Qué sistema de calefacción conviene usar en San Juan para no gastar de más: explica un experto

El arquitecto Diego Olivares repasó los sistemas de calefacción más comunes en San Juan, sus rendimientos, costos y riesgos. También explicó cómo reducir pérdidas de calor con soluciones simples.

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Con la ola polar instalada y la provincia entre las más frías del país, la calefacción pasó a ser un tema de todos los días en los hogares sanjuaninos. Y con ella, las dudas: qué sistema conviene, cuánto consume, qué tan seguro es, qué se puede hacer sin romper la casa ni romper el bolsillo. En ese contexto, el arquitecto Diego Olivares pasó por el streaming de +Medios y, durante casi media hora, repasó opciones, comparó rendimientos y dejó varios consejos prácticos pensados para la realidad local.

“No es lo mismo calefaccionar un departamento en la ciudad que una casa grande en el campo o una vivienda de fin de semana en la montaña. Y tampoco todos tenemos acceso a lo mismo: hay zonas con gas, zonas con electricidad cara, y casas donde directamente no hay red”, planteó Olivares desde el comienzo. Con esa aclaración, dividió el panorama en dos grandes grupos: los sistemas eléctricos y los que funcionan a gas.

Entre los primeros, destacó una diferencia clave. “Todos los artefactos que funcionan por resistencia —caloventores, estufas halógenas, placas— consumen lo mismo que calientan. En cambio, el aire acondicionado tipo split, que funciona con bomba de calor, te entrega hasta cuatro veces más calor por cada kilowatt que consume. Y si es inverter, mejor todavía”, explicó. Según sus cálculos, usar un split puede reducir el gasto a la mitad. Aunque advirtió que en días de frío extremo puede perder rendimiento si la unidad exterior se congela, consideró que es ideal para el invierno sanjuanino, donde las temperaturas bajo cero son la excepción y no la regla.

“La gente quiere prender algo rápido y que caliente. El problema es que si calefaccionás todo el invierno con un caloventor, el bolsillo no te va a aguantar. Sirve para un baño, para media hora… pero no para mantener caliente una habitación grande todos los días”, dijo.

En cuanto a los sistemas a gas, Olivares fue claro con los riesgos: “El problema no es el gas, es la falta de ventilación. El monóxido no tiene olor. Y si te vas a dormir con un bracero o la hornalla prendida, no te despertás más”. Recomendó los calefactores de tiro balanceado, que expulsan los gases al exterior, y alertó sobre los que no tienen salida: “Se usan, pero tienen que estar en ambientes con rejillas de ventilación bien habilitadas. No en dormitorios”.

Como alternativa segura y eficiente, habló de los radiadores a agua caliente. Funcionan con una caldera y distribuyen el calor mediante caños ocultos. “Es un sistema muy cómodo. En cada ambiente tenés un radiador, y lo regulás con una llave. Solo entra agua caliente, no hay gas en circulación. Pero hay que instalarlo al momento de construir, porque después hay que romper paredes”, explicó.

Otro método que destacó fue el piso radiante. También necesita una caldera y se coloca bajo el contrapiso. “Es el Mercedes-Benz de la calefacción: el más confortable y el más caro. Una instalación ronda los 6.000 a 8.000 dólares para una casa de 100 metros. Pero en San Juan, donde el invierno es corto, tal vez no se justifica tanta inversión”, dijo. Y agregó: “Tarda en calentar, y cuando lo apagás sigue tirando calor. No es lo mejor si necesitás calefacción puntual o por pocas horas”.

También se refirió a las salamandras modernas a leña o pellet como una opción válida para zonas sin gas. “Hoy son mucho más seguras que las de antes. Vienen cerradas, no largan humo, tienen diseño. Pero necesitás tener la leña o el pellet, y espacio para almacenarlos”, comentó. Y para quienes usan la cocina como estufa, dejó una advertencia: “Es algo que pasa. Pero si no hay ventilación, es peligrosísimo. Abrir una ventana o dejar una rendija puede marcar la diferencia entre un susto y una tragedia”.

Más allá de los artefactos, Olivares insistió en pensar la vivienda como un sistema. “Si estás por construir, orientá bien la casa. Galería al norte, pocas ventanas al sur, y si podés, usá materiales aislantes. Un buen diseño ahorra energía para siempre”. En ese sentido, mencionó sistemas constructivos como CASAforma, que ofrecen buen aislamiento, y recomendó ventanas con DVH (doble vidrio hermético).

Finalmente, dejó varios tips simples para mejorar el confort térmico sin obras ni grandes gastos: “El burlete de goma espuma que comprás en una ferretería te puede cambiar la temperatura de un ambiente. También podés sellar las uniones de las ventanas con cinta de papel. Yo lo hago en mi casa cada invierno”, contó. “Son cosas que cuestan poco, se hacen en minutos y ayudan mucho. Y si estás gastando en calefacción, te conviene que esa energía no se te escape por una rendija”.

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