Surgen nuevos detalles de la tragedia que se cobró la vida de la joven docente sanjuanina

Gabriela Belén Vargas, de 32 años, fue hallada sin vida en un edificio del microcentro sanjuanino. Las pericias apuntan a una combinación fatal de calefacción precaria, falta de ventilación y acumulación de monóxido de carbono.

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El hallazgo ocurrió el sábado por la noche en un departamento ubicado en el consorcio “La Quebrada”, sobre calle Laprida entre Ameghino y Urquiza, en pleno corazón de la Ciudad de San Juan. Gabriela Belén Vargas fue encontrada sin vida por su padre, quien, preocupado por la falta de contacto, forzó la puerta de entrada con un martillo y descubrió el cuerpo. A partir de allí se activó un operativo que incluyó a Bomberos, Criminalística y la UFI de Delitos Especiales, cuyo titular, el fiscal Francisco Micheltorena, se hizo cargo de la causa.

En diálogo con la prensa, Micheltorena confirmó que no se encontraron signos de violencia externa en la víctima ni en el ingreso a la vivienda, lo que llevó a descartar –al menos en esta etapa– la participación de terceros. En cambio, las pericias de Bomberos comenzaron a revelar una secuencia trágica vinculada al uso inadecuado de la cocina como fuente de calefacción.

El análisis preliminar determinó que el departamento había sufrido un proceso de “smouldering”, una combustión sin llama que genera una alta carga térmica y gases sumamente tóxicos. Las cuatro hornallas y el horno estaban encendidos, con sus llaves abiertas y la puerta del horno abierta, lo que sugiere que habrían sido utilizados para calefaccionar el ambiente. La falta de ventilación –el departamento no tenía campana extractora ni aberturas abiertas– provocó una acumulación peligrosa de monóxido de carbono y otros gases como cianuro, producto de la fusión de plásticos y elementos orgánicos presentes en la cocina y el comedor. Cuando el oxígeno se consumió por completo, los dispositivos de seguridad del sistema cortaron el gas, aunque ya era demasiado tarde.

El cuerpo de Gabriela fue hallado cerca de la entrada, en una zona del departamento donde el calor y el humo no llegaron a generar llamas visibles, pero sí afectaron con severidad la mampostería. Las paredes del comedor y la cocina presentaban rajaduras por el calor, mientras que el hollín alcanzó los techos del baño y las habitaciones. En el suelo, los investigadores encontraron la llave del departamento, lo que confirma que estaba cerrado desde adentro al momento del suceso. Aun así, no se descarta la realización de nuevas pruebas para confirmar si la cerradura tenía algún desperfecto antes de ser violentada por el padre de la joven.

Los testimonios recogidos por los investigadores contribuyeron a delinear un posible contexto. Según relató una amiga, Gabriela se encontraba refaccionando ese departamento –que sería de su propiedad– con la intención de ponerlo en alquiler. Había ingresado sola el viernes por la noche, pero no se comunicó con nadie durante toda la jornada del sábado. Un vecino recordó haber sentido olor a quemado alrededor de las 10 de la mañana, aunque en ese momento no lo asoció con un incidente grave.

El teléfono celular de la joven, un iPhone, fue hallado en uno de sus bolsillos. También se secuestraron una escofina y un juego de llaves del inmueble. El cuerpo fue trasladado a la Morgue Judicial para realizarle la autopsia, que será clave para determinar la causa exacta del fallecimiento y su compatibilidad con los gases presentes en la escena.

La vivienda fue clausurada por orden judicial y permanece bajo custodia, con los servicios de gas y electricidad cortados. Según indicó el fiscal Micheltorena, restan realizar más pericias en el lugar para complementar la autopsia y descartar cualquier otra hipótesis. Hasta tanto, la investigación sigue en curso.

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