Cómo será el hombre del año 3.000
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Cambio climático, colonización de otros mundos, nanotecnología y simbiosis entre seres humanos y máquinas: hacia dónde avanza la evolución de la especie humana de cara al próximo milenio.
Que la teoría de la evolución se estudie como una parte del pasado -como esa historia remota donde el mono fue cambiando hasta volverse hombre- no significa que el desarrollo de la especie se haya detenido. De hecho, el ser humano continúa mutando.
Hace "apenas" 10 mil años, por citar un ejemplo, el hombre primitivo desarrolló la tolerancia a la lactosa como una forma de poder alimentarse de leche de otras especies. Pero hay saltos evolutivos más recientes. La estatura media de la gente aumentó un promedio de diez centímetros en el último siglo y medio. La expectativa de vida se prolongó más de veinte años en menos de un siglo, en gran medida debido a los avances tecnológicos y científicos. Qué tan lejos esté el hombre de nacer sin pelo, sin uñas o sin apéndice -todos vestigios de tiempos remotos- está, en términos evolutivos, a un parpadeo de distancia. Porque el ser humano continúa evolucionando.
El hombre y la máquina
En las próximas décadas, las computadoras alcanzarían la velocidad de procesamiento del cerebro humano, con lo cual podrían aprender habilidades que exceden al habla para pasar a la interpretación del discurso: escuchar, procesar, interactuar y recordar. El camino hacia una verdadera inteligencia artificial ya está pavimentado.
Este grado de desarrollo tecnológico abriría las puertas para el transhumanismo, un movimiento intelectual que se remonta, en sus primeros antecedentes, a la década del '60, aunque fue desarrollado con mayor profundidad a partir de los años '90 por el filósofo británico Max More. Su propuesta: utilizar la tecnología para mejorar al ser humano. Sí, exactamente eso que se ve en películas como "Robocop" o en los villanos Borg de la serie "Star Trek". Implantes cibernéticos, personas robotizadas, nanotecnología -robots microscópicos- al servicio de mejorar la especie.
La nanotecnología permitiría cosas asombrosas: microcirugías "desde adentro" del cuerpo humano, mejoras del sistema inmunológico y hasta la cura para el cáncer. Además, la integración de estos robotitos de tamaño celular podría utilizarse para mejorar las habilidades del ser humano. El hombre nuevo sería en parte máquina. Un planteo apasionante y polémico a la vez, un salto evolutivo que le da un "empujón" a la naturaleza y que el sociólogo Francis Fukuyama considerara "una de las ideas más peligrosas del mundo".
Las especulaciones más audaces consideran inclusive como un avance tecno-evolutivo inevitable la posibilidad de "descargar" la mente en una computadora -otro tema varias veces tratado por la ciencia ficción-, venciendo así al último enemigo, la muerte.
La mayor concentración y globalización del mundo podría llevar a que los más de siete mil idiomas que se hablan en la actualidad, se reduzcan en los próximos mil años a apenas unos cien o menos. El calentamiento global también afectaría a la fisonomía humana. El ciclo de personas cada vez más altas continuaría -presentando mayores superficies de piel que sirven para dispersar el calor- y el color de la piel podría tender a oscurecerse (las pieles más oscuras son menos sensibles a los rayos ultravioleta, cuya intensidad aumentaría en la medida en que la capa de ozono continúe deteriorándose).
Eventualmente, además, el ser humano mutará. Y aunque los superpoderes de los "X-Men" estén un poco lejos de la realidad, no es improbable que aparezcan, en los próximos cientos o miles de años, personas con un color de ojos que no se haya visto antes. De hecho, a lo largo de la historia, se han documentado casos de habilidades como la ecolocalización (un sonar natural, como tienen los murciélagos) o la capacidad de digerir prácticamente cualquier cosa, debidas a mutaciones genéticas.
Según el astrofísico Stephen Hawking, de todos modos, la raza humana no tiene el futuro asegurado. "La colisión de un asteroide o una guerra nuclear podría borrarnos del planeta", afirmaría. Por eso, desde su perspectiva, el futuro está en la conquista del espacio: "solo cuando nos hayamos esparcido por el espacio y tengamos colonias independientes estaremos realmente a salvo".
