia con el peronismo no es solo institucional: es estratégica e ideológica. Hoy varios referentes bloquistas proponen explícitamente integrar un frente con el orreguismo. 

Ese corrimiento a la derecha no sucede sin costos internos. La decisión de acompañar en la Legislatura las iniciativas del oficialismo de Orrego marcó una línea de acción que no todos comparten. Mientras la conducción busca acordar con el gobierno provincial, se multiplican las críticas por falta de debate interno y por una presunta ausencia de iniciativas propias.

El caso de Juan Sancassani es paradigmático. Fue candidato a intendente en 2023 bajo la subagrupación de Uñac, pero hoy se fue del Bloquismo para sumarse a La Libertad Avanza. Su salto a un espacio libertario de discurso antisistema generó fuertes reacciones. Luis Rueda, presidente del partido, atribuyó su partida a la “búsqueda de un cargo” y a la falta de compromiso con el proyecto partidario. Federico Rizo, otro referente bloquista, criticó duramente la decisión y la consideró una traición a la historia del partido.

Pero más allá de los cruces personales, el trasfondo es político: ¿qué identidad tiene hoy el Bloquismo? ¿Cómo contener a quienes ven en La Libertad Avanza una alternativa, si al mismo tiempo se negocia con el orreguismo? El pase de Sancassani expuso que no todos se sienten representados por la estrategia de acercamiento al gobierno provincial, y que existe una franja de dirigentes y votantes más inclinados a discursos rupturistas o antisistema.

Otro síntoma de la crisis es el caso de Melisa Naveda. Fue candidata a diputada nacional por Unión por la Patria en 2023 como representante bloquista, pero terminó denunciando su despido del equipo de la senadora kirchnerista Celeste Giménez como un acto de persecución política. Su situación refleja las tensiones entre el viejo acuerdo con el peronismo y la nueva línea de ruptura: el Bloquismo ya no forma parte del frente peronista, pero sus ex candidatos pagaron el costo de ese quiebre en la estructura nacional.

Hoy el Bloquismo enfrenta un dilema de fondo. Definir hacia dónde ir: ¿sumarse al orreguismo de manera orgánica y renunciar a su histórico perfil provincial autónomo? ¿Construir un discurso propio que evite ser furgón de cola del oficialismo? ¿O resignarse a ser un partido satélite, con poco peso electoral y con fugas constantes hacia otras fuerzas?

La historia del partido muestra que supo ser un actor clave en la gobernabilidad de San Juan. Pero hoy sus desafíos son internos: ordenar la casa, detener la sangría de dirigentes, y sobre todo, ofrecer una propuesta clara a un electorado que ya no le reconoce la fuerza y la identidad que lo hicieron grande.

En definitiva, el Bloquismo vive un momento de redefinición. Sus líderes deberán decidir si quieren ser parte de un frente con Orrego, si quieren sostener una identidad provincialista o si se resignan a ser solo una marca histórica, cada vez más vacía de contenido y de poder.

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