Grecia, el primer país desarrollado en default

Internacionales
Las frenéticas negociaciones de última hora no lograron evitar que Grecia entrara en default ayer a medianoche. Pero, en un gesto desesperado para no salir de la zona euro, el gobierno del primer ministro Alexis Tsipras dijo que "está dispuesto a suspender el referéndum" convocado para el próximo domingo a cambio de un nuevo plan de ayuda de 29.000 millones de euros.








El default, que ocupa las primeras páginas de los diarios y amplios espacios en los noticieros de televisión, constituye un acontecimiento sin precedente porque se trata de la primera vez que un país desarrollado deja de cumplir sus compromisos con el FMI. También es el primer país europeo en default desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Poco antes de la hora límite para pagar los 1600 millones de euros adeudados al Fondo Monetario Internacional (FMI), el ministro holandés Jeroem Djisselbloem, presidente del Eurogrupo, afirmó que era "demasiado tarde" para hallar una solución, debido a la "intransigencia del gobierno" antiausteridad que gobierna Grecia desde enero pasado.

Djisselbloem dijo que los ministros de Finanzas de la zona euro mantendrán una conferencia telefónica esta mañana para analizar la situación. El principal tema de la agenda será la actitud por adoptar frente al pedido de un nuevo plan de ayuda, formulado por Tsipras después de una rueda de conversaciones telefónicas que mantuvo con el presidente del Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, y varios líderes políticos de la región.
Es el primer país europeo en default desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

La solicitud de Tsipras incluye una demanda de reestructurar la totalidad de la deuda actual, que sobrepasa los 300.000 millones de euros con sus acreedores institucionales, más otros 60.000 millones en títulos de deuda, cifra que en total representa el 171% del PBI. También requiere extender el calendario de vencimientos que asfixia a la economía griega.

En sus alambicadas declaraciones, Djisselbloem dio a entender que en la teleconferencia de hoy el Eurogrupo sólo considerará el pedido de Tsipras si el gobierno suspende el referéndum o apoya el voto a favor del "sí", es decir, del programa de reformas ofrecido por la troika de acreedores institucionales que integran la CE, el FMI y el Banco Central Europeo (BCE).

"Es un chantaje", estimó Euclid Tsakalotos, viceprimer ministro griego. Tsipras había anunciado el lunes que militará por el "no". Una eventual victoria en la consulta del domingo podría precipitar el Grexit, es decir, la salida de Grecia de la zona euro. Pero todo el Eurogrupo, lanzado abiertamente a favor de la campaña del "sí", procura movilizar a los sectores de la opinión pública que prefieren continuar con la política de austeridad impuesta en 2010 con tal de mantener a Grecia dentro de Europa.
Después de la multitudinaria concentración de los partidarios del "no" el lunes, ayer fueron los sectores favorables al "sí" los que manifestaron en la plaza Syntagma.

La entrada en default de Grecia también extinguió la vigencia del plan de rescate de 2010, que le permitía aspirar a recibir una línea pendiente de créditos por 7200 millones de euros, indispensables para hacer frente a los vencimientos inminentes. Incapaz de reunir los 1600 millones de dólares que debía pagar antes de medianoche al FMI, Grecia tampoco tiene recursos para abordar los vencimientos del 20 de julio (3490 millones al BCE, 415 millones al FMI y 900 millones de intereses) y el 20 de agosto (3190 millones al BCE y 500 millones al BCE).

A nivel europeo el impacto es acaso más grave, porque se trata del primer default de un país de la zona euro desde su creación, hace 13 años. Ese acontecimiento constituye una verdadera hecatombe, en todo caso desde el punto de vista psicológico, pues pone en juego la credibilidad de la moneda común creada en 1999 y que entró en circulación en 2002.


Grecia


A pesar de la gravedad de la situación, los griegos mantienen una actitud estoica y escéptica, aunque nadie sabe cómo evolucionará la situación después del referéndum. Sin el oxígeno que le acordaba el BCE ni posibilidades de recurrir al mercado internacional de capitales para refinanciarse, el país puede sumergirse en la asfixia financiera y -eventualmente- en la bancarrota.
Desde que comenzó la incertidumbre política, en noviembre de 2014, el sistema financiero sufrió una hemorragia de 47.000 millones euros, según Goldman Sachs.

En este nuevo contexto de extrema incertidumbre se trata de saber si el resultado del referéndum agravará la hemorragia o si permitirá aplicar un nuevo tratamiento capaz de permitir una recuperación lenta, pero sostenible.

 

Fuente: La Nación.-
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