No todo es vino: San Juan también fue pionera en la producción de cerveza nacional

San Juan
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Durante casi 70 años San Juan se transformó en centro cervecero de importancia. Esto vino de la mano de inmigrantes que llegaron de Europa a la provincia, trayendo consigo el arte cervecero, y apostaron por un producto que era casi desconocido, haciendo tal vez de una simple bebida todo un polo industrial en San Juan.






En la Argentina, hasta hace no mucho tiempo, la cerveza era prácticamente un commodity, un producto sin prestigio que venía en una botella de color ámbar y sólo se podía elegir entre dos o tres marcas. Pero recientemente, el mercado se sofisticó y hoy hay cientos de marcas y tipos de cerveza artesanal, que de tantas que son, marean hasta el consumidor más informado.

La cerveza es una bebida que tiene gran tradición en el país. Si bien, desde su fundación, privilegió el vino gracias a la herencia ítalo- ibérico, también supo hacerle lugar la bebida espumosa. En los albores de la República, la cerveza se importaba por mar en toneles y era un producto para consumo exclusivo de las poblaciones sajona y germana, y no era accesible como ahora.

Sin embargo, esta bebida con el correr de los años se popularizó, y este auge por la cerveza y las cervecerías no solo se dio en los grandes conglomerados urbanos, sino también llegó al interior, precisamente a la provincia de San Juan. En esa época la elaboración de esta bebida trajo aparejado un mercado en apogeo para la producción local. Esto no fue solamente beneficioso por los puestos de trabajo, sino también por la siembra de la cebada cervecera en la provincia y por gran demanda debido a la calidad reconocida en todo el país.

Así, durante casi 70 años San Juan se transformó en centro cervecero importante. Para hablar de la importancia de esta industria en la provincia, hay que remontarse a los primeros antecedentes que eclosionaron a la provincia como uno de los distritos cerveceros del país.

En 1878 con la llegada Eduardo y Arnoldo Rosenthal a la provincia invitados por Tomás González, un comerciante español. Ellos eran procedentes de Alemania y expertos en la elaboración de cerveza, y fueron los que precisamente traen este mercado a San Juan, y la historia los señala como los fundadores de la producción cervecera local.

Sucedió que Tomás González decidió transferir su fondo de comercio cervecero, una actividad que le era desconocida, a los Rosenthal. Ellos fundan la antigua “Cervecería Alemana”, ubicada en ese entonces en un amplio solar de 25 de Mayo y Jujuy, y transforman a esta incipiente y precaria actividad en una verdadera industria sanjuanina.

Su producto rápidamente adquiere renombre en San Juan, Mendoza, Córdoba y Buenos Aires. Al legado de los Rosenthal se le debe de reconocer también la introducción a la provincia de ideas claras sobras la cebada malteada, la creación de un régimen especial de secado y un sistema de cañerías adaptado a los complicados trabajos exigidos por la manufactura cervecera.

El éxito de los hermanos Rosenthal se debió a que no dejaron nada librad a la improvisación. Sin embargo, sobre la década de 1910 regresan a su país natal y deciden vender la empresa a José Estrada, Manuel Gutiérrez y Guillermo Yornet. Luego Gutiérrez vende su parte y se conforma la "Cervecería San Juan Sociedad Anónima Limitada”.

Este traspaso de dueños de la empresa, lejos de desmejorar el producto, lo impulsa aún más y saca dos marcas: "San Juan" y "Marbic". Esto viene de la mano de una excelente dirección del técnico cervecero-maltero  Francisco Snarky, de origen austríaco.

En la fabricación se empleaba cebada cervecera sanjuanina trayendo el lúpulo de Alemania, Estados Unidos, Austria y Río Negro, precisamente de El Bolsón, donde se produce de excelente calidad. Sin embargo, el lúpulo empezó a plantarse con éxito, en Calingasta, Iglesia y Pocito, por lo que pasó a ser prácticamente la cerveza un producto con toda la cadena de valor local.

La malta y la cerveza fueron galardonadas en exposiciones industriales realizadas en San Juan, Mendoza, Córdoba, Buenos Aires, Río de Janeiro y Estados Unidos. A su vez, ya entrada la década del ’20, la cerveza trajo consigo otro estilo de vida a la provincia con loschops, bien "tiré", los primeros panchos y las salchichas vienesas con mostaza, que los hermanos Hirchs, de origen alemán, expedían en conocidos locales que instalaron sucesivamente por el microcentro.

Infortunadamente la cervecería sufrió influencias negativas de orden económico y político que provocaron su liquidación en 1976.

Otros pioneros: Los Storni y Sarich 

En la década de 1890 los hermanos Pablo y Alfonso Storni, de origen suizo, establecieron una cervecería en la avenida 25 de mayo y Mendoza, para fabricar cerveza a la usanza de Suiza. Es decir, con ligeras variantes respecto de la alemana.

Ellos explotaron el negocio hasta la Primera Guerra Mundial. Posteriormente, los Storni vendieron la fábrica a Juan Sarich quien había llegado al país en 1894 desde su lejana Yugoslavia, donde aprendió el oficio de cervecero.

Sarich primero fue empleado en la cervecería de los Storni y gracias al ahorro que realizó logró montar su primer negocio. Esta fue una fábrica de licores y bebidas gaseosas, acreditaron la marca Bombo. Después compró la cervecería a sus antiguos patrones, utilizando con éxito, la cebada cervecera sanjuanina.

Este nuevo empresario en el rubro cervecero demostró que la malta podía competir con la famosa malta Chevalier. Sarich explotó su fábrica en pequeña escala, prácticamente vivieron absorbidos por la Cervecería San Juan Sociedad Anónima Limitada.




Cerveza artesanal, una bebida con impronta  

La historia de la cerveza artesanal en el país se remonta a principios de la década del '90 en la Patagonia, con la fundación de dos. Continuó con un punto de inflexión con el correr de los años y tuvo un gran auge en 2015, tiempos en los que el sector llegó a crecer al 30% anual.

Hoy, ese auge queda reflejado en la gran cantidad de eventos centrados en la cerveza artesanal que se celebran a lo largo y ancho de todo el país, y su popularización se debe, en buena medida, a la innovación y la originalidad normalmente abundante en el terreno de la artesanía cervecera.

En este sentido, en la provincia de San Juan particularmente, este crecimiento derivó en que se trabajara para comercializar a esta bebida con otra experiencia con la creación de la Ruta de la Cerveza Artesanal, que reúne fábricas del Valle de Tulum. Estas abren sus puertas para mostrar el proceso de elaboración, la tradición y cultura cervecera local.

Así, la combinación de aromas y sabores con ingredientes especiales incluidos en algunas recetas identifica cada marca de cerveza artesanal, siendo el complemento perfecto a la hora de realizar degustaciones y maridajes con gastronomía local.
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