
Será el miércoles 17 frente al Congreso, contra el veto a la ley de financiamiento universitario. La manifestación se replicará en todo el país.
A 30 años del atentado de la AMIA, la historia de una de las 85 víctimas que a los 18 años murió mientras llevaba un pedido del bar en el que trabajaba y sigue sin tener justicia.
Interés GeneralJorge Antúnez, criado por sus abuelos en San Juan, tenía el sueño de completar sus estudios secundarios en Buenos Aires. Antes de partir, prometió a su abuela comprarle un lavarropas con su primer sueldo, compromiso que nunca llegó a cumplir debido al trágico desenlace.
En la capital, Jorge encontró trabajo como mozo en un bar cercano a la AMIA, donde frecuentemente realizaba entregas al edificio que sería el epicentro del horror dos días después del 16 de julio de 1994. Durante una reunión familiar, mencionó su experiencia reciente viendo la película "Máxima Velocidad", destacando su aversión a los ruidos fuertes, preludio involuntario de la tragedia que estaba por venir.
El día del atentado, a las 9:53 de la mañana, la explosión resonó a kilómetros de distancia, dejando a su tío, Gustavo Antúnez, viviendo una pesadilla. Desde su hogar a 25 cuadras del lugar, Gustavo corrió hacia la AMIA solo para encontrarse con un panorama desolador: escombros, cuerpos mutilados y desesperación por todas partes. El bar donde Jorge trabajaba había sido destruido; el dueño informó que Jorge había salido a entregar un pedido momentos antes del estallido.
Durante una semana, la familia de Jorge vivió en la angustia de la incertidumbre, recibiendo llamadas falsas que burlaban su dolor. Finalmente, agentes de inteligencia se acercaron con la noticia devastadora: el cuerpo de Jorge fue encontrado entre los últimos restos recuperados.
Desde entonces, la familia de Jorge Antúnez, como la de las otras 84 víctimas, ha exigido justicia. Sin embargo, pasaron 30 años sin que se determinara la autoría material o intelectual del ataque, dejando a las familias con una dolorosa falta de respuestas y una persistente demanda de rendición de cuentas.
El atentado a la AMIA sigue siendo una herida abierta en la historia argentina, recordando no solo la violencia de ese día, sino también la búsqueda incesante de verdad y justicia para las víctimas y sus familias.
Será el miércoles 17 frente al Congreso, contra el veto a la ley de financiamiento universitario. La manifestación se replicará en todo el país.
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