¿Por qué mantienen a Saavedra?

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Cuestionado por los sectores ambientalistas, envuelto en escándalos de abuso sexual y criticado por los empresarios por no defender eficientemente a la actividad, el Ministro de Minería de la Provincia goza de una protección inexplicable en el Gobierno. La extraña lealtad con el funcionario enigma, que juega en contra del “San Juan Minero”. 





 



POR GRACIELA MARCET

Durmiendo con el enemigo. Así se podría bautizar, a simple vista, la relación que mantiene el Gobierno de San Juan con uno de sus funcionarios más cuestionados e increíblemente más protegidos. Felipe Nelson Saavedra, el hombre ubicado en el cargo de mayor conflictividad, es justamente lo opuesto a lo que debería ser una figura pública que defiende con eficiencia e idoneidad a la actividad que se encuentra bajo su órbita. 

En los tiempos en que la minería atraviesa su momento de mayor desprestigio en la provincia, el ministro no para de meter goles en contra de la gestión que pregona el “desarrollo sostenible” y la “responsabilidad” en la explotación de los recursos metalíferos. En el medio del torbellino de denuncias y acusaciones por el derrame en Veladero, Saavedra se atrevió a decir que no va a Jáchal a dar explicaciones porque el intendente no lo había invitado. ¿En serio? ¿No le llegó la tarjetita? ¿Cómo se explica semejante nivel de burla en una respuesta?  ¿Como una torpeza circunstancial ante los nervios de perder la gallina de los huevos de oro? ¿Como una patinada comprensible de cualquier funcionario? Lamentablemente no. De forma sistemática, Saavedra solo ha generado críticas a su función, que hoy se aleja mucho de “garantizar la aplicación de las políticas mineras en un marco de transparencia y de seguridad jurídica e institucional que asegure la extracción racional de los recursos” o de fiscalizar la actividad minera y ambiental para garantizar “un desarrollo minero, ambiental y socialmente sustentable, sostenible y responsable”, los deberes que juró cumplir y respetar en su mandato.

Dudas, sospechas y cuestionamientos se sintetizan en una pregunta recurrente en los últimos tiempos: ¿por qué deciden mantener a Saavedra en el lugar que el propio gobierno erigió como emblema de su gestión? ¿Cuál es el beneficio de seguir protegiendo a un hombre que desaparece cuando las papas queman, no actúa para prevenir las catástrofes y aparece solo para sumar ruido y controversia en los momentos más críticos? ¿La culpa es solamente de Saavedra? ¿O la responsabilidad principal está en los que le dan de comer?

Un rápido repaso por sus años al frente del Ministerio de Minería no solo muestra que sus “errores” no son algo comprensible ni circunstancial. También deja en claro que lo único sostenible de la gestión minera no es el desarrollo social, sino el nivel de engaños, inoperancia y ocultamiento, que recién hoy empieza a ser advertido a nivel general.
Escándalo 1: el “malentendido” sexual

Tal vez muchos no lo recuerdan o, más probablemente, les gustaría hacer de cuenta que nunca pasó. Pero a pesar de la “operación olvido” de los últimos años, el escándalo existió. En 2012, Don Felipe fue separado de su cargo con una licencia reglamentaria luego de que ser acusado por abuso sexual por una empleada de 26 años, contadora de la oficina de Fiscalización de Minería.

Según la denuncia, el ministro llamó a la mujer a su despacho para revisar unos expedientes y cuando la empleada se iba, él la tomó de la cintura, la arrimó contra su cuerpo y la besó. ¿Qué dijo el funcionario en esa oportunidad? Que solo la había besado en la mejilla y si eso representaba “un malentendido”, pedía disculpas. ¿Cómo se resolvió el tema? De la manera más vergonzosa, con la aceptación del juez de la solicitud de avenimiento de parte de la víctima, unos días antes de que esa figura fuera derogada por configurar un resabio de la legislación machista, que significa un nuevo sometimiento en el marco de la violencia de género.

Aunque la joven nunca se retractó de sus palabras, sí aceptó las disculpas públicas del ministro y optó por esa salida, por el impacto que el escándalo había generado en su vida familiar. El juez decidió sobreseer a Saavedra en base a una justificación meramente técnica, ya que si bien los hechos denunciados ocurrieron el 13 de abril y la figura del avenimiento fue derogada el 21 de marzo de ese año, el instituto estuvo vigente hasta el día 15 de abril de 2012. Salvado por la campana. O por una justicia que obró buscando el subterfugio para reforzar la cadena de violencia hacia la mujer. Así, Saavedra fue reubicado en su cargo y a olvidarse del tema.
Bochorno 2: un área protegida pero no tanto

Otro de los grandes escándalos de Don Felipe fue la catarata de versiones incoherentes que brindó después de que el pueblo jachallero se levantara para protestar por la autorización de la exploración de uranio en un área protegida. Mientras la empresa Latin Uranium trabajaba con total tranquilidad en La Ciénaga, el ministro salió a decir que esta “no es un área de reserva estricta y pueden hacerse actividades bajo ciertas condiciones”, algo totalmente diferente a lo que dice la ley.

