De nuevo, no

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Los delitos electorales y la represión en Tucumán volvieron a dividir al arco político entre el “montaje mediático” y la lucha por cambiar el sistema electoral. La postura indiferente de San Juan y el castigo de vivir como hijos del rigor. 







POR GRACIELA MARCET. -

 

No de nuevo, pensé esta semana al ver, con tristeza, las imágenes del Tucumanazo tras la vergüenza electoral en la provincia del norte. Otra vez no, pedí en vano al ver nuevamente a los caballos en la calle y las heridas en los cuerpos de los hombres y mujeres que no podían ser otros que agentes infiltrados de la CIA y ejércitos de zombies televisivos comandados por Magnetto.

En serio no, repetí con impotencia al observar la conocida secuencia de defender lo indefendible: primeras horas de silencio para recalcular, segunda fase de acopio y edición de material de contraataque y tercera etapa de lanzamiento de artilleros estables para consolidar el relato redentor. Con el aparato en marcha, todo vuelve a la normalidad: cualquier conflicto social es siempre orquestado por la oposición, las corporaciones mediáticas, la Justicia, Estados Unidos (desde el Tío Sam hasta los Backstreet Boys), las señoras rubias con caniche toy, los compra-dólares compulsivos, los buitres del mundo, los gorilas y monos tití en expansión, las lluvias organizadas para desestabilizar, los jóvenes muertos para hacer caer al gobierno, los “vagos de miércoles” resentidos con la franciscana pareja Alperovich-Rojkés, los golpistas Qom que acampan para viajar a Miami, los futbolistas famosos que estudian libretos enteros para parecer más europeizados y las temibles “grandes empresas”, las mismas a las que fuera de cámara se atiende con alfombra roja y se les brinda hasta la misma pala para llevarse el producto de los recursos naturales. Una lista en la que no podemos dejar de lado a los “malvados que estuvieron con Menem”, aunque todos se hayan colgado de las patillas del riojano que promovió a Scioli, esa suerte de Moisés desvirtuado, que cruza las aguas del peronismo para abrirse paso entre privatizadores y estatistas, consumidores de Coca y de Manaos, seguidores de Tinelli y hippies con OSDE, que una vez más vuelven a hacer malabarismos para unificar la mezcla y sacar rédito del adormecedor discurso gris del candidato K.

Pero mis deseos y los de muchos otros argentinos volvieron a frustrarse esta semana, cuando las escenas más tristes volvieron a aparecer. La violencia, las prácticas antidemocráticas y los manejos clientelares se hicieron más evidentes que nunca y la respuesta al reclamo fue una patética represión policial. 

¿Por qué otra vez? ¿Por qué no dejar a los manifestantes mostrar su repudio a la impunidad de los delitos contra el acto más importante de la vida en democracia? ¿Por qué no escuchar qué tenían para decir antes de recitar mecánicamente que son golpistas teledirigidos por TN? ¿Por qué no oír que no todos protestaban contra el FPV sino también contra los opositores que participaron en la quema de urnas, robo de boletas y todo tipo de maniobras fraudulentas? ¿Por qué acusar de golpistas a los que hacen uso de la forma más vieja, válida y universal de expresión política como es la manifestación popular? ¿Por qué en el 2001 quienes reclamaron con cacerolas no fueron etiquetados como “derecha golpista” sino como “el pueblo” enojado por los saqueos y la pobreza? ¿Será que la protesta es solo válida cuando es contra gobiernos no justicialistas?

¿Con qué cara pueden amenazar con el fantasma del inminente regreso a los años de plomo, mientras ponen el grito en el cielo si alguien habla de una “dictadura” en democracia? ¿Por qué se apela a las mismas armas que resultan despreciables en el adversario? ¿Por qué en vez de seguir sumando miembros al grupo conspirativo más grande del mundo, no pensar que existe algo que arreglar en el sistema electoral? ¿Por qué en San Juan el gobierno optó por ignorar los reclamos y asegurar que todo se debió a los “nervios” que produce el triunfo del FPV, como dijo Daniel Tomas?


La represión frente a la Casa de Gobierno de Tucumán dejo un saldo de 20 heridos con balas de goma.
La represión frente a la Casa de Gobierno de Tucumán dejó un saldo de 20 heridos con balas de goma.

No cuento el voto, siempre es de más 

Hijos del rigor, los argentinos tuvimos que llegar una vez más a hechos lamentables para pensar en la necesidad de un cambio. Los delitos electorales en Tucumán llevaron a los principales líderes opositores a unirse para manifestar la urgencia de la modificación en el régimen electoral. Y a pesar del rechazo que este pedido generó en el oficialismo, son cada vez más los partidos, ONGs y ciudadanos que piden la implementación de la Boleta Única Electrónica, como camino para eliminar las actuales listas sábanas, que favorecen a candidatos desconocidos, generan grandes gastos de impresión y abren el camino al robo de boletas.

¿Es factible aplicar el voto electrónico que ya fue usado en Salta y la Ciudad de Buenos Aires? El gobierno y la empresa proveedora del sistema utilizado en estos distritos aseguraron que ya no hay tiempo. El presidente del grupo MSA, Sergio Angelini, afirmó que “no hay ninguna posibilidad” de poner en octubre este modelo debido a que no se podría capacitar a 200 mil personas a cargo del control y la gestión de la votación, como tampoco a la población en general.

Ante este panorama, otro sistema es promovido como la opción para las próximas elecciones: la Boleta Única Complementaria, propuesta por la Red Ser Fiscal. Según esta ONG, que lucha por la transparencia electoral organización, la herramienta no constituye una modificación sino “una ampliación y complementación del sistema ya existente”, que ya es aplicada en las cárceles nacionales, en los consulados donde los argentinos votan desde el exterior, en Córdoba y en Santa Fe. Se trata de una boleta impresa que incluye a todos los candidatos, que estaría en manos del presidente de mesa y podría ser solicitada en caso de falta de boletas. Los representantes de la ONG llevaron su propuesta a la Cámara Nacional Electoral y al Poder Ejecutivo. La Boleta Única Complementaria fue aceptada como opción por las fuerzas Cambiemos, UNA y Progresistas pero fue rechazada por el sciolismo y aún no obtiene respuestas de los equipos de Del Caño y Rodríguez Saá.

Después del Tucumanazo

La mayoría de los argentinos no somos expertos en sistemas de voto. Sin embargo, somos cada vez más los que sabemos que no podemos seguir permitiendo las prácticas abusivas de los sistemas feudales. Y somos muchos los que sabemos que no todo lo que pasa en la Argentina es producto de una conspiración de los medios, que seguramente volverán a estrechar lazos con los gobernantes cuando el viento –o la pauta- sople a su favor.

Como dijo la tucumana que le respondió a Víctor Hugo Morales, en el medio estamos los ciudadanos. Los que nos cansamos de tener que aprender a través del dolor. No necesitamos más inundados para advertir que hace falta más inversión en obras hídricas y en planificación urbana. No nos hace falta que Tévez vuelva a aparecer en la TV para saber que la riqueza está mal distribuida. No queremos que sigan hablando del respeto a los pueblos originarios mientras se ignora y violenta a las comunidades que, literalmente, no tienen voz ni voto. No nos interesa cuántas urnas fueron quemadas por los punteros del FPV y cuántas por los opositores. Queremos que se hagan cargo de lo que pasó, de lo que falta y de lo que no vamos a permitir en este gobierno o en el que sea. Violencia, represión y estafas, de nuevo no.
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