Fuente: Infobae.-
Que la teoría de la evolución se estudie como una parte del pasado -como esa historia remota donde el mono fue cambiando hasta volverse hombre- no significa que el desarrollo de la especie se haya detenido. De hecho, el ser humano continúa mutando.
Hace "apenas" 10 mil años, por citar un ejemplo, el hombre primitivo desarrolló la tolerancia a la lactosa como una forma de poder alimentarse de leche de otras especies. Pero hay saltos evolutivos más recientes. La estatura media de la gente aumentó un promedio de diez centímetros en el último siglo y medio. La expectativa de vida se prolongó más de veinte años en menos de un siglo, en gran medida debido a los avances tecnológicos y científicos. Qué tan lejos esté el hombre de nacer sin pelo, sin uñas o sin apéndice -todos vestigios de tiempos remotos- está, en términos evolutivos, a un parpadeo de distancia. Porque el ser humano continúa evolucionando.
El hombre y la máquina
En las próximas décadas, las computadoras alcanzarían la velocidad de procesamiento del cerebro humano, con lo cual podrían aprender habilidades que exceden al habla para pasar a la interpretación del discurso: escuchar, procesar, interactuar y recordar. El camino hacia una verdadera inteligencia artificial ya está pavimentado.
Este grado de desarrollo tecnológico abriría las puertas para el transhumanismo, un movimiento intelectual que se remonta, en sus primeros antecedentes, a la década del '60, aunque fue desarrollado con mayor profundidad a partir de los años '90 por el filósofo británico Max More. Su propuesta: utilizar la tecnología para mejorar al ser humano. Sí, exactamente eso que se ve en películas como "Robocop" o en los villanos Borg de la serie "Star Trek". Implantes cibernéticos, personas robotizadas, nanotecnología -robots microscópicos- al servicio de mejorar la especie.
La nanotecnología permitiría cosas asombrosas: microcirugías "desde adentro" del cuerpo humano, mejoras del sistema inmunológico y hasta la cura para el cáncer. Además, la integración de estos robotitos de tamaño celular podría utilizarse para mejorar las habilidades del ser humano. El hombre nuevo sería en parte máquina. Un planteo apasionante y polémico a la vez, un salto evolutivo que le da un "empujón" a la naturaleza y que el sociólogo Francis Fukuyama considerara "una de las ideas más peligrosas del mundo".
Las especulaciones más audaces consideran inclusive como un avance tecno-evolutivo inevitable la posibilidad de "descargar" la mente en una computadora -otro tema varias veces tratado por la ciencia ficción-, venciendo así al último enemigo, la muerte.
La mayor concentración y globalización del mundo podría llevar a que los más de siete mil idiomas que se hablan en la actualidad, se reduzcan en los próximos mil años a apenas unos cien o menos. El calentamiento global también afectaría a la fisonomía humana. El ciclo de personas cada vez más altas continuaría -presentando mayores superficies de piel que sirven para dispersar el calor- y el color de la piel podría tender a oscurecerse (las pieles más oscuras son menos sensibles a los rayos ultravioleta, cuya intensidad aumentaría en la medida en que la capa de ozono continúe deteriorándose).
Eventualmente, además, el ser humano mutará. Y aunque los superpoderes de los "X-Men" estén un poco lejos de la realidad, no es improbable que aparezcan, en los próximos cientos o miles de años, personas con un color de ojos que no se haya visto antes. De hecho, a lo largo de la historia, se han documentado casos de habilidades como la ecolocalización (un sonar natural, como tienen los murciélagos) o la capacidad de digerir prácticamente cualquier cosa, debidas a mutaciones genéticas.
Según el astrofísico Stephen Hawking, de todos modos, la raza humana no tiene el futuro asegurado. "La colisión de un asteroide o una guerra nuclear podría borrarnos del planeta", afirmaría. Por eso, desde su perspectiva, el futuro está en la conquista del espacio: "solo cuando nos hayamos esparcido por el espacio y tengamos colonias independientes estaremos realmente a salvo".
Fuente: Infobae.-
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