Otra de las explicaciones apuntó a que si bien el gobierno había declarado a La Ciénaga como Área Protegida, esta zona ya estaba previamente comprometida para trabajos mineros. ¿Y el sentido de eso? Todavía lo estamos buscando, igual que a la lógica de su siguiente afirmación, que adjudicaba a la empresa la falta de cumplimiento de los requisitos para obtener los permisos, pese a que estos ya habían sido dados. La inoperancia del funcionario llevó a que diversos sectores pidieran su renuncia, algo que inexplicablemente nunca sucedió.


Felipe Saavedra, ministro de Minería de San Juan.
Felipe Saavedra, ministro de Minería de San Juan.
Vergüenza N° 3: ¿dónde hay escombros?

Esta vez no fue una mujer ni un “grupito de revoltosos jachalleros”. La Justicia Federal dio curso a la presentación realizada por la empresa suiza Glencore, que desarrolla el proyecto Pachón en Calingasta, de investigar la contaminación del territorio sanjuanino por parte de la minera Los Pelambres, que trabaja en el lado chileno. Según los informes de Glencore, la empresa trasandina depositó, entre 2004 y 2011, 50 millones de toneladas de escombros en el lado sanjuanino de la Cordillera, que podrían haber dañado las napas.

Cuando Saavedra fue interrogado por haber permitido que la Policía Minera ignore durante 7 años el arrojo de los residuos y el desvío de cursos de agua, alegó livianamente que ellos se encontraban “monitoreando” la zona y que en realidad se trababa de “un problema entre particulares”. No hay drama entonces. No importa si las acciones privadas afectan al medioambiente. Mejor que los inspectores mineros se vayan a su casa o, como sucede hoy, que los controles sean sustentados con fondos de las propias empresas mineras. Transparencia total.
Patinada 4: la polémica con la ONU

Aunque los anteriores escándalos fueron rápidamente apagados por el aparato publicitario, el derrame de cianuro tomó desprevenidos a todos y terminó generando más ruido del esperado por las autoridades. La ola de versiones y desmentidas sigue aumentando de tamaño y parece imparable. En uno de los episodios, Saavedra salió a mostrar con orgullo un supuesto informe de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (Unops), que monitorea los proyectos mineros de la provincia por pedido del gobierno. Según el ministro, la investigación sobre el derrame concluyó en que no se registró contaminación de los ríos tras el derrame del 13 de septiembre.

Saavedra aseguró que los resultados “son en base a las muestras de agua tomadas el 18 de septiembre pasado en el Río Blanco, en las localidades de Angualasto y Malimán, y que fueron comparados con las tomadas en julio de este año”. Sin embargo, el diario La Gaceta Mercantil publicó una entrevista a representantes de UNOPS, que rectificaron los dichos de Saavedra y aseguraron que el organismo “no emitió un informe señalando que el volcamiento de agua con cianuro en la mina Veladero, de Barrick, en San Juan no haya contaminado las aguas”. “La información publicada es incompleta e inexacta, infiriendo una conclusión que no ha sido emitida por UNOPS y PNUMA como organismos responsables del estudio” aseguraron. Ante la consulta de la cooperativa Lavaca, UNOPS respondió que aún no había presentado un informe sino una propuesta de estudio, aún no aprobada por el gobierno.
La última perla: solo con invitación

A casi un mes del derrame en Veladero, Saavedra aún no acude a Jáchal para dar las explicaciones que tanto ansían sus habitantes. El ministro dijo que tenía previsto viajar a Iglesia y cuando le preguntaron por qué no pensaba ir a Jáchal, respondió que el intendente (Barifusa) no se lo había solicitado. “El tema es que haya un manejo político que permita hacer esto (por el viaje)... el intendente de Iglesia se ha contactado” explicó con gran elocuencia el funcionario.

¿Hasta cuándo?

¿Cuántas muestras más de negligencia, desidia y abuso de autoridad tenemos que soportar en un funcionario que ni siquiera está a la altura de la defensa de los intereses económicos que representa la minería, que hoy tanto reclaman los empresarios del rubro? ¿Qué lleva al gobierno a proteger a un ministro indefendible desde lo técnico, lo discursivo y lo moral? ¿Será la famosa “lealtad peronista” la que obliga a Gioja a ser fiel hasta con aquellos que son más conocidos por sus escándalos que por trabajo para el que fueron designados? ¿Qué se esconde detrás de esa extraña lealtad?

Mientras la gestión Gioja llega a su fin, muchos se preguntan qué nombres permanecerán si la gobernación es ganada por Uñac. Y aunque el vicegobernador aseguró que en tal caso “habrá recambio de funcionarios”, nada garantiza la remoción de las personas mantenidas a cualquier costo en el poder durante más de una década.

“El control del Estado en la minería será innegociable” aseguró esta semana el candidato del FPV. ¿Cómo podemos creer que después de una década en la que Barrick actuó como año y señor de la Cordillera, pasaremos mágicamente a tener “fuertes controles” del Estado? Si los gobernantes que durante años mantuvieron y protegieron a figuras como Saavedra en el poder, nos prometen una provincia de paz, florecimiento económico y amor a la naturaleza… ¿podemos apostar a que eso suceda? Lo de Saavedra es solo un ejemplo. Y realmente creo que aunque gran parte de los errores y siniestros generados en la órbita minera son atribuibles a su ineficiencia, la responsabilidad mayor no es de un solo ministro sino de todo un sistema que lo alimenta, en base a intereses que aún no llegamos a conocer.

 
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