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Sorprendente y real: La posición médica ante la muerte digna
San Juan
Flores
Pablo Flores, Secretario Adjunto del Sindicato Médico de San Juan, también opinó respecto del fallo de la Corte sobre la “muerte digna” de Marcelo Diez y fue lo suficientemente objetivo. “Voy a dar un ejemplo y que la comunidad lo juzgue”, dijo. ¿Qué opinó el médico?
“La interpretación de muerte digna o derecho del enfermo tiene que tener 3 enfoques: el jurídico, el médico o religioso. Desde que el hombre no puede definir cuando está muerto, se genera un vacío conceptual que es tremendamente difícil. Si para un donante cadavérico la muerte cerebral significa la muerte y puede donar, para algunos la muerte es la cerebral. Está vivo porque su corazón está funcionando, sus riñones, pulmones. Podría ser materia de donación. Pero está muerto su cerebro. Es muy difícil. En este caso, viene con lo religioso. Lo religioso dice que el nacimiento y la muerte dependen de Dios. Y uno, desde los médicos. Le voy a decir con un ejemplo y que la comunidad juzgue”.
De esta manera, Flores predispuso su discurso a contar a la comunidad una situación que viven los médicos, cruda pero real, y que se traslada a toda la sociedad.
“Me llega a la guardia un paciente con un trauma severo de cráneo, ACV o hemorragia cerebral porque se rompió una arteria por hipertensión, a veces son personas de 40 años, con signos de que se morirá si no lo asistimos, no tenemos tiempo de hacer una tomografía. Lo primero que hacemos es meter un tubo en la vía aérea para oxígeno. Empezamos a sostener su cuerpo porque el cerebro empieza a no sostenerlo”.
“Cuando el informe de tomografía dice que hay una gran inundación cerebral nos miramos con los médicos y nos preguntamos si es lo correcto haberlo entubado o esperar unos minutos más y que esa persona tuviera una muerte total. Porque el cerebro queda desconectado pero los demás órganos tienen que ser asistidos mecánicamente”, manifestó.
De esta manera, el paciente sigue internado, genera gastos al Estado, a su familia, y complicaciones que se mantendrán en el tiempo.
“Cuando a una familia le toca llevarse a la casa a un familiar porque el Estado no tiene lugar, necesitan cada dos horas ser movidos, limpiársele los mocos, 7 días con el tubo y luego traqueotomía, saber cómo se higieniza, usar las sondas para los sueros. Cuando a una familia le toca llevarse un paciente a la casa es de alto costo. Rara la vez la obra social da internación domiciliaria para paliar esto. Parece muy duro”, expresó Flores, sin pelos en la lengua, y prosiguió con su explicación médica.
El médico explicó que los órganos como pulmones, corazón, intestinos, y demás, no dependen de la voluntad del hombre, claro está. Por más daño que tenga el cerebro pueden seguir funcionando de forma asistida.
“Pero lo que yo tengo que certificar, es que su daño cerebral era irreversible. Lo que hay que tener seguro es que su cerebro no puede funcionar. Y hay que tener sobradas pruebas de que sea así. Entre muerte digna y eutanasia hay una pequeña pared. Si ese cerebro no va a funcionar y sabemos que tiene destrucción masiva, sabemos que lo demás responde por asistencia. Pero su cerebro no volverá a conectarse con el mundo de la comunicación, reflejos, etc. Pero tenemos que estar seguros”, indicó.
De esta manera, el Secretario Adjunto del Sindicato Médico dio crédito a la decisión de la Corte dado que había pruebas, supuestamente, de que su cerebro no iba a restablecerse. De todos modos, resaltó que la decisión “no es del médico”.
“Hablamos con la familia, conocemos que el enfermo antes de haberse enfermado debe haber expresado el deseo de no ser asistido. Como no sabemos, la familia tiene que decidir. Y ahí el médico tiene que ser honesto, y decir que el paciente es irreversible, o no. Y quién decide es la familia, porque el paciente es imposible. Ningún médico puede decir hoy si en 10 o 15 años pueda arrancar”, manifestó.
Por último, Pablo Flores terminó de cerrar su idea y aseguró que “la familia decide”. “Si no arranca se lo tiene que llevar a su casa. Cuando ves que todos los sistemas asistenciales no están presentes, o que su bolsillo no da para pagar enfermeras, oxígeno permanente, comida especial, no hay quien sostenga esta situación, la estructura de este país no tiene lo necesario para sostener esto”, concluyó.
