El Diablo se comió al Millonario

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Con un tanto del mendocino Lucero, goleó a un rival que siempre supo complicarlo. Tagliafico y Rodríguez hicieron los otros goles.




 





Independiente salió decidido; River no. Y esa fue la diferencia. Porque el Rojo ejerció presión y ejecutó su plan sin titubeos, y cuando el Millo se decidió jugar ya estaba un gol abajo por un cabezazo de Tagliafico. Recién después del 1-0, el equipo de Gallardo salió del encierro. Lo hizo a través del juego de Pisculichi, las ganas de Bertolo.Y fue Piscu el que provocó una buena atajada de Rodríguez

Independiente hizo mejor la tarea. Porque entre Ortiz y Méndez se comieron a Kranvitter, aislado en la lucha del medio. Pero los dos volantes del local no estuvieron solos. Fueron bien acompañados por Trejo y Cebolla Rodríguez, muy superior a Bertolo en el ida y vuelta. River, arriba, muy débil. Saviola casi no entró en juego y Driussi nunca se supo si jugó como volante o como delantero.

Y el que no tuvo dudas fue Benítez, cuando se ubicó a espaldas de Casco y provocó el infantil penal del ex Newell's. En el duelo de arqueros, Rodríguez no falló. En medio de ese desconcierto, Vera tuvo el tercero, y no pudo.
Y si algo le faltaba a ese flojo primer tiempo de River fue la expulsión de Pisculichi, por juego violento ante Ortiz. Todo mal.

Gallardo tomó nota y metió mano. Adentro Sánchez y Mora. Los uruguayos tejieron la primera acción colectiva que terminó con un cabezazo de Mora a las manos de Rodríguez. Independiente respondió con un remate de Vera al travesaño. Cada avance del Rojo dio sensación de gol, mientras que los de River fueron sin claridad. En el final lo cerró Lucero, quien definió entre las piernas de Barovero.

El regreso de Mancuello, luego de 133 días producto de un desgarro, fue otro mimo para el Rojo, que está dulce. Desde que asumió Pellegrino, sumó 30 de 36 puntos y escaló tanto en la tabla de posiciones que sueña con llegar a la Libertadores como así también en la Sudamericana, donde está cuartos de final.

River, la contracara. Extrañó a Alario, pero más su estilo de juego. Ese que por momentos había encontrado en Quito. Independiente se llevó el clásico con autoridad y dejó en claro que va por más. Su juego invita a la ilusión. Y le sobran motivos.

 

Fuente: Más Deporte.-
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