“La interpretación de muerte digna o derecho del enfermo tiene que tener 3 enfoques: el jurídico, el médico o religioso. Desde que el hombre no puede definir cuando está muerto, se genera un vacío conceptual que es tremendamente difícil. Si para un donante cadavérico la muerte cerebral significa la muerte y puede donar, para algunos la muerte es la cerebral. Está vivo porque su corazón está funcionando, sus riñones, pulmones. Podría ser materia de donación. Pero está muerto su cerebro. Es muy difícil. En este caso, viene con lo religioso. Lo religioso dice que el nacimiento y la muerte dependen de Dios. Y uno, desde los médicos. Le voy a decir con un ejemplo y que la comunidad juzgue”.
De esta manera, Flores predispuso su discurso a contar a la comunidad una situación que viven los médicos, cruda pero real, y que se traslada a toda la sociedad.
“Me llega a la guardia un paciente con un trauma severo de cráneo, ACV o hemorragia cerebral porque se rompió una arteria por hipertensión, a veces son personas de 40 años, con signos de que se morirá si no lo asistimos, no tenemos tiempo de hacer una tomografía. Lo primero que hacemos es meter un tubo en la vía aérea para oxígeno. Empezamos a sostener su cuerpo porque el cerebro empieza a no sostenerlo”.
“Cuando el informe de tomografía dice que hay una gran inundación cerebral nos miramos con los médicos y nos preguntamos si es lo correcto haberlo entubado o esperar unos minutos más y que esa persona tuviera una muerte total. Porque el cerebro queda desconectado pero los demás órganos tienen que ser asistidos mecánicamente”, manifestó.
De esta manera, el paciente sigue internado, genera gastos al Estado, a su familia, y complicaciones que se mantendrán en el tiempo.
“Cuando a una familia le toca llevarse a la casa a un familiar porque el Estado no tiene lugar, necesitan cada dos horas ser movidos, limpiársele los mocos, 7 días con el tubo y luego traqueotomía, saber cómo se higieniza, usar las sondas para los sueros. Cuando a una familia le toca llevarse un paciente a la casa es de alto costo. Rara la vez la obra social da internación domiciliaria para paliar esto. Parece muy duro”, expresó Flores, sin pelos en la lengua, y prosiguió con su explicación médica.
El médico explicó que los órganos como pulmones, corazón, intestinos, y demás, no dependen de la voluntad del hombre, claro está. Por más daño que tenga el cerebro pueden seguir funcionando de forma asistida.
"Tengo que certificar que su daño cerebral sea irreversible. Entre muerte digna y eutanasia hay una pequeña pared".
“Pero lo que yo tengo que certificar, es que su daño cerebral era irreversible. Lo que hay que tener seguro es que su cerebro no puede funcionar. Y hay que tener sobradas pruebas de que sea así. Entre muerte digna y eutanasia hay una pequeña pared. Si ese cerebro no va a funcionar y sabemos que tiene destrucción masiva, sabemos que lo demás responde por asistencia. Pero su cerebro no volverá a conectarse con el mundo de la comunicación, reflejos, etc. Pero tenemos que estar seguros”, indicó.
De esta manera, el Secretario Adjunto del Sindicato Médico dio crédito a la decisión de la Corte dado que había pruebas, supuestamente, de que su cerebro no iba a restablecerse. De todos modos, resaltó que la decisión “no es del médico”.
“Hablamos con la familia, conocemos que el enfermo antes de haberse enfermado debe haber expresado el deseo de no ser asistido. Como no sabemos, la familia tiene que decidir. Y ahí el médico tiene que ser honesto, y decir que el paciente es irreversible, o no. Y quién decide es la familia, porque el paciente es imposible. Ningún médico puede decir hoy si en 10 o 15 años pueda arrancar”, manifestó.
Por último, Pablo Flores terminó de cerrar su idea y aseguró que “la familia decide”. “Si no arranca se lo tiene que llevar a su casa. Cuando ves que todos los sistemas asistenciales no están presentes, o que su bolsillo no da para pagar enfermeras, oxígeno permanente, comida especial, no hay quien sostenga esta situación, la estructura de este país no tiene lo necesario para sostener esto”, concluyó